Tirón de orejas de la Unión Europea
Bruselas pide medidas extra para cumplir con la meta de que en 2020 un 20% de la energía sea verde, pero critica las ayudas que no se han adaptado al abaratamiento de la tecnología
Los zarpazos de la crisis, los obstáculos administrativos y, sobre todo, “los cambios de políticas y de regímenes de ayudas” a las renovables –en España se han suprimido de forma retroactiva–, están retrasando la apuesta firme de Europa por las energías limpias. La Comisión Europea contempla con “preocupación” la disminución de la inversión en energía verde”, subraya en un informe de situación sobre la energía renovable remitido al Parlamento y al Consejo de la Unión Europea.
Las energías renovables representaron a finales de 2011 el 13% del consumo de energía final (que no de electricidad) en los países miembros de la Unión Europea (UE), en su camino hasta alcanzar el objetivo del 20% en el año 2020. En dicho recorrido, Bruselas estableció listones intermedios de referencia, que ha superado con creces –para el período 2011-2012, el 10,7%–. España y otros trece países del club también se ufanan de haber superado esta meta puramente orientativa, gracias al tirón de los años de fiebre verde.
Pero lo de cumplir con el que en realidad es el único compromiso vinculante que han asumido los países europeos –que el 20% de la energía final consumida en 2020 sea limpia, y el 10% en el caso del transporte– no está nada claro, salvo en algunos países –por ejemplo, Estonia– y en otros bien situados: Suecia, Letonia, Finlandia, Austria y Lituania. “Se necesitan esfuerzos adicionales” para ese compromiso, advierte la Comisión Europea en el documento Progreso hacia los objetivos de energías renovables 2020 (2013). Se requiere un incremento anual en el peso del consumo de energía verde del 4,7% en los próximos ocho años, y no será fácil que ocurra. Entre 2005 y 2011, el ritmo de crecimiento de las renovables fue del 6,1% (el 6,7% en el caso de España). En cambio, entre 2010 y 2011, el ritmo bajó a 2,6%.
En su último informe de situación sobre el sector, la Comisión insiste en que “serán necesarias nuevas medidas por parte de los Estados para mantener el rumbo”, y critica tanto los cambios en los sistemas de ayudas como la “rigidez” de los sistemas que les han impedido “adaptarse con suficiente rapidez a esta disminución de los costes (de las tecnologías de las renovables), aumentando los beneficios y dando lugar en algunos países a la construcción de instalaciones a un ritmo y escala excesivos en un momento de crisis económica generalizada”. Alude así a un problema con el que hay que lidiar: la sobreinversión y el exceso de capacidad instalada.
¿HACIA UNA ‘EUROPRIMA’?
Bruselas se ceba, en particular, en las “alteraciones repentinas e imprevisibles de diversos regímenes de ayudas nacionales, lo cual una vez más, limitará las inversiones, de modo que sigue existiendo el riesgo de que el actual superávit de la energía fotovoltaica respecto a los niveles planificados (46 tWh en vez de 35 tWh) desaparezca y se convierta en déficit en 2020”.
Sin mencionar a España, la Comisión mete baza contra las reformas de los países que han reducido el rendimiento de las inversiones ya realizadas, no las futuras. “Las alteraciones defraudan las expectativas legítimas de las empresas y disuaden claramente de invertir en un momento en que se necesita una inversión significativamente superior”. Bruselas trabaja a favor de “una mayor cooperación” de los apoyos a las renovables. Nos dirigimos hacia una europrima, avanzan fuentes del sector.
La Comisión ha amenazado a España con mandarla al Tribunal de Justicia de la UE por no haber completado el proceso de transposición de la directiva europea sobre energías renovables (la que establece el compromiso del 20% de las renovables en 2020).
Ya en marzo pasado, Bruselas difundió un estudio que había encargado a la consultora especializada Ecofys para que realizara proyecciones sobre si realmente la UE alcanzaría su objetivo en renovables, Este informe proyectaba que España en el peor de los casos se quedaría en el 12,6% y en el mejor, el 13,8%. Incluso si se aplicaran políticas activas para favorecer las renovables, el objetivo del 20% queda lejos. La desviación respecto del objetivo está entre el –37,2% y el –14%. Según Ecofys, España también incumpliría sus propios planes nacionales de renovables (el primero, de 2005 a 2010, establecía que en 2020 debían suponer el 22,7% y el último, de 2011 a 2020, el 20,8%).