Temporalidad, tiempo parcial y fraude
La crisis ha traído consigo más precariedad, un empleo temporal y parcial, una bajada en los salarios y un aumento de los abusos empresariales con los trabajadores.
Coincidiendo con la última temporada de compras navideñas, Àlex Suriñach, de 29 años, por fin había conseguido un trabajo. Estaba contento. Iba a ser vendedor en la tienda de Electrodomésticos Miró de Les Glòries de Barcelona…
… Eso sí, solo por un tiempo… y también, con un contrato de 20 horas a la semana, que en realidad eran más. En la entrevista ya le habían advertido: “Aunque el papel diga 20 horas serán unas 36. Si no aceptas, no entras”. Y, en verdad, contabilizadas por él, llegó a hacer 39 horas en una semana.
El contrato dejaba claro que era de prácticas, aunque luego Àlex supo que ese tipo de contrato en su caso era ilegal. Incluido el finiquito, que tuvo que firmar en el mismo momento de formalizar el contrato, le pagaban 420 euros al mes.
“Lo acepté porque no tenía otra cosa, pero ya desde el principio me dio muy mala espina”, cuenta Àlex, que terminó por interponer una demanda para que al menos le pagasen lo que le correspondía: más que prácticas.
Esta revista intentó comunicarse por correo electrónico y teléfono con la dirección de Electrodomésticos Miró, pero no obtuvo respuesta. La compañía se encuentra en liquidación desde marzo.
La productividad ha aumentado con horas extra, baja salarial e incremento de los ritmos
La desigualdad salarial de España está por encima de la griega y la rumana
“La precariedad es la inseguridad de un trabajador respecto a la empresa donde trabaja”, define Juan Ignacio Marín, inspector de Trabajo y Seguridad Social y miembro de la Unión Progresista de Inspectores de Trabajo. “Es un trabajador débil frente al empresario. Precariedad son cosas como que a pesar de tener un horario, te digan: ‘Hoy trabajas dos horas y vienes a las cuatro, mañana trabajarás otras dos, y el sábado una’, y cambien el horario cuando quieran, sabiendo que ganas 400 euros. Es disponibilidad absoluta”.
¿Sucede más este tipo de abusos, con la crisis? Las cifras no reflejan directamente los abusos, básicamente porque se viven en silencio. Las cifras de denuncias, paradójicamente, bajan.
“Las campañas se han centrado en infracciones por parte de personas que trabajan y además perciben el subsidio por desempleo indebidamente”, explica Marín. “La bolsa de fraude está sobre todo en la parte de salario que no se declara. Hay una obsesión por criminalizar al parado, olvidando que si en alguna ocasión sucede, es el empresario el responsable de no comunicar el alta en la Seguridad Social”.
“La precariedad existía antes y ahora, aunque es posible que estas cosas sucedan más cuando la gente necesita trabajar como sea”, reconoce Jordi García, director de Recursos Humanos de la patronal CEOE. “Existen mecanismos para denunciar esto”.
Existen mecanismos, pero no todos denuncian, en parte porque desconocen que la empresa no debería saber quién ha llamado a la Inspección de Trabajo.
“Ninguno de los compañeros a los que les ofrecieron el mismo contrato quiso entrar en la demanda inicialmente”, dice Àlex, “aunque ahora que están fuera y ven que el juicio va por buen camino, están pensando en hacer lo mismo que yo”.
“Se denuncia menos, justamente porque con la crisis hay más miedo”, afirma Camil Ros, de UGT de Catalunya.
Aunque exista una denuncia, llegar hasta el final es difícil. “El proceso puede volverse complicado”, apunta Ada Alba Pez, de la Oficina Precaria, a cargo de un grupo de jóvenes que después del 15M decidió de forma voluntaria ayudar a denunciar este tipo de irregularidades. “Ahora mismo estamos recibiendo unas quince consultas semanales, y muchos en el camino se echan para atrás”.
Incluso cuando llega a la empresa una inspección de trabajo, puede que no salga a la luz lo que sucede realmente.
“En muchos casos no es posible descubrir el fraude”, explica Marín. “En una gran parte de los contratos no está especificado el horario de trabajo, con lo cual, cuando llegamos no podemos saber si los empleados están trabajando en horas extra. Esto cambiará a partir de enero porque entra en vigor una regulación, pero igualmente se puede mentir. Muchos trabajadores tienen miedo a declarar la verdad porque a veces se juegan el puesto de trabajo. Es la consecuencia del ataque a los sindicatos, que deja desprotegidos a los trabajadores. En donde hay representantes se producen muchos menos abusos ”.
Indicadores
Dentro de las cifras existentes, uno de los indicadores de la precariedad es el empleo temporal. “Es una característica básica de la precariedad”, indica Jesús Cruces, de la Fundación 1 de mayo, ligada a Comisiones Obreras. “Con más de cinco millones de parados, y con las personas sabiendo que van a ir a la calle y que puede que no vuelvan a encontrar trabajo con facilidad, la inseguridad está servida”.
El trabajo temporal es un tipo de empleo estructural en España desde la década de 1980 (España es el país con el empleo temporal más elevado de Europa después de Polonia).
La segunda característica básica que suele medirse es el tiempo parcial, no voluntario, que está creciendo. En las cifras del INE sobre contratación parcial puede verse una cantidad en aumento de personas que trabajan hasta 9 horas, o hasta 20, pero que les gustaría trabajar a tiempo completo.
A juicio de la patronal, y del Gobierno, el empleo a tiempo parcial es positivo. Al menos hay empleo. Pero para el inspector Marín y para los sindicatos es una fuente fácil de fraude. En cualquier caso, este es el tipo de empleo que se crea actualmente.
“En 2008, en los albores de la crisis, cayó el empleo temporal (especialmente el de jornada completa) y el autónomo mientras se incrementaba el de carácter indefinido (véase el gráfico 1)”, explica el Barómetro Social del Colectivo IOE. “A partir de entonces, todos los años ha habido destrucción neta de empleo asalariado a jornada completa, sea de carácter indefinido o temporal. Los contratos temporales de jornada parcial, el empleo asalariado más precario, se incrementaron en 2010, 2011 y 2013, con un ligero retroceso en 2012”.
El Colectivo IOE es un equipo de investigación socioeconómica con larga trayectoria en el sector público y privado nacional e internacional.
En 2012 y 2013 se perdieron globalmente1,3 millones de empleos pero en aquel período “los más perjudicados fueron los asalariados indefinidos a jornada completa (910.000 ocupados menos), seguidos por los temporales a jornada completa (otros 660.000); simultáneamente se incrementó el trabajo a jornada parcial (particularmente los contratos indefinidos) y el empleo por cuenta propia”, explica este colectivo.
Una vez más, cuando se trata de fraude, no hay datos de los trabajadores por cuenta propia que son en verdad falsos autónomos.
“Mi marido trabaja en una empresa. Tiene horario de entrada y salida y no puede hacer otra cosa, pero es autónomo”, comenta una ingeniera que prefiere que no se publique su nombre. Ella estaba desempleada y acaba de conseguir trabajo, por unos meses y a tiempo parcial. Gana una tercera parte de lo que ganaba antes de la crisis en otra empresa, y se queda trabajando más horas de las que indica su contrato. “Cuando me había decidido a decir que me pagaran más por las horas extra, hicieron una reunión de equipo y pidieron colaboración, por la crisis”.
Al cabo de un tiempo, la ingeniera se animó a preguntar, y acordó que le pagarían con días de vacaciones. “Tengo que confiar en la empresa porque nada está en los papeles”, afirma.
Los indicios que pueden demostrar que la gente trabaja horas extras aunque no esté en los papeles tienen que ver con el empleo, la productividad y el crecimiento de la riqueza de España, el PIB.
Así se sube la productividad
Como se puede ver en el gráfico 6, cae el empleo, mientras que la productividad va creciendo. Con menos empleados se produce igual. Quienes trabajan, asumen las responsabilidades de los que se han ido trabajando más horas. El PIB desciende proporcionalmente menos que los empleos.
Las cifras muestran que la gente no solo no percibe las horas extras, sino que además le han bajado el salario.
Contratos temporales y parciales a jóvenes, mujeres y extranjeros, bajo el salario medio
La productividad aumenta con baja salarial, horas extras y más ritmo
“El efecto más devastador que ha tenido la crisis es el desempleo”, opina Jordi García, de la CEOE. “El tiempo parcial y temporal, así como las bajadas salariales son efectos momentáneos que mejorarán en cuanto cambie la situación económica. Por supuesto, habrá empresas que se puedan aprovechar de la crisis, pero en su mayoría no creo que sea así. Simplemente estamos en una situación extremadamente complicada”.
Los números de la crisis, por ahora, marcan una situación más oscura para los trabajadores que desventajosa para las empresas.
Si se miran los porcentajes de la evolución de las rentas salariales y empresariales en el PIB, es decir, el reparto de la riqueza (véase el gráfico 2), se ve que las empresas obtienen más beneficios en detrimento de los salarios. Las rentas empresariales, que en el año 2000 ocupaban el 40,5% del PIB, han crecido hasta ser en 2013 el 44,78%. Los salarios, en cambio, han pasado de suponer el 49,5% al 45,53% en el mismo período.
Salarios a la baja
‘Los salarios no están bajando, están moderando la subida”, decía el año pasado en el Pleno del Congreso el ministro de Economía, Cristóbal Montoro. De hecho, si se mira el coste salarial mensual, en seco, parecería cierto.
Pero esto no es así. El Banco de España, en su boletín económico de febrero de 2014, concluyó que los salarios habían caído el 2% en 2012 y 2013. Según la cita de Montoro, el salario en España se mantiene en una media de unos 1.880 euros brutos al mes. Pero lo que no detalla esa cifra es la diferencia entre precios corrientes (sin tomar en cuenta la inflación) y precios constantes (con la inflación). Solo con eso, ya el salario cae con mayor brusquedad hasta quedarse en los 1.602 euros brutos.
Lo que tampoco detallaba Montoro es la composición de los salarios.
“En el fondo de la escala retributiva aparecen quienes trabajan a jornada parcial (la mayoría mujeres, en gran parte porque no encuentran empleo a jornada completa): su retribución media en 2012 era de 687 euros”, explica el Colectivo IOE (véase el gráfico 4). “El segundo lugar en la parte inferior lo ocupan los trabajadores menores de 25 años, con 1.035 euros brutos. A continuación aparecen trabajadores con contrato temporal y de nacionalidad extranjera (en torno a 1.300 euros). Y en mejor posición, pero por debajo del salario medio, se sitúan las mujeres y las personas entre 25 y 34 años (alrededor de 1.580 euros)”.
La realidad puede ser aún peor, porque comúnmente se toma en cuenta la media salarial, que puede generar distorsión.
Unos pocos tienen salarios altos, y muchos, salarios bajos. La brecha salarial en España tiene un récord. Es el país de la UE con un mayor índice de desigualdad salarial, más que Grecia y Rumanía (véase el gráfico 5).
El Colectivo IOE prefiere tener en cuenta la mediana, en vez de la media. La media se obtiene sumando todos los salarios y dividiéndolos por la cantidad de personas que los perciben. La mediana se obtiene poniendo el índice en la mitad. El 50% gana más y el otro 50%, menos. El salario mediano ha bajado hasta 1.368 euros (véase el gráfico 3).
UGT ha ido más allá y ha realizado su propia encuesta, para concluir que en realidad los salarios habían bajado el 23,4% más.
La bajada salarial y la precariedad laboral se reflejan también en la pobreza salarial, que en España ha crecido, en concordancia con los empleos temporales y parciales.
“Con el salario de mi marido y con el mío no llegamos. Nos gastamos unos 300 euros al mes de ahorros”, explica la ingeniera, que tiene dos hijos, uno va a la escuela y el otro a la guardería, ambos en educación pública. “Como no son cuatro horas, sino seis, tengo que dejarlos a comer. Eso me cuesta más de 300 euros, la mitad de mi salario. Antes recibía 426 euros de subsidio. Sé que se hubiera terminado en algún momento, pero ahora trabajando pierdo más”.
España siempre ha estado en la cúspide de los países europeos con mayor riesgo de pobreza entre los trabajadores de Europa, pero este índice ha aumentado el 20% con la crisis. Son el 13,4% de los trabajadores.
Por lo general, las crisis en la historia ha aparejado una pérdida de derechos de los trabajadores. Los periodos de bonanza, en especial en el sector industrial, han llevado a una mayor posibilidad de negociación por parte de los obreros. La canadiense Naomi Klein, en su lirbo La doctrina del Shock mostraba cómo los desastres y las crisis servían para aplicar reformas impopulares. Por ahora se ha aplicado una nueva reforma laboral (véase aparte). Habrá que ver si los cambios para una gran parte de la clase trabajadora han llegado para quedarse.
En perspectiva
La precariedad en la selección de personal
El método Grönholm, la obra de teatro de Jordi Galceran llevada al cine que muestra la crueldad que puede llegar a tener un proceso de selección, se queda corta con algunos casos de la realidad.
Entre empleo temporal y empleo temporal, los aspirantes a conseguir un trabajo pueden pasar por todo tipo de humillaciones, que también forman parte de la precariedad y no salen en las cifras. Así lo muestra el caso mediático de Clío Almansa, una joven de 25 años que sufrió graves lesiones en la columna al tratar de alcanzar entre otros postulantes 50 euros que los seleccionadores habían tirado al suelo. Alcanzarlos le suponía la primera parte de la paga. Los demás quedaban fuera.
Cursos, pruebas, entrevistas y arbitrariedades están a la orden del día.
La reforma laboral de 2012
La reforma laboral de 2012 marcó un antes y un después en los convenios colectivos y en los derechos de los trabajadores. Los gráficos muestran que a partir de 2012 aumentaron los despidos, principalmente en empleos indefinidos. Los ERE pasaron de 21.168 en 2011 a 35.521 en 2012. Las inaplicaciones de convenio pasaron de 746 a 2.512 en 2013. Se firmaron casi la mitad de convenios colectivos de empleo (ya venían bajando, pero entre 2012 y 2013 pasaron de 3.763 a 1.824).
A partir de 2012 el despido es más barato, las empresas puedan hacer ERE a los tres trimestres de bajadas de ingresos, y no necesitan autorización de la Administración, aunque si despiden a más de 100 personas deben establecer un plan de recolocación. Existen deducciones por nuevos contratos indefinidos. Acaban los encadenamientos de contratos temporales, pero es el tipo de contratación que se firma. La prórroga máxima de los convenios colectivos vencidos es de dos años, pero las empresas con dificultades pueden descolgarse del convenio.
ÀLEX SURIÑACH Trabajó hasta 39 horas semanales, aunque el contrato ponía 20 horas. FOTOGRAFÍA: ANDREA BOSCH