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Salarios ‘flexiseguros’

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Junio 2018 / 59

TARIFA FIJA: Al anunciar la supresión de las cotizaciones sociales fijas aplicadas a los beneficios y la participación en las pymes, Emmanuel Macron abre la puerta a un nuevo empobrecimiento de los regímenes sociales y a una mayor flexibilidad de la remuneración de los asalariados. Tras la aparente asociación de estos últimos a los resultados de la empresa, se esconde, en efecto, una reforma que mañana justificará no aumentar los salarios —y con ellos las cotizaciones sociales— ya que los beneficios así obtenidos serán en parte distribuidos a los asalariados. La idea de hacer los salarios más flexibles, a cambio sobre todo de garantías de empleo, no es chocante en una economía cada vez más imprevisible. Sin embargo, dicha flexibilidad supone una transparencia de las remuneraciones de todos, incluidos los directivos y los aportadores de capital, y una real asociación de los asalariados a la toma de decisiones. En el fondo, el principal problema que plantea la denominada flexiseguridad de Macron es que la dimensión flexibilidad gana a la dimensión seguridad. Ya, los decretos ley sobre el trabajo no habían ampliado el derecho sindical en las pyme y habían reducido los contratos indefinidos prácticamente a la nada al disminuir enormemente el coste del despido durante los primeros años de cualquier contrato laboral. El proyecto de ley Pacte, así como las reformas en curso del seguro de paro y de formación, poco ambiciosas, confirman este diagnóstico.

COMPETENCIA: La red ferroviaria constituye un monopolio natural. Y lo mismo que sería absurdo construir varias redes que compitieran entre sí para suministrar el agua corriente, no se deben construir varias vías férreas para dar servicio a los mismos destinos. Sobre esta base, la competencia puede adquirir dos formas: la primera consiste en lanzar licitaciones para gestionar la explotación de todos los trenes de una parte de la red; la segunda, en hacer que circulen trenes de diferentes compañías por una misma línea. Hoy se está pensando en las dos soluciones. ¿En qué medida ello va a disminuir costes, reducir el déficit o limitar el precio de los billetes? Se habría podido esperar que el Gobierno demostrara que una nueva organización iba, en efecto, a permitir la optimización del uso de los equipamientos, lo que habría justificado negociar, en paralelo, una evolución de las condiciones de empleo de los ferroviarios. Pero no ha sido así.  Por ello, es posible sospechar que la finalidad de esta reforma es hacer un regalo al sector privado a la vez que se rompe el estatuto de los ferroviarios en nombre de la idea de igualar por lo bajo las condiciones laborales de todos los asalariados.

MAYO: Hemos conmemorado Mayo de 1968. Yo entonces tenía 18 años. ¿Qué decir? Confesemos que sentimos un poco de nostalgia. Mayo de 1968 es el ayer y la vida ha pasado demasiado deprisa. Por lo demás, ya entonces me sublevaban los viejos que se dedicaban a dar lecciones y hoy sigo prefiriendo el futuro al pasado. El mundo de hoy no tiene mucho que ver con el de ayer como explicaba Alternativas económicas el mes pasado: la emancipación de las mujeres, la revolución digital, la caída del muro, la vuelta de Asia, la urgencia de los retos ecológicos… Pero al menos, haré una pequeña reflexión: recordemos a todos los que se dedican a perorar sobre las nefastas consecuencias de Mayo de 1968 que nuestras dificultades presentes no se deben tanto a las ideas que se afirmaron entonces como al hecho de que no se concretaron o, si se hizo, lo fue de un modo muy imperfecto. ¿Un ejemplo? La escuela. Contrariamente a lo que se dice, los problemas actuales se deben menos a los estragos del pedagogismo que al hecho de que este nunca se estableció realmente. Recordemos también a los que se quejan de la emancipación del individuo por considerar que ha desembocado en una sociedad en la que se alían el neoliberalismo y el comunitarismo que el problema no es tanto el “cada uno tiene derecho a elegir su vida”, a lo que nadie quiere renunciar, empezando por las mujeres, como luchar, como hicimos en Mayo de 1968, porque esa libertad no rime con “cada uno a lo suyo”. Construir la propia vida exige ofrecer realmente a todo el mundo una igualdad de posibilidades.