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Un fondo de ahorro para cada trabajador

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Abril 2013 / 2

Recetas laborales desde Austria, Países Bajos y Dinamarca, tres ejemplos en Europa en la lucha contra el paro

‘Flexiseguros’ Jóvenes daneses tomando algo en un bar. FOTOGRAFÍA: EDU BAYER

Son países con bajísimos niveles de paro en Europa. Tienen otra cultura empresarial y laboral, pragmática, abierta y social. Otras mentalidades y otra estructura productiva. La proporción de desempleados en Austria apenas alcanza el 5%, según Eurostat, y la de los que llevan sin trabajar más de un año no supera el 1,1%.  

Hoy hablamos poco del modelo austríaco. Pero, antes de la reforma laboral del Gobierno de Rodríguez Zapatero, La Moncloa estudió importar recetas de Viena. El despido en Austria no tiene gran coste (apenas diez días por año trabajado). Pero no es que el trabajador se vaya de la empresa con las manos vacías. Su indemnización sale de un fondo de capitalización o de ahorro al que cada mes desvía el 1,53% de su sueldo y que va acumulando en su vida laboral. Puede servirle para formarse, para vivir si se queda sin trabajo, para completar la pensión cuando llegue a la jubilación o, si muere antes, dejárselo a sus herederos. Cosas buenas: si un trabajador se va a otra empresa, no pierde lo acumulado. Se facilita la movilidad laboral. Se supone que disminuyen las posibilidades de fraude.  Y como no es caro despedir por antigüedad, si un trabajador no funciona, no es el coste lo que frena a la empresa. De hecho, las reticencias que suscitaba el sistema tenían que ver con un posible incremento de los despidos (no sabemos si tanto como el causado por la   reforma laboral del PP) y sugirieron que, si se implantaba el modelo, las indemnizaciones debían mantenerse elevadas y su financiación, repartirse entre el fondo de ahorro y las empresas para evitar lo peor de la rotación laboral. Se descartó la idea por  su coste.

Otros alumnos aventajados en materia de empleo son los Países Bajos (6% de paro y con la tasa inferior de desempleo juvenil de Europa) y Dinamarca (7,5%), donde, al igual que en Austria, el paro de larga duración tampoco alcanza el 2%. Aun así, Holanda se encuentra en una fase dura para sus propios parámetros, si se recuerda que hace una década sacaba pecho con el 2,5% y el 3,1%, después de haber conocido dos décadas antes niveles casi cuatro veces superiores. 
 

TRABAJO A TIEMPO PARCIAL

La clave del cambio fue la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral en los ochenta, a través de contratos a tiempo parcial. Los holandeses,  en una de las economías más abiertas del mundo, duplican la media europea en trabajo a tiempo parcial, con el 49,1%. En el caso de las holandesas, supera el 70%.  A diferencia de lo que ocurre en España, trabajo a tiempo parcial no equivale allí a un subempleo precario, pero son cada vez las voces más críticas en La Haya. Al fin y al cabo, quien trabaja a tiempo parcial cobra menos y sus oportunidades de promocionar y desarrollar su carrera son más reducidas. Y de rebote se le discrimina. Solo el 18% de las mujeres con más formación e ingresos elevados pueden trabajar a tiempo completo.

Además, las reducciones de jornada en Holanda a cambio de mantener el empleo están a la orden del día (no tanto como en Alemania), con subvenciones del Estado. Alemania no se queda atrás en empleo (con un paro del 5,3%), pero con esta crisis tiende a la precarización, como se ha visto en la multiplicación de los miniempleos entre jóvenes y jubilados que no llegan a fin de mes con la pensión. 

Dinamarca es la reina de la flexiseguridad (que a una compañía le cueste poco desprenderse de un empleado, pero que éste se encuentre luego con una elevada protección por parte del Estado). La clave del sistema es garantizar trabajadores empleables en plena globalización y modernización tecnológica, que pueden hacer cambiar deprisa los perfiles de trabajador que se necesitan y requieren reciclajes continuos. El paro se cobra hasta durante cuatro años. Es justo lo contrario de lo que se ha dado en España (mucha protección al empleado fijo y desprotección al parado). Los expertos apuntan, no obstante, que más que la modélica flexibilidad, la reducción del paro del 10% al 3% (previa a la crisis) viene de una fuerte inversión en políticas activas de empleo, que suman casi el doble de lo que les dedica España. El fracaso escolar español duplica el danés, y triplica el austríaco.