Los cuidados, parte integral de la empresa
La cooperativa de abogacía IACTA tiene estipulado bajas maternales de seis meses y tiempo de cuidados sin bajar el salario
Las socias de la cooperativa, en pleno trabajo. FOTO: ANDREA BOSCH
La cooperativa de asesoramiento jurídico y transformación social IACTA, formada por tres mujeres y un hombre, lleva a pies juntillas su vocación de abogadas feministas. La cooperativa, además de ser un lugar de trabajo, es un sitio donde los cuidados, hacia ellas mismas, sus compañeras, las personas en general, forman parte integral de la empresa.
Trabajan básicamente por los derechos humanos... Aunque la imagen hollywoodeana de abogados o abogadas cool, como la novia de George Clooney, que trabajan por los derechos humanos y viven una vida económicamente holgadísima, dista mucho de ser realidad.
La cooperativa, que no tiene fines de lucro, lleva en funcionamiento apenas cuatro años. Como toda empresa que está empezando, al principio les costaba llegar a fin de mes, pero ahora comienzan a tener un salario estable y digno. Y, sobre todo, a pesar de que podrían cobrar más, apuestan por valorar los cuidados. Tienen claro que el trabajo no es un lugar apartado de la vida personal ni viceversa. En su reglamento interno tienen estipulado, y cumplen, que las bajas maternales son por seis meses; que si alguien necesita tiempo para cuidar de alguna persona lo tendrá, sin perder salario, y que la flexibilidad es toda la posible, dentro de la realidad del mundo jurídico (formado en un 70% por mujeres, sin posibilidad de traspasar responsabilidades en medio de un juicio).
“Si alguna de nosotras, y también nuestro nuevo compañero, que acaba de entrar en la cooperativa, necesita cuidar de alguien, dispone de diez horas semanales que se consideran parte del trabajo”, explica Hilbert. “Para nosotras es como si estuviera trabajando porque los trabajos reproductivos son parte de los productivos”.
INDEPENDENCIA
Las socias de IACTA, un equipo multidisciplinar, se conocieron mientras militaban o trabajaban para ONG y son, según indican en su propia página web, “hijas de la crisis”. En su despacho, cuando alguien no puede pagar, lo derivan a organizaciones no gubernamentales, que son quienes las contratan como abogadas externas.
“Era importante para nosotras formar una empresa independiente”, explica Solange Hilbert, socia de la cooperativa. “Cuando trabajábamos directamente en ONG teníamos un problema de independencia. Nosotras este tema lo cuidamos mucho. De hecho, los fondos públicos no superan el 5% de lo que recibimos”.
En IACTA atienden casos de procesos penales, laborales o administrativos, como extranjería (muchas veces a personas en riesgo de exclusión), proporcionan formación y talleres, y trabajan haciendo servicios sociojurídicos para fundaciones como Escó, que atiende a Mujeres del Raval de Barcelona, la Fundación Bayt-Al.Taqhafa y otras. Por si esto fuera poco, son abogadas de oficio.
“Somos traductoras de enunciados jurídicos complejos”, aclara Hilbert. “En nuestra tarea explicamos lo que dice la ley para que las personas tomen sus propias decisiones. Por lo general, lo que aparece en los enunciados jurídicos nadie lo entiende, y es el estudio el que se encarga de todo. En nuestro caso, trabajamos junto a la persona afectada”.
Hilbert señala un tema clave en su actividad cotidiana, que hace temblar a veces este estandarte por la conciliación. “Una piensa que debería trabajar menos horas, pero la realidad es que casi siempre estás disponible, porque las personas a las que atendemos no vienen con un problema legal. Vienen con muchos problemas sociales, que además son legales. Y tú, que te interesas por las personas, te involucras. Es un trabajo de horas, pero también de implicación emocional, de compromiso”.