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Sabemos que hay alternativas

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Hay Alternativas. Este es nuestro mensaje de salida. Alternativas  Económicas aparece en un momento en que el clima económico y social no puede ser más alarmante. Uno de cada cuatro trabajadores se encuentra sin trabajo y cada vez son menores sus esperanzas de encontrar empleo a pesar de su abaratamiento.

Mientras, las instituciones europeas que nos gobiernan insisten machaconamente en que no hay otro camino que el de la austeridad. Una vía que hasta ahora sólo ha conducido a más paro, más pobreza y al desolador pronóstico de una década de sacrificios sin  certeza  de obtener resultados.

Esta no es la primera gran crisis que conocemos. En la historia reciente otros países han atravesado por situaciones similares como Estados Unidos en los años 30 y  Europa después de la Segunda Guerra mundial. En todos los casos las terapias más eficientes  se han sustentado en la solidaridad y el estímulo de la inversión pública. 

Estados Unidos impulsó la reactivación económica sobre la base de una fuerte solidaridad que incluía un tipo máximo del impuesto sobre la renta superior al 90 %. Hoy vemos cómo en Francia, el Gobierno socialdemócrata de François Hollande mantiene un pulso con los tribunales para aplicar un tipo del 75% a las rentas superiores a un millón de euros para recabar fondos y reactivar la economía. 

El crecimiento imparable de la pobreza en España urge  políticas solidarias que eviten la fractura social. La solidaridad implica un reparto más justo de la renta a través de una política fiscal que alivie a la clase media y saque a millones de familias de la  miseria para reactivar el consumo y la inversión. Sin empresas rentables y sin inversión no hay empleo. Y sin empleo y un mínimo de igualdad  social todo el andamiaje democrático se viene abajo.

Las iniciativas solidarias tienen hoy día mala prensa por considerarlas extemporáneas, irreales o inviables. Y, sin embargo, se acepta como normal la coexistencia de  salarios de hasta veinte millones de euros, sin justificación económica alguna, junto a dos millones de familias con todos sus miembros desocupados.

Nuestros males derivan del descontrol de un sector financiero hipertrofiado que se ha logrado unos beneficios de más de 150.000 millones a caballo de una burbuja crediticia / inmobiliaria que ha autopropulsado. Unos beneficios generados a costa de empobrecer a millones de familias, principalmente a los desahuciados de sus viviendas y a los engañados por las preferentes.

La tarea más urgente es regular a las instituciones financieras para que presten los servicios que requiere la economía e impedir que sigan dominando al Gobierno y la vida de los ciudadanos.

No partimos de cero. Existen muchas experiencias alternativas que funcionan. En este primer número, Txema Gisasola, el  presidente de la Corporación Mondragón, la mayor cooperativa industrial del mundo, demuestra que otro modelo es posible. En Francia nuestro socio Alternatives Economiques es otro magnífico ejemplo. Hay multitud de experiencias que prueban que las distintas fórmulas de la economía social resisten mejor la crisis y tejen una sociedad más vivible. Queremos divulgar estas iniciativas, muy desconocidas, incluyendo las industrias que crean empleos estables en un modelo empresarial más justo. Nos fijaremos específicamente en América Latina donde están cuajando modelos económicos más democráticos e igualitarios.