La asignatura pendiente de la escuela
· España es de los pocos países de la UE que aún ignora la Economía en el ciclo obligatorio, pero el borrador de la nueva ley prevé acabar con la anomalía.
· La reforma impulsada por Educación arrinconaba todavía más la Economía. Pero la movilización de los profesores ha logrado darle la vuelta al texto inicial.
La crisis es durísima para todos, sí. Pero no todos estaban preparados igual para afrontarla.
Por ejemplo: unos pocos sabían que, aunque pueda parecer lo contrario, es mucho mejor firmar una hipoteca a 20 años que a 50.
O que en España casi nunca se acepta la dación en pago y que, por tanto, en el caso de que no pudieran pagar la hipoteca perderían la casa y además seguirían endeudados de por vida.
O que las preferentes daban una alta rentabilidad pero con un gran riesgo, puesto que a diferencia de los depósitos no estaban cubiertos por el Fondo de Garantía y tampoco eran acciones fáciles de comprar o vender.
Estos detalles han demostrado ser de gran importancia para la vida de centenares de miles de personas: desde que empezó la crisis, se han registrado 400.000 desahucios y al menos 700.000 ahorradores se han pillado los dedos –y en algún caso, el colchón acumulado durante toda una vida– con las preferentes.
Quizá unas nociones básicas de Economía en la escuela hubieran evitado toneladas de sufrimiento. Pero España es de los pocos países de la Unión Europea sin ninguna asignatura de Economía en el ciclo obligatoria.
“Somos una triste excepción, junto con Grecia, Italia y Portugal”, se lamenta Silvia Martínez, presidenta de la Confederación Estatal de Asociaciones de Profesores de Economía en Secundaria (CEAPES). “Así nos va”, remacha, en referencia a que el listado coincide con los países europeos que más están sufriendo la crisis y a los tristes campeones en paro juvenil.
La excepción puede estar a punto de llegar a su fin: el último borrador de la ley de reforma educativa que baraja el Ministerio, del pasado diciembre, incluye dos asignaturas nuevas para el tramo final de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), probablemente muy centradas en cómo activar el chip de emprendedor. Pero la cautela es máxima entre los profesores, que hasta ahora imparten sólo asignaturas en el ciclo de Ciencias Sociales de Bachillerato, porque ya otras veces se barajó introducir rudimentos de Economía en el ciclo obligatorio y al final nunca se concretó.
El avance, si se confirma, sería sobre todo producto de la movilización de los profesores, que han logrado en pocos meses darle la vuelta a un primer borrador que arrinconaba aún más la asignatura, pese a que la crisis económica lo envuelve todo. El colectivo se mueve en un marco muy precario, sin ni siquiera departamento propio en la mayor parte de comunidades autónomas, pero dio un gran salto organizativo tras la creación de CEAPES, hace cinco años. La confederación agrupa ya a una docena de organizaciones y suma en torno a 1.200 docentes.
Xavier Tarrasó, profesor del Insituto Joan Fuster de Sueca (País Valencià) y miembro de la asociación valenciana (APACEPV), es sin embargo escéptico: subraya que, incluso si llegaran a consolidarse los avances formales, la falta de tradición de la materia y, en muchos casos, la inexistencia de un departamento detrás, hace que, en la práctica, la situación siga siendo muy precaria. “Al poder ya la va bien que los ciudadanos no sepan de según qué tipo de cosas”, apunta.
Martínez le secunda: “A veces se utiliza a propósito un metalenguaje muy complejo porque se sabe que cuanto menos se entienda más difícil es que la gente pueda organizarse, movilizarse y reclamar sus derechos”, sostiene.
El nudo del debate no es sólo si hay que aumentar la formación económica de los alumnos, sino quién debe impartir las clases.
José María Molina, presidente de la Asociación Andaluza de Docentes de Economía en Secundaria (AADES) insiste en que el objetivo debe ser “ayudar a formar ciudadanos informados y críticos que les permita a acceder a información que les va afectar toda su vida, como ciudadanos, consumidores, votantes, inversores, empresarios, trabajadores, etcétera”. “Hay que ir con mucho cuidado para que no se utilice la materia como parte de la cadena comercial”, concluye.
La gran paradoja sería que el avance de Economía en los institutos, aún por confirmar, acabara implicando el desembarco en el aula de los “expertos financieros”. Algunos son tan expertos que hasta fueron capaces de inventar las preferentes.