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“Somos industria, no un producto financiero” // Jaume Margarit

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Noviembre 2013 / 8

ENTREVISTA

JAUME MARGARIT 

Director general de la asociación de productores de Energías Renovables (APPA) 

FOTO: ANDREA BOSCH

Uno descubre pronto que meter en el mismo saco biomasa, eólica, fotovoltaica o minihidráulica es como mezclar calabacines con berenjenas, ajos y hasta pimientos. Aun así, su condición de energías limpias permite dibujar un contorno común, un espacio compartido que la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) gestiona desde hace veinticinco años. La pilota como director general Jaume Margarit, ex responsable del ramo en el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) . Cree en una campaña orquestada para “pararlas”.

La Agencia Internacional de la Energía dice que la energía eólica y la fotovoltaica están listas para competir sin primas.

Sí, pero depende de dónde, de la radiación, de lo lejos que tengas la demanda. En el Sahara hay una radiación descomunal, que podría dar energía a todo el mundo. Pero se requerirían unas infraestructuras tremendas para hacerlo.

En España, por ejemplo...

En Canarias hace años que son competitivas. El coste de generación eléctrica convencional es de 180 euros por mW/h, cuando un parque eólico recibe una retribución de 80 euros por mW/h. En cuanto a la fotovoltaica, la competitividad llegará pronto. Probablemente una gran planta no es viable aún con 50 euros por mW/h, pero si no lo es hoy, no le debe de faltar mucho.

Sin embargo, la supresión retroactiva de primas ha sido un terremoto para el sector.

Hay tecnologías que aún necesitan apoyo para nuevas instalaciones, pero el apoyo a las instalaciones existentes debe continuar. Cuando se habla de primas, se piensa en una subvención. Con ellas se trataba de reconocer unos beneficios que las energías limpias generan, frente a otras convencionales que tenían impactos para la sociedad y el medio ambiente que no se contabilizan. Por eso se se decidió fomentar la inversión privada en este tipo de energías. La gente desconoce las dificultades de construir y gestionar un proyecto de renovables. Las primas fueron al principio porque los costes eran muy elevados y no se conocía el rendimiento de las tecnolgías. Se ha pintado como si fuera abrir el grifo y salir dinero, una actividad sin riesgo. Somos una actividad industrial, no un mero producto financiero. Las renovables se tienen que impulsar porque son buenas para la sociedad, el medio ambiente, la menor dependencia energética, y porque abaratan el coste de la energía en el mercado eléctrico.

¿En cuánto? Las eléctricas no lo ven tan claro.

Hasta hace poco, en el sector eléctrico no se aceptaba, pero ahora lo han acabado reconociendo, y el Gobierno igual. En el mercado eléctrico, donde casan oferta y demanda, sin las renovables aquél se cerraría en torno a 70 euros por MW/h, cuando suele estar a 50. Las renovables han supuesto un ahorro de 20 euros; esto supone un ahorro anual medio de 4.000 millones de euros en el precio del mercado.

Según ustedes ¿sus efectos de abaratamiento han sido superiores a las ayudas o primas percibidas?

Esto es una lucha de David contra Goliat. Durante mucho tiempo se quiso confundir o identificar primas y déficit tarifario (diferencia entre los costes de producción reconocidos a las eléctricas y lo que pagamos por la electricidad). Pero aunque las primas han sido un coste del sistema, no pueden igualarse al déficit. Sin renovables, el déficit de tarifa habría alcanzado los 34.000 millones. De hecho, han ayudado a reducirlo al abaratar el precio de la energía (en lugar de 27.000). España ha tirado por la borda treinta años de esfuerzos en renovables, y no ha calculado el impacto de lo que ha hecho.

¿No se controló la fiebre por invertir? ¿De quién es culpa el exceso de capacidad?

Sí se ha invertido mucho en generación eléctrica: la potencia instalada es muy superior a la demanda máxima. Las eléctricas acusan de ello a las renovables. Pero miremos los ciclos combinados. En diez años se han instalado 27.000 mW, un incremento superior al de todas las renovables juntas. La fotovoltaica evolucionó más rápidamente de lo previsto pero no tenía por qué desequilibrar el sistema. Se acusa a los inversores de robar. Mucha gente arriesgó dinero confiando en un marco regulatorio y, como todo inversor, intentó sacar el máximo rendimiento a su dinero. No es denunciable. Estamos como estamos por el marco regulatorio y el uso que se ha hecho de él. Pero se ha querido buscar una cabeza de turco, las renovables, y se ha criminalizado a quien ha invertido en ellas para mantener un sistema eléctrico que no funciona, pero sí mantiene el estatus de oligopolio.