Transición ecológica // Cómo crear una comunidad energética
Una nueva plataforma digital impulsa en Cataluña la constitución de colectivos para producir y consumir su propia electricidad limpia.
Crear una comunidad para producir y consumir energía verde es un paso más en el avance hacia una transición energética basada en la participación ciudadana. Pero, ¿por dónde empezar? ¿Cómo saber a qué otros vecinos y vecinas, pymes o entidades sociales cercanas les podría interesar sumarse al proyecto? ¿De qué modo calcular la inversión necesaria en placas fotovoltaicas y el ahorro que supondría en el recibo? ¿Cuántas emisiones de dióxido de carbono se evitarían?
Para responder a preguntas como estas ha nacido la plataforma digital Som Comunitat Energètica, que posibilita descubrir qué comunidades energéticas se pueden crear a partir de cualquier inmueble en Cataluña.
“La plataforma busca facilitar que se creen este tipo de comunidades por parte de la ciudadanía, de empresas y de las administraciones locales”, explica uno de sus impulsores, Joaquim Arcas, cofundador a su vez de Cíclica, una cooperativa dedicada a la consultoría especializada en sostenibilidad y urbanismo. Con este proyecto, Cíclica ahonda en la actividad a favor de la descarbonización hasta ahora centrada en la rehabilitación.
Abaratar la luz
El autoconsumo permite reducir el precio de la electricidad, tanto debido a la energía autoconsumida que ya no se factura a través de la comercializadora como debido a la energía excedentaria, que o bien se comparte con el resto de la comunidad o se vierte a la red, aunque las comunidades no tienen como objetivo lucrarse.
La plataforma funciona con un mapa interactivo que proporciona un acceso ágil y fácil a la información. A medio plazo, los impulsores también quieren disponer de un registro de comunidades energéticas, además de facilitar un espacio de encuentro, de modo que vecinos y vecinas puedan consultar sobre empresas y administraciones en la zona.
La nueva plataforma opera con un mapa interactivo
Se puede calcular la inversión necesaria y el ahorro que se logra
Hay distintos tipos de comunidades energéticas locales. A menudo, las que están despegando, como las de Caldes de Montbui y El Prat de Llobregat, las lideran las administraciones, normalmente locales, que ceden edificios públicos para la instalación de placas solares, pensando en una comunidad consumidora. En el sector se espera que en una segunda fase las empresas cedan también sus edificios (sus cubiertas para instalar placas en ellas). “El tercer modelo, aún menos presente, pero que supone activar una mayor superficie, es la que no impulsa un único agente: se trata de un modelo con prosumidores, que a la vez producen y consumen”, explica Arcas.
Regulación
El despegue de las comunidades energéticas dependerá de cómo se transpongan las directivas europeas que las incluyen. La adaptación legal en España lleva un retraso superior a un año, y el Gobierno asegura que estará listo en breve. Sus partidarios reclaman que la distancia entre los puntos de generación de electricidad y de consumo sean superiores a los actuales 500 metros (en uno de los borradores estudiados se plantean hasta 5 kilómetros) y una potencia instalada mucho mayor (en el borrador se multiplica por 50 veces).
Tras este proyecto están también el Instituto de Investigación en Energía de Cataluña (IREC, en sus siglas en catalán), la Asociación de Micropueblos de Cataluña, la cooperativa Dies d’Agost y la comercializadora Electra Caldense.
Som Comunitat Energètica ha nacido con una subvención de 160.000 euros de la Generalitat catalana, tras ser seleccionada como Proyecto Singular, que fomenta la economía social.
Más información: www.somcomunitatenergetica.cat