Recuperación, ¿estás ahí?
Director de Alternatives Économiques
Es posible que usted no lo sepa porque en Francia está aún lejos de notarse, pero un aire de optimismo sopla entre los expertos en coyuntura. La recuperación mundial estaría al alcance de la mano. A comienzos de abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentó sus previsiones de crecimiento para la mayor parte de los países. En Estados Unidos alcanzaría el 2,8% en 2014 y el 3% en 2015. En Francia, aunque solo será del 1% en 2014, subiría al 1,5% en 2015, es decir, se situaría en la media de la Unión Europea. En Alemania, el ministro de Economía también ha revisado sus previsiones al alza y ha afirmado que el crecimiento (1,8% este año y 2% en 2015) se debería esta vez al consumo de los hogares y a la inversión en construcción y obras públicas, y no únicamente a las exportaciones. Inmediatamente después, la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicaba también unas cifras al alza, con unos intercambios comerciales a escala mundial que aumentarían en 2014 el doble que en 2013. Señalemos que esta progresión se debe más a los países emergentes que a los desarrollados.
Manuel Valls. Foto: Fondapol |
Todas estas cifras se resumen en que, tras siete años de crisis, la recuperación llega ahora a casi todos los países. Está claro que debemos abrir nuestros manuales por la página de la teoría de los ciclos económicos de Clément Juglar que explicaba estos ciclos decenales por las prospectivas negativas y a continuación positivas de los agentes económicos. De hecho, las encuestas entre los medios de negocios alemanes, por ejemplo, muestran una neta mejoría de su moral. Habrá que ver si los gobiernos europeos no se cargan la recuperación con unas políticas de austeridad demasiado deflacionistas. El Observatoire Français des Conjonc-tures Économiques (OFCE) teme ya que las medidas de consolidación presupuestaria tomadas por el ministro Manuel Valls (los famosos 50.000 millones de euros de reducción de gasto de aquí a 2017) dificulten el futuro crecimiento. Pero también se puede sostener que las principales medidas tendrán su efecto a partir del año próximo, mientras que, desde este año, la disminución del coste de trabajo (cifrado en 8.800 millones de euros por la OCDE) debería ser positiva para la actividad.
¿Debemos alegrarnos por estas perspectivas? Todavía no, pues habrá que esperar a 2016 para que la recuperación sea suficientemente fuerte como para que haya una auténtica creación de empleo, pues el paro es el indicador que, con razón, cuenta para los franceses. Además, podemos temer que la construcción europea y la zona euro, que, debido a la presión, han progresado poco desde 2008, sucumban una vez más a los encantos del inmovilismo.
Tras siete años de crisis, la recuperación llega ahora a casi todos los países
Finalmente, esta recuperación no puede enmascarar los problemas estructurales de Francia, sobre todo la falta de competitividad de su industria. En este asunto, el Estado tiene parte de responsabilidad. Desgraciadamente, y dejando a un lado los proyectos relativos a la organización de las administraciones locales, Manuel Valls ha anunciado, hasta el momento, más lavados de cara que auténticas reformas.