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El futuro de la medicina también es digital

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Enero 2021 / 87

Ilustración
Lola Fernández

Los datos obtenidos durante la atención sanitaria y su gestión para mejorar los tratamientos empiezan a considerarse un activo estratégico.

En julio pasado se publicó en la revista Clinical Infectious Diseases un artículo en el que un grupo de investigadores del Hospital Clínic de Barcelona describían cómo en pleno pico de la primera ola de la pandemia habían identificado en los análisis de sangre de los enfermos los patrones de las tres formas graves en que se desarrolla la covid-19, lo que permitió aplicar pronto tratamientos diferenciados. Ese conocimiento, junto con el uso de una herramienta de inteligencia artificial, ayudó a precedir con acierto la evolución del 90% de los pacientes ingresados y reducir significativamente la mortalidad: en torno al 50% tanto si se compara con los datos del propio hospital anteriores a la aplicación del nuevo método como si se coteja con otros centros españoles o europeos.

En un artículo de octubre pasado publicado en Diario Médico, la primera firmante de la investigación, Carolina García-Vidal, contaba que la infección por SARS-CoV-2 no sigue un curso único y puede conducir a tres situaciones que ponen en peligro la vida del paciente: una inflamación provocada por la reacción exagerada del sistema inmunitario, una suprainfección causada por patógenos que aprovechan el bajo nivel de defensas del enfermo o un episodio trombótico. Cada una de esas derivaciones de la infección requiere un tratamiento distinto.

Seguimiento de datos

Pero ese tratamiento diferenciado no quedó ahí. El hospital estaba utilizando el SILD (Sistema Inteligente de Lectura y Dispensación de Datos) para el control de enfermedades infecciosas en pacientes de oncohematología. Permite hacer un seguimiento en tiempo real de millones de datos de los enfermos vertidos por los instrumentos de control. El SILD se adaptó a la nueva enfermedad y un grupo de cinco infectólogos pudo hacer un seguimiento centralizado de los pacientes, que estaban distribuidos en distintas plantas del hospital y en un hotel. 

600mil millones de dólares moverá el sector de la salud digital en 2024, según la consultora McKinsey

Mediante la aplicación de un árbol de algoritmos el sistema define dos grupos extremos de pacientes: los más graves de cada uno de los tres patrones, que requieren actuaciones más contundentes, y los más leves, que pueden recibir una asistencia menos intensa, algo importante en momentos de colapso. En todos los casos el grupo de cinco infectólogos podía observar en tiempo real cualquier variación importante y proponer un cambio de pauta al médico responsable del paciente. “Nuestro objetivo”, precisa la doctora García-Vidal, “no es sustutuir el juicio clínico respecto a un paciente específico; lo que tenemos es una herramienta objetiva que puede orientar a los médicos en los procesos de toma de decisión”.

Esta experiencia del Hospital Clínic es un caso de libro sobre cómo utilizar la inteligencia artificial para mejorar la atención a los enfermos y ejemplifica uno de los principales caminos que se deberá seguir para mejorar la sanidad.

Pero esta experiencia, tan aleccionadora, contrasta con los déficits de la atención primaria. Mientras que en el más veterano hospital universitario barcelonés se ponían en práctica métodos del futuro, desde las viviendas del Eixample que lo rodean algunos ciudadanos no podían reducir su angustia por la fiebre y la tos seca que se había apoderado de ellos porque nadie de su centro de salud respondía al teléfono y ningún médico podía atenderles. Y así durante horas y días.

La oferta de servicios de salud a través de aplicaciones del teléfono y de otros  dispositivos móviles va a ser cada vez más amplia

La comunicación vía Internet entre el médico y el paciente tampoco estuvo a la altura. La Fenin, una entidad que agrupa a las empresas de tecnología sanitaria, presentó en junio pasado un índice de “transformación digital” del sistema sanitario en el que queda claro que los mecanismos para que esa relación virtual se produzca apenas se han desarrollado en España. También está muy poco implantada la monitorización a distancia de los enfermos y, en general, los servicios digitales destinados a los ciudadanos.

Sistemas analíticos

Los servicios digitales para los profesionales tienen un mayor grado de madurez, aunque están aún lejos de un desarrollo satisfactorio. El acceso a las historias clínicas de los pacientes está más o menos bien resuelto en todas las comunidades autónomas y su contenido suele ser bastante completo, pero la información que contienen todavía se introduce muchas veces de manera manual y está, en general, mal estructurada, lo que dificulta su utilización.

El ámbito en el que está más avanzada la transformación digital es, según el informe, el de las infraestructuras, aunque la multiplicidad de bases de datos y plataformas no siempre bien integradas dificulta el desarrollo de nuevos servicios. Por el contrario, el ámbito menos maduro es el de los sistemas analíticos, justamente los que en mayor medida definen el futuro de la sanidad, como se veía en el ejemplo del Hospital Clínic.

El informe de Fenin propone “tratar los datos obtenidos durante la atención sanitaria como un activo estratégico y como base para la generación de conocimiento que permita una mejor toma de decisiones, mejorar los resultados de los servicios, mejor asignación de recursos, tomar mejores medidas preventivas y reducir costes”.

Industria competitiva

Elaborado por un grupo de expertos convocados por el barcelonés Cercle d’Economia, otro informe sobre el sector de la salud en España, publicado en octubre, dedica un capítulo a “la investigación y la digitalización”. Y abunda en la idea del objetivo estratégico de los datos al plantear como primera necesidad para el futuro inmediato la creación de “un ecosistema estructurado de información biológica, médica, ambiental y socioeconómica” que debería ser “interoperable a nivel español e idealmente europeo”. El informe considera necesaria “una infraestructura computacional distribuida” y “colecciones organizadas, documentadas y validadas de herramientas software” para convertir los datos en “sistemas de apoyo a la toma de decisión médica”. Otras necesidades son “la alineación con las iniciativas europeas en genómica, medicina personalizada y datos”, “un programa nacional de capacitación tecnológica, formación y buenas prácticas” y “una industria competitiva de información biomédica”.

La relación virtual entre médico y paciente apenas se ha desarrollado

Es preciso integrar las distintas bases de datos y plataformas

Toda esa transformación del sistema sanitario se va a desarrollar en paralelo con una cada vez más amplia oferta de servicios de salud a través de aplicaciones del móvil y de ingenios portables (relojes,  pulseras, etcétera), capaces ya de medir la frecuencia cardíada o efectuar electrocardiogramas, y que pronto pueden dejar de ser algo más que curiosidades. Un artículo publicado en diciembre en el semanario The Economist ponía de relieve que el de la salud es, entre los grandes sectores, el que más retraso lleva en su digitalización, lo que abre grandes posibilidades a numerosas empresas, incluidas las gigantescas Apple, Amazon y Google. La revista británica recogía una elocuente estimación de la consultora McKinsey: el mercado mundial de la salud digital va a pasar de 350.000 millones de dólares en 2019 a 600.000 millones en 2024.