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‘Cooperativizar’ el Festival Esperanzah

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Febrero 2019 / 66

Solidaridad: El éxito económico y social del evento, nacido en un barrio humilde, permite destinar los beneficios a la creación de nuevas cooperativas.

Asistentes a la edición de 2018 del festival. FOTO: COLECCIONISTASDEMOMENTOS

Lo que hace 10 años era una idea, hoy es un sueño cumplido que quiere crecer. La Asociación Gats (Grupos Asociados para el Trabajo Social, Cultural, Comunitario y Ambiental) del barrio Sant Cosme de El Prat de Llobregat (Barcelona), encargada de organizar el festival solidario Esperanzah, ha decidido que quiere crear una cooperativa y seguir creciendo.

El Festival Esperanzah es no solo lo que les dio renombre, sino lo que permitió a Gats un reconocimiento y crecimiento de alto alcance. En 2018 cumplió 10 años y en su recorrido ha contado con el apoyo de artistas como Manu Chao, Amparo Sánchez y Txarango. Y muchísimos más. En su última edición lograron una asistencia de más de 28.000 personas y más de 30 puestos de economía social y solidaria.

En los últimos cuatro años el festival ha conseguido más de 400.000 euros en excedentes, que se han destinado íntegramente a procesos sociales, medioambientales, culturales y humanitarios o de economía social y solidaria como el de Proactiva Open Arms y a proyectos como el Coro Safari (orfanato de Uganda), la Fundación Vozes, Les Dones Savies de Sant Cosme o la creación de 41 proyectos de economía social y solidaria del barrio de Sant Cosme.

 

HERRAMIENTA

"La idea del Festival Esperanzah era empoderar al barrio, a la comunidad local", dice Oscar Rando, miembro fundador de Gats y entregado a la causa social. "No queríamos hacer ni una fiesta ni un negocio, sino una herramienta para conseguir otras cosas. Se dice que el rey aterriza en Barcelona, y el alijo, en Sant Cosme. Queríamos cambiar ese estigma y ayudar a la comunidad local. Eso es lo que hacemos en Gats".

El festival es enorme, ocupa el 50% del Parc Nou del Prat del Llobregat, y el último duró cuatro días, y contó con infinidad de espectáculos, conferencias y actividades para grandes y niños.

 

LABORATORIO DE ECONOMÍA SOCIAL

En 2010, desde el Gats pidieron ayuda al Ayuntamiento para fomentar actividades de emprendeduría social: "Fuimos al Consistorio y les dijimos que queríamos hacer estas actividades y que crearíamos una oficina a la que les llamaríamos Me cago en el emprendimiento, recuerda Rando entre risas. "Tenía sentido. Estábamos diciendo: ‘hacéis política para unos pocos, nos mandáis al paro, y luego nos criminalizáis por utilizar el paro. ¿Y ahora ponéis de moda una nueva figura de emprendedores autónomos y mal pagados?’ Pues yo me cago en el emprendimiento. Aquí venimos a hacer otras cosas. Vamos a hacer un trabajo social y comunitario, y a crear estructuras para que la gente pueda salir adelante". Al final, la oficina se llamó Labesoc (Laboratorio de Economía Social y Solidaria). Con ello, se intenta crear un ecosistema de pequeñas iniciativas que puedan nutrirse unas de las otras, en vez de crear proyectos grandes.

Entre las empresas que crearon está Som Conexió, cooperativa de telefonía móvil y de Internet que intenta dar una alternativa social y responsable ante las grandes empresas telefónicas, nacida gracias a los recursos que da el Festival Esperanzah. Ya trabajan en la cooperativa 17 personas y esperan aumentar los puestos de trabajo.

Además, han iniciado el proceso para convertirse en una cooperativa de transformación a través de la cultura, "un movimiento que integre artistas, festivales, entidades, Administraciones públicas, periodistas y otros colectivos, bajo un innovador modelo de gobernanza y participación", explican.

La estructura funcionará bajo el mismo núcleo, la iniciativa social de Gats, pero rodeada de pequeñas empresas, y unos criterios comunes. "Por un lado, tenemos la Fundación Esperanzah, creada con los fondos del festival. Por otro, un órgano regulador: si te ayudamos a crear tu empresa, tú tienes que adaptarte a los criterios de economía social y solidaria", continúa Rando. "Por otro lado, está la financiación, el Labesoc, unos contactos a los que todos tenemos que poder acceder, y una estructura de conexión reproductiva, es decir, en la que podamos trabajar en la reproducción del modelo para llegar cada vez más lejos". Para ello, quieren contar con el apoyo y la participación de otras cooperativas y empresas que ya funcionan en la economía social y solidaria.

Con los beneficios del festival se ayuda a montar empresas

La iniciativa cuenta con una red para impulsar el desarrollo

Rando pone un ejemplo del funcionamiento: "Con el dinero del festival ayudamos a unos chicos a montar una empresa de sillas y mesas para eventos. Vimos que era una necesidad de nuestro entorno. Hasta ahora el Ayuntamiento contrataba a una empresa que se quedaba con la mayor parte del dinero y pagaba una miseria a quienes se ocupaban de las sillas. Nosotros ayudamos a crear la nueva empresa, que también puede dar servicio a otras iniciativas, aparte del Festival Esperanzah, pero tenemos que asegurarnos de que esas personas a las que ayudamos para montar la sociedad no van a reproducir el modo de operar de la empresa anterior".

Para eso, entre otras muchas cosas relacionadas con el apoyo mutuo, sirve el sistema cooperativo creado con Gats. Son empresas independientes pero tienen que seguir ciertas regulaciones internas.

La idea de involucrar a otras empresas de economía social y solidaria también tiene que ver con esa construcción de apoyo mutuo. Ahora están también creando una empresa de ticketing, algo que hacía antes una gran empresa, con criterios de contratación capitalistas como el de las sillas. También están trabajando en una herramienta tecnológica de pago para no caer en las manos de las multinacionales. El festival es un gran impulsor de estas iniciativas. Pero, ¿qué pasa si las cosas salen mal en el mismo evento? "Los dos primeros años el Festival Esperanzah dio pérdidas y ahora da muchos beneficios, pero siempre puede pasar que un día del evento llueva torrencialmente y volvamos a las pérdidas. ¿Qué hacemos entonces?", se pregunta Rando. "Podríamos perder, es un decir, 100.000 euros. Si los tuviera que asumir una sola organización sería un montón. Pero ¿Y si fuéran 400 entre personas y organizaciones? Serían 250 euros cada una. Sería asumible".

El festival puede dar financiación a otros. Y para crear cooperativas dan el dinero a fondo perdido para que los emprendedores no se queden con el miedo y el estrés de no poder pagar. Además, cuenta con una red de impulso para hacer más fácil la iniciativa. "Es una herramienta distinta. Nuestro festival ya es así. Es un festival amable, que quiere cambiar nuestra relación con el mundo, con lo cotidiano. Creamos solidaridad, con participación, con asambleas, con grupos de trabajo. La gente, incluso los músicos que participan, a veces no quieren cobrar. ¡Txarango quiso hacer con nosotros el fin de su gira! Hay gente que viene como voluntaria a ayudar con las entradas, con la comida. Esa amabilidad nos ha hecho grandes y potentes. En la cooperativa queremos incluir a más músicos, para ayudarles en sus dificultades. Y sumar también a otros festivales. Queremos ser el festival más útil del mundo, y hacerlo con esta gran cooperativa", culmina Rando.