¿Qué energía de veras nos sale más cara?
Las primas a las tecnologías limpias centran el debate, pero hay que ver las importaciones y emisiones de CO2 que ahorran
¿Pueden permitirse en un país que apenas sale de su peor recesión energías muy caras incentivadas con elevadas primas (26.900 millones de euros entre 2005 y 2012), y que como mínimo influyen en el engorde del déficit de tarifa? La respuesta que viene a la cabeza (a la del Gobierno, seguro) es un no rotundo. Las cinco grandes eléctricas, agrupadas en UNESA, que reivindican la potencia renovable que ellas mismas tienen instalada en España, martillean que “no están en contra de las tecnologías renovables, sino de la ineficiencia”, y que por eso se han centrado en “las más maduras y eficientes, como la eólica”, explica la patronal eléctrica.
El mensaje que llevan años lanzando es este: las energías limpias están muy bien, pero los ciudadanos deben saber lo caras que nos cuestan. La nuclear es, de todas las fuentes energéticas, la más barata. El coste del megavatio/hora nuclear puede ser de 35 euros, frente a los 60 para el ciclo combinado (genera electricidad quemando gas), sube a 80 euros en el caso de la eólica y se dispara a 400 euros para la fotovoltaica.
Pero la industria verde pide que la pregunta del inicio se amplíe y se complete con otras para tener la foto real de la situación. Un país que apenas sale de su peor recesión, ¿puede permitirse un déficit en la balanza energética (diferencia entre lo que pagamos por lo que traemos de fuera y lo que ingresamos por lo que vendemos fuera) de 45.000 millones de euros en importaciones de petróleo y gas? En los últimos años, el saldo, siempre negativo, ha oscilado entre los 32.000 millones de 2006 y los 45.500 millones de 2012. La opinión sobre el asunto del comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, es sugerente: “Invertir en renovables es más barato que comprar gas a Argelia”.
MENOS BARRERAS DE ENTRADA
El Plan de Energías Renovables (PER) 2011-2020 prevé una apuesta por las energías limpias con una factura total de 24.784 millones, pero junto a esa factura estima unos ahorros de 25.500 millones derivados de la menor importación de combustibles fósiles. El plan suma los menores costes al evitarse emisiones de CO2 (ahorro: 3.567 millones).
Además, estimaba en 302.800 empleos directos e indirectos los que generaría el sector, y en 33.607 millones el valor de la exportación de tecnología y contribución a creación de riqueza en la economía.
¿Por qué renunciar a estas ventajas? La Fundación Renovables apunta a la voluntad de mantener “el establishment energético”. Los motivos esgrimidos por el Gobierno son un pez que se muerde la cola. La situación económica y financiera del país a corto y medio plazo y el problema del déficit de tarifa son sus dos condicionates reconocidos. Allí donde discrepan el Gobierno (más eléctricas) y las renovables es en la supuesta identificación casi total del déficit de tarifa y las primas que han estado cobrando las renovables. Los productores de estas (APPA) subrayan que el déficit ha estado siendo superior a las primas, de modo que no se las puede culpar, y recientemente cuantificó en 8.000 millones la cuantía en que el déficit superó a los incentivos a renovables entre 2000 y 2008. UNESA considera “incorrecto” este dato y pide que se tengan en cuenta los últimos años. En 2010, ambas cifras fueron parecidas. En 2011, las primas superaron al déficit, y en 2012, también (6.600 millones de los 8.518 millones de ayudas destinados al llamado régimen especial que las engloba), frente a 5.609 millones de déficit de tarifa. El regulador, en un último intento de voz propia tras ser engullido en la nueva Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), ha metido el dedo en el ojo al Gobierno con la reforma y atribuye a las primas parte del déficit (que entre enero y agosto de este año ya suma 4.519,6 millones de euros, aunque no tocaría en teoría). “Sin las renovables, el déficit sería sin duda mayor, de unos 34.000 millones, por el abaratamiento que supone del precio de la electricidad”, señala Ladislao Martínez, de la Fundación Renovables.
¿Significa eso que el desarrollo de las renovables se haya hecho correctamente? Sin barreras de entrada, las posibilidades de entrada en el sector llamaron a muchos inversores, interesados por desarrollarse en el sector y especuladores. Tampoco el Ejecutivo hizo todo su trabajo de control. En 2010 estaba previsto que hubiera 400 mW de energía fotovoltaica instalada y, según la REE, el año acabó con 3.656 mW. El avance de la eólica ha sido espectacular (hasta 22.680 mW, indica la REE), pero progresivo. “La eólica era la única tecnología que se había desarrollado, y hasta 2007 no asistimos a euforias”, reflexiona Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), marcando cierta distancia con el desarrollo de las fotovoltaicas, que vivieron un boom a partir del 2008. “El remedio ha sido tratar una apendicitis con quimioterapia por todo el cuerpo”, se queja.
De todos modos, no puede echarse las culpas a las renovables del exceso de capacidad sangrante de que adolece el sistema eléctrico español. Desde 2000 hasta 2013, igual que se ha producido un salto brutal en la capacidad instalada de las energías de régimen especial, nada tiene que envidiarles la progresión seguida por las centrales de ciclo combinado. En 2002 había 2.737 mW. En 2013, 25.289, frente a los 22.689 de la eólica y los 4.431 de la fotovoltaica. A ello ha contribuido el llamativo abaratamiento de las tecnologías de las renovables, y particularmente en el caso de la fotovoltaica. El precio de las placas ha caído en poco tiempo de cuatro millones a 400.000 por vatio y se prevé que caiga a 350.000 en 2017. Los ingenieros industriales consideran que este abaratamiento era previsible.
TECNOLOGÍAS
Energías con distintas caras
BIOMASA
En este caso, como fuente de energía se usan materias orgánicas
MARINA
La fuerza de las olas y las corrientes de los océanos tiene gran potencial
LA OTRA CARA