Equidad de género muy mejorable
Las cooperativas experimentan nuevas formas para conciliar, pero no han innovado lo suficiente.
Uno de los debates durante de la Feria de Economía Feminista. FOTO: FERIA DE ECONOMISTAS FEMINISTAS
Sabemos que el nivel de paro, temporalidad y contratos parciales es más elevado entre las mujeres, que éstas se concentran en categorías y sectores laborales peor remunerados y lo tienen más difícil para ascender, además de seguir llevando el peso principal de la atención a las personas. Más aún con la crisis. También sabemos que la economía social y sus fórmulas de gestión participativa y democrática aspiran a poner a las personas en el centro del proyecto. ¿Podemos deducir que las mujeres cooperativistas concilian mejor?
“No se ha innovado lo bastante”, concluye Femení Plural: les dones a l’economia cooperativa. Desde el propio mundo del cooperativismo, la economía social y el movimiento feminista, Elba Mansilla, Joana G. Grenzner y Sílvia Alberich se propusieron descubrir si las estructuras organizativas de la economía social favorecen realmente el desarrollo profesional y económico de la mujer en igualdad de condiciones. El resultado arroja luces y sombras y distingue entre modelos distintos de cooperativas. “Es en las entidades de corte solidario donde la equidad de género tiene más posibilidades de ser real. En las entidades mercantilizadas, a menudo se replican prácticas de la economía de mercado capitalista asentada en la división sexual del trabajo”, afirman.
Pero incluso en las entidades solidarias de carácter mixto persiste la “dificultad de la mujer para acceder a cargos de responsabilidad o se concentran determinadas tareas por sexos”, añaden.
Las autoras no han elaborado un estudio estadístico a partir de una muestra amplia y exhaustiva, pero sí un recorrido cualitativo por distintas cooperativas del Maresme y el Baix Llobregat, en Barcelona, a partir del cual se recopilan buenas prácticas replicables para llevar una vida vivible: desde rondas de evaluación de sentimientos y emociones a la ampliación de la baja de paternidad, pasando por un uso flexible del espacio y los horarios de trabajo.
En los grupos de discusión y entrevistas efectuados para elaborar el estudio, que fue desmenuzado y debatido en la primera Feria de Economía Feminista —celebrada a finales de octubre en Barcelona—, han participado Suara, Col·lectiu Ronda, Malea, Tamaia-Viure sense violència, Einas, Esberla, Coop 57, Titània-Tascó y Fil a l’Agulla.
Algunas cooperativas feminizadas realizan rondas de emociones
La división sexual del trabajo se replica en muchas cooperativas
Pero el documento (puede consultarse en http://femeniplural.wordpress.com) no sólo concluye a partir de experiencias concretas. También revisa una larga lista de informes y estudios sobre mujeres y cooperativas (de Coceta, la XES o la Fundació Seira). Tras examinarlos, más de lo mismo: “El modelo cooperativo presenta una fórmula de gestión que favorece la participación democrática de las personas trabajadoras, pero sigue replicando dinámicas que no conducen a la equidad de género, y no parece capaz de desmontar por sí mismo una división sexual del trabajo que conduce a mujeres y a hombres a concentrarse en sectores económicos diferenciados”. No hay apenas mujeres en las cooperativas industriales, ni en la mecánica, ni en la construcción, pero sí, y muchas, en la educación, el comercio y el sector de atención a las personas”.
En las cooperativas mixtas, el estudio identifica conflictos de género en los equipos de trabajo, y la solicitud de derechos de conciliación sigue recayendo en las mujeres en el 90% de los casos.Depende de si las cooperativas tienen mayor o menor conciencia feminista.
El informe plantea una contradicción no resuelta entre dedicarse a un proyecto y la absorción de “la totalidad de la vida” por el proyecto, pese a la mayor capacidad de autogestión del tiempo.