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Cómo medir el ‘valor social’

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Mayo 2017 / 47

Una nueva herramienta permite a las cooperativas calcular qué impacto tienen en su entorno

La herramienta se ha fabricado en la federación de cooperativas de Catalunya. FOTO: ANDREA BOSCH

La clave de las empresas mercantiles en una economía capitalista es el valor que son capaces de generar para sus accionistas. En las cooperativas de trabajo asociado, en cambio, donde no manda el capital sino el trabajo, la búsqueda de los beneficios no es el fin último, sino sólo un medio para seguir operando, pero ello no significa que la clave no sea también la generación de valor. Eso sí, de otro tipo: lo llaman “valor social”, que no se expresa en dividendos, sino en el impacto para la mejora de la vida de los propios trabajadores y de la comunidad.

Este es el marco teórico del cooperativismo y los actores implicados lo conocen y se enorgullecen de ello. Sin embargo, así como existen muchos instrumentos contables para registrar y objetivar la creación de valor en las empresas mercantiles, el concepto de valor social suele parecer más etéreo e incluso asociado a las buenas intenciones. Por esta razón, la Federación de Cooperativas de Trabajo Asociado de Cataluña (FCTC) acaba de lanzar una herramienta tecnológica que permite a las cooperativas calcular su valor social a partir de 94 indicadores que miden su impacto teniendo en cuenta los valores cooperativos y no sólo los clásicos contables.

“Las cooperativas sabemos qué hacemos y cómo lo hacemos, pero nos cuesta explicarlo fuera”, afirma Raquel León,  miembro de la cooperativa educativa Barabara y del Consejo Rector de la federación. Y añade: “Hemos pensado una fórmula que no dé demasiado trabajo a las empresas y que les sea útil para poder exhibir el valor social que generan”.

Tras un proceso participativo se establecieron 94 indicadores

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Los 94 criterios se han definido mediante un proceso participativo que promovió la sectorial de iniciativa social y que ha tenido en cuenta todo el trabajo de auditorías sociales en las entidades de la economía solidaria como sello de certificación de valores cooperativos (equidad, democracia, transparencia, etc.). Esta nueva herramienta se propone servir de complemento para incorporar también el impacto sobre el territorio y promoverla en el conjunto del cooperativismo.

La herramienta se lanzó hace apenas un mes y los impulsores están convencidos de que servirá también para realzar el papel de la economía social frente a las Administraciones públicas: “Si se tiene en cuenta el valor social se hace evidente que no hay que hablar de gasto, sino de inversión”, concluye León.