El desplome
Va a ser un verano duro para quienes viven del turismo. Negocios familiares se hunden
y personas trabajadoras se quedan en mínimos.
El 12,5% del PIB español, el que traía el turismo, se desploma. Y con él, como un castillo de naipes, al que se suman también otros vientos, el resto de la economía. España recibió el año pasado cerca de 84 millones de turistas extranjeros, mientras que los españoles hicieron 40 millones de visitas a otros lugares del país. El mercado nacional podría recuperar al 10% de españoles que viajó al extranjero, pero aunque lo consiga y volviese a haber movimiento de turistas extranjeros en julio, el daño en muchos casos ya está hecho. La mayoría de las personas cuyo sustento depende del turismo, ya sean empleados o empresarios, están sufriendo el golpe en carne propia. Y cuanto más precaria era su situación, peores herramientas tienen para para subsistir.
“Va a ser un año duro. España no va a poder generar esos puestos de trabajo que generaba cada año, ni mucho menos”, dice Paco Galván, responsable de Hostelería en Comisiones Obreras. “El problema va a ser a partir del 30 de junio. Se ha montado una mesa de negociación para ver qué se puede hacer en aquellos sectores que no van a estar activos. La idea es alargar las ayudas un mínimo de seis meses, hasta octubre, y luego que las empresas puedan ir reanudando la actividad ”.
Gobierno, patronal y sindicatos trabajan en ello, pero hasta ahora las ayudas no han llegado de forma generalizada.
“Esto ha afectado no solo al turismo, sino a los negocios que rondan. Por ejemplo, un bar en una ciudad patrimonio de la humanidad, que vive al 100% de turismo”, explican desde la asociación de autónomos ATA, que está colapsada de gente que llama para ver cómo tramitar ERTE. “Son pequeños negocios familiares los que sufren, con pocos empleados, que además suelen generarse en relaciones muy cercanas a la familia”.
Las ayudas, que son normalmente de unos 660 euros, ha llegado al 40% de los autónomos.
Deuda y estrés
De todas maneras, incluso recibiendo los 660 euros, para muchas personas que tienen un negocio relacionado con el turismo las ayudas son demasiado pequeñas para salvarlo. Los créditos ICO no son más que eso: créditos del 3% o el 4% de interés, no ayudas, lo que empeora la situación de deuda y el estrés. Si la situación no logra controlarse el año próximo, sería directamente la hecatombe, especialmente para los negocios pequeños y familiares, y con ello para cualquier persona que esté empleada en ese negocio.
Este es el caso de María Antonieta Cancio, que regenta junto con su marido y su hija tres hostales pequeños en el centro de Madrid, y que se encuentra enferma con depresión. “Cada uno tiene alquilado un hostal”, explica Cancio. “Aunque pasemos a fase 1, no podemos abrir porque no tenemos reservas”. Entre los tres hostales pequeños tenían dos empleados. Uno de ellos lleva con ellos muchos años y le han tenido que prestar dinero porque, aunque tramitaron su ERTE, la prestación no le ha llegado todavía. Al otro, que estaba todavía en período de prueba, han tenido que despedirlo.
Los empresarios tienen difícil pagar los créditos del ICO
La familia acumulaba ya más 70.000 euros de deuda de la reforma reciente de uno de los hostales, que pensaban ir pagando con la temporada. Nunca pudieron abrir. Y ahora la deuda no ha hecho más que aumentar “Pedimos las ayudas del ICO, para ir pagando los alquileres”, añade Cancio. "La única ayuda son los 600 euros de cese de actividad. Uno de los dueños nos descontó el 5%; y otro nos dijo que ya hablaríamos, pero tendremos que pagarlo igual. Al final, no hacemos más que acumular deudas para pagar alquileres e impuestos. Claro, los impuestos los han aplazado a noviembre, pero lo que sucederá es que en octubre tendremos que pagar los impuestos trimestrales, y luego en noviembre otra vez. Aparte, hemos tenido que incurrir en gastos para desinfectar las habitaciones, ajustar las medidas de seguridad, mamparas, un protocolo de bolsas plásticas para sacar los textiles sucios de la habitación, y otras medidas muy difíciles de seguir. Vamos a luchar para ver si podemos seguir. Pero ahora tendremos una deuda enorme. Y si esto se extendiera a la próxima temporada, mi familia, mis padres y el empleado, todos iríamos a la calle. No hay turistas ni reservas. Solo hay incertidumbre. He hablado con otros hosteleros y estamos todos igual”.
"Los hosteleros que tienen una propiedad no han sufrido tanto. Menos todavía si se enfocan al turismo nacional". Es el caso de Luis Martínez Santamaría, que tiene, junto con su familia, una posada en un pueblo de Burgos. Santamaría no ha querido pedir el crédito del ICO. “¡Es un crédito!”, remarca. “Lo único que consigues es empeñarte más. El banco nos ha dado una moratoria con la hipoteca, y cobramos 600 euros por cese de actividad. Hemos perdido hasta ahora pero ya nos están llamando para el verano. De marzo a junio teníamos completos todos los fines de semana. Hemos perdido unos 20.000 euros. Pero por suerte no dependemos del turismo extranjero”.
Menos 'souvenirs'
Sí dependen del turismo extranjero los negocios de souvenirs, como el de Antonio García Fonseca, en Sevilla. “Intentamos capear el temporal, esperando a principios de julio si abren un poco la movilidad dentro de España y tenemos por lo menos algo de turismo nacional”, indica. “Estamos tirando de ahorros para vivir, esperando que nos den el crédito del ICO. Y gastando lo menos posible para pasar a la nueva normalidad. Hay que pagar y no sabemos cómo estaremos dentro de un año. En nuestro caso, el banco nos daría el crédito al 3,5% o al 4%, por el riesgo que tenemos como clientes. Hay otros países donde les están dando los créditos al 0,5% o al 1%. Nosotros tenemos que pagar esos intereses más los gastos de apertura del crédito, de 0,5% al 1%. El souvenir tiene temporadas muy contadas. Y este año ya la hemos perdido porque nadie viene a Sevilla, con el calor, en pleno verano. Si tuviéramos un rebrote no sé cómo lo haríamos. Si no pagamos procederán contra el deudor. No sé si se podría conseguir un segundo año de carencia. El 80% es garantía del Estado y habría que empezar a ver cómo se hace. Pero el resto es nuestro. Está todo el mundo igual. Hay cantidad de guías, barcos, flamencos... Tengo un cliente que es una sala de flamenco que este año ha hecho una inversión grandísima. Iban bien, se cambiaron a un sitio mayor. Tienen una pequeña tienda y me compraban para sus clientes. Y me dicen que la situación es muy dura. Vamos a ver si salen”.
En ciudades como Barcelona también se ha perdido muchísimo poder adquisitivo, no solo para los negocios turísticos sino para los que sirven a la ciudad, como los mismos taxistas. Alonso Castro Pérez es uno de ellos y ha perdido al 80% de la clientela. “Todos los hoteles están cerrados. Voy tirando porque trabajo con la mejor emisora de Barcelona, pero nada que ver con antes. Hay menos viajes a Sants y no hay al aeropuerto. No hay trabajo. Va viniendo alguien, pero a hospitales. No hay turismo.Te desmoralizas cuando ves que todos los hoteles están cerrados. Puede que ahora abran para el turismo nacional, pero a ver si con el tema de la independencia en el resto de España se piensan que no los recibimos bien y no van a querer venir”.
Rafael Amor se dedica al alquiler de barcos recreativos en el puerto de Benalmádena, en la costa de Málaga. Tenía dos embarcaciones y le iba bien. Así que acababa de comprar otra embarcación por 40.000 euros. “El 14 de marzo empezó el estado de alarma y el 20 recibí una carta del puerto diciendo que tenía que pagar el amarre del barco, a pesar de estar el puerto cerrado”, se queja. “Tenía un trabajador que trabajaba esporádicamente fines de semana en invierno, pues no hay actividad. E íbamos ampliando hasta que en marzo empezamos a asegurarle todo el mes, ininterrumpidamente. Yo lo podía perfectamente despedir, pero lo acogí al ERTE. Todavía no ha cobrado. Es como parte de mi familia. Le dije que se viniera a mi casa por no pagar el alquiler. Al día de hoy no ha cobrado el ERTE y yo le he mandado 800 euros. Ahora sabemos que la temporada está perdida. El 70% de nuestro público son ingleses y franceses y no van a estar. Pero tenemos esperanza en que en la fase 2 se puedan hacer desplazamientos interprovinciales. Si volvemos a la fase 1 tengo que ir a pedir comida. Si les pasa algo a mis niñas, no sé qué haría”.
Personas trabajadoras
Unas 600.000 personas que trabajan en el sector turístico se han visto afectadas por ERTE. Y son las afortunadas. Así se considera Lourdes Suárez, trabajadora en ERTE de un hotel de Barcelona. “Trabajo en un hotel con un comité de empresa de más de 11 años. Nosotros no estamos precarias como los otros muchos hoteles”, explica. Aunque Suárez forma parte del colectivo Las Kellys, considera que gracias al comité, no ha estado maltratada como sus compañeras en otros hoteles. “En nuestro caso, limpiamos un máximo de 16 habitaciones por día. En otros hoteles hacen 25. Y tenemos un comité de seguridad y salud siempre activo. Las trabajadoras que vienen desde empresas de trabajo temporal (ETT) si protestan no las vuelven a llamar. Hacen más de ocho horas y ni comen para terminar”.
Muchos fijos discontinuos no están recibiendo subsidio
Suárez espera recuperar su trabajo, pero lo vive con incertidumbre: “Ni las que estamos en plantilla estamos seguras”, dice. “No sabemos lo que va a pasar con nosotras. Por el momento hay un ERTE, pero cuando levanten el estado de alarma ¿qué va a pasar? En las ETT la gente está desesperada. Estamos sin un duro. El 90% de la hostelería todavía no ha cobrado el ERTE. Y claro, la mayoría de la gente no puede ahorrar; no tiene ahorros para ir viviendo. La mayor parte de la gente que trabaja en hostelería está en ETT, y este año no llegaron a contratarlas”.
Hasta el 31 de diciembre
Si tenían un contrato fijo discontinuo, las personas que trabajaban en una ETT están ahora cobrando el paro o el subsidio de desempleo de 450 euros. A estos “fijos discontinuos” se les da una cobertura social hasta el 31 de diciembre o el desempleo, quien tenga derecho.
Pero, según Comisiones Obreras, hay mucha problemática. No todas las personas han recibido la carta, y no todos tienen acceso. “Estamos batallando para que se les regule, o que tengan derecho”, dice Paco Galván.
Las terrazas de los bares y restaurantes reabrieron con la fase 1 de la desescalada. Foto: Michele Ursi
Cesaria Fernández es una de las trabajadoras de ETT que tienen ese derecho, pero todavía no ha cobrado, y ella, su esposo, su hijo y su hija viven en Barcelona del salario de la hija, que trabaja a destajo como auxiliar de enfermería, y es la única que tiene empleo. “Con lo que ella cobra aquí se paga la comida, el agua, luz, gas, y no hemos pagado el piso”, cuenta Fernández. “Desde marzo que cobré lo que trabajé en el Hotel Princess, por ETT, y no he vuelto a recibir un centavo más. Ya se me estaba finalizando el paro. A principio de año, el trabajo no iba muy bien, y apenas días por cobrar de paro. Como el Gobierno dio la prórroga para los que se les estaba terminando el paro, la solicité. Y el 16 me contestaron del INEM favorablemente, pero todavía no me han dado nada. Menos mal que está mi hija”.
Aun así, Fernández sigue siendo una persona con suerte, pues aunque tuviera un trabajo discontinuo, no estaba, como otras personas, dentro de la economía sumergida, sin contrato, fuera del sistema. Estas personas están esperando que llegue la renta básica.
Algunos ERTE seguían sin aprobarse a finales de mayo
Antonio Ferro es un trabajador y sindicalista en ERTE en Lloret de Mar, uno de los lugares de turismo masivo de la costa catalana, donde la precariedad abunda y hay unos 5.000 trabajadores y trabajadoras que viven del turismo, especialmente internacional. “Los hoteles están cerrados, y algunos comenzarán a abrir este lunes, pero de la gente que trabajaba en las terrazas el 90% se queda en paro —explica—. Aquí, hay mucha precariedad. Los que han tenido la suerte piden las ayudas, pero están también los eventuales. Son trabajadores que rotan. Para no hacerlos fijos discontinuos, cada dos años tienen que cambiar de empresa. Estos no tienen ningún tipo de garantía. Son trabajadores eventuales, que rotan de una empresa a otra. Esto será muy grave, la renta per cápita en Lloret ya era, sin duda, baja. Pero va a bajar todavía más. Hay casos concretos de parejas que trabajan en una misma empresa, los dos parados en octubre, que esperaban reactivarse para Carnaval o Semana Santa y no tienen ni prestación distributiva. Así hay mucha gente. Además, el 90% de los fijos discontinuos no reúnen ninguna de las condiciones que se les pide para cobrar. Por otro lado, hay ERTE que se han hecho en marzo y que todavía no se han ni aprobado. Nos envían correos diciendo que tengamos paciencia, que se cobrará, pero el sistema está colapsado”.
Piscina de un crucero. Foto: Liz Lawley
Ferro se queja de que las personas que trabajan en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) han sido contratadas para tramitar la cantidad apabullante de expedientes solicitados y que algunas ni siquiera comprenden bien las reglas. Por ello, reciben cartas de uno u otro expediente que son contradictorias. “Ante un mismo hecho están dando respuestas contrarias —denuncia—. Estamos haciendo infinidad de reclamaciones para que se pongan de acuerdo. Por lo que sabemos, las respuestas son distintas, según en qué lugar de España te encuentres. Es según qué funcionario te toque y lo que sepa del tema”.