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Eléctricas sobrerretribuidas

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Octubre 2013 / 7

Déficit de tarifa. La factura de la luz no hace más que subir, pero ni aun así las compañías suministradoras cubren costes. ¿Y si no fuera así?

GASTO DOMÉSTICO Los ciudadanos pueden mejorar sus hábitos para ahorrar en luz, hasta cierto punto, vista la subida de la tarifa. FOTO: EDU BAYER

Los ciudadanos pagamos la luz cada vez más cara, y a la vez arrastramos cierto sentimiento de culpa. El Gobierno, las eléctricas, muchos economistas  y la prensa martillean que no somos conscientes de lo que cuestan los servicios que usamos. Y que si de verdad se aplicaran a la factura de la luz los costes de producir la electricidad, deberíamos soportar un incremento impactante del recibo, de esos que un político se ve incapaz de asumir ante la opinión pública. Pero, ¿y si no fuéramos culpables?

Cuando el PP ganó las elecciones, las empresas del sector reclamaron un aumento del 35% de la luz en dos años para cubrir costes y evitar el engorde del llamado déficit tarifario, que, nos dicen, es la diferencia entre los supuestos costes de producir electricidad y lo que pagamos los consumidores. Esa enorme deuda de los consumidores con las eléctricas supera los 26.000 millones de euros, y ninguna reforma de ningún Gobierno ha atajado su crecimiento. A finales de septiembre, el ministro de Industria, José Manuel Soria, admitió que en 2013 todavía se ha generado un déficit tarifario de entre 2.500 y 3.000 millones de euros, aunque auguró que en 2014 ya no habrá problema con la nueva reforma eléctrica. Los aumentos de la tarifa (según Eurostat, 88% en los hogares desde 2006, y 60% para las empresas) no han logrado nada.

 

Falta transparencia

En rigor, el déficit de tarifa no es la diferencia entre lo que pagamos por la electricidad y lo que cuesta producirla, sino entre lo que pagamos y los costes  que se reconocen a las eléctricas.  Pero ¿dónde está la transparencia en la fijación de esos costes de producción reconocidos? Izquierda Unida pidió una auditoría al respecto, en vano. “Estamos ante un oligopolio, no hay una auténtica liberalización y las sucesivas reformas no han servido para bajar precios”, afirma Ileana Izverniceanu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios.

“Los precios suben debido a la falta de una auténtica reforma eléctrica, y la consecuencia de ello está recayendo sobre los consumidores y  las renovables, sin un diagnóstico previo”,  declara Natalia Fabra, profesora de la Universidad Carlos III, especializada en  regulación y competencia y economía de la energía.El Gobierno fija la mitad del recibo (los denominados peajes) y la otra mitad, las eléctricas a través de subastas trimestrales. Estas subastas, explica Fabra, “han encarecido los precios de la electricidad en un 15% por encima de los precios del mercado mayorista eléctrico”. 

Eso sucede aunque este mercado también sobrerretribuye la producción eléctrica de ciertas centrales. ¿Por qué? El precio  del mercado eléctrico lo marcan las centrales de gas y de carbón, cuyos costes de producción son muy superiores a los de las nucleares e hidroeléctricas, que reciben ese mismo precio. Además, estas centrales han recibido en los últimos años pagos regulados que les han permitido recuperar inversiones. Fabra concluye: “La diferencia entre los precios de la electricidad que cobran y sus costes de producción son beneficios caídos del cielo que han ido engordando el déficit tarifario hasta hacerlo insostenible, mientras que la reforma del Gobierno mira hacia otro lado”.

 

SOM ENERGIA

Rebaja y futuro verde

Desde la cooperativa  Som Energia, Miquel Miró acusa al Gobierno de “complicidad” con las grandes eléctricas para hacer recaer el pago de parte del supuesto déficit tarifario ”sobre el pequeño consumidor”. “Nadie debería reconocer un déficit en la cuenta de resultados sin antes conocer los costes”, enfatiza. De ahí que cada vez más gente se una para “ganar poder negociador”. Som Energia “es competitiva en precio”, puntualiza, “pero ofrece un sistema participativo para un futuro 100%  renovable”