Un lugar donde todos cobran
Existe un lugar en el mundo donde desde 1982 todos reciben una renta básica, no importa la edad, ni si tienen un empleo, mucho o poco dinero. Ese lugar es Alaska, el estado más aislado y frío de Estados Unidos. En 2012 ha sido de 676 euros al año, la renta más baja que han tenido desde 2005 (en algún año llegó a ser casi de 2.000 euros). La persona de mayor edad que la recibió en 2012 tenía 107 años antes del 31 de diciembre de 2011, y la más joven había nacido minutos antes de la medianoche de ese mismo día. Una familia media, con cinco miembros, recibió 3.380 euros.
La renta básica de Alaska es un dividendo que cambia todos los años, según las ganancias de la Corporación Permanente de Fondos (APFC, por sus siglas en inglés), un organismo público de inversión basado inicialmente en el dinero proveniente del petróleo, pero que invierte en cualquier producto financiero, público o privado, de cualquier lugar del mundo. Cada 30 de junio la legislatura calcula, con una fórmula establecida por ley, el monto que se repartirá en el dividendo.
“Yo estoy muy contenta”, dice Carol Ross, trabajadora del hotel Big Bear Bed & Breakfast, en línea telefónica desde Anchorage, la ciudad más poblada de Alaska. “Nos gusta porque cada uno decide lo que quiere hacer con el dinero. Te sorprenderías de la cantidad de gente que lo deja para la universidad o para la caridad. Es gente que no ve un solo céntimo del dividendo. Pero si uno quiere, puede comprarse una lavadora, una máquina quitanieves o lo que a cada uno le apetezca. Es libre de hacerlo”.
Alaska tiene una población de cerca de 730.000 personas, unos tres habitantes cada dos kilómetros y una tasa de desempleo aproximada del 6,6% —menor que en el resto de Estados Unidos—. Tierra de la ultraconservadora Sarah Palin —donde gobernó hasta dedicarse a la política nacional—, en Alaska un servicio tan básico como la sanidad es privado y caro. Su costo por persona puede rondar los 150 euros. El salario medio —proveniente básicamente de la industria del petróleo y de la minería— se acerca a 900 dólares por semana (1,5 veces el de los otros estados), pero el costo de la vida es también más alto: un kilo de tomates —traído obligatoriamente de muy lejos, por las condiciones climáticas—, puede llegar a costar ocho euros.
30, 6 millones repartidos
El fondo tiene su origen en 1976, cuando se terminaba la construcción del conducto petrolero que pasa por Alaska. Los habitantes votaron crear con las ganancias que obtuviera el estado —el 25% de los beneficios— un fondo permanente, que luego se invierte. Este año los dividendos de esa inversión generaron 30.600 millones de euros, de los que la gente dio a organizaciones sin ánimo de lucro 1,5 millones.
El dinero es más importante en las zonas rurales de Alaska, donde el dividendo representa una parte importante de los ingresos.
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Fondo Permanente: www.apfc.org