Geopolítica y territorio digital
Las grandes empresas tecnológicas están moldeando el entorno virtual en el que se ven obligados a operar los gobiernos.
En los primeros meses de la pandemia de covid-19 centenares de millones de personas se vieron obligadas a quedarse en casa simultáneamente por todos los rincones del planeta. Las calles, las carreteras y las autopistas se quedaron vacías. Pero la circulación por las autopistas de fibra óptica aumentó en vez de reducirse, la información siguió fluyendo hacia los ordenadores y los teléfonos y eso permitió a muchos seguir trabajando o estudiando. La nube, ese espacio virtual donde se acumulan ordenadamente datos de una buena parte de habitantes y empresas del mundo, experimentó una enorme prueba de estrés y aguantó. La pandemia no castigó aún más la economía mundial gracias a ella. Pero la nube no es un espacio neutral, tiene dueños. Cuatro empresas —Amazon, Microsoft, Google y Alibaba— ofrecen la mayor parte de los servicios básicos en ese territorio virtual. Si a ellas se suman Facebook, Apple y Tencent, el resultado son los siete magníficos de la aldea global digital, una aldea que no para de crecer y que cada vez establece más intercambios con los habitantes del mundo real.
"Las grandes empresas de tecnología son cada vez más actores geopolíticos en sí mismos", Ian Bremmer, fundador y presidente de Eurasia Group
Ian Bremmer, fundador y presidente de Eurasia Group, describe la influencia de esas macroempresas en un novedoso análisis publicado en la revista de noviembre y diciembre de Foreign Affairs: “Están moldeando cada vez más el entorno global en el que operan los gobiernos. Tienen una gran influencia sobre las tecnologías y los servicios que impulsarán la próxima revolución industrial, determinan cómo los países proyectan el poder económico y militar, configuran el futuro del trabajo y redefinen los contratos sociales”.El presidente del Eurasia Group, una organización que asesora a las empresas sobre el riesgo político de los países, sostiene que un análisis de las relaciones de poder en el mundo ha de tener en cuenta a las grandes tecnológicas. “Han creado”, escribe, “una nueva dimensión en la geopolítica, el espacio digital, sobre el que ejercen una influencia principal. Las personas viven cada vez más sus vidas en ese vasto territorio que los gobiernos no controlan ni pueden controlar por completo”.
Más influencia
En opinión de Bremmer, “ya no es sostenible hablar de las grandes empresas de tecnología como peones que sus amos gubernamentales pueden mover en un tablero de ajedrez geopolítico; son cada vez más actores geopolíticos en sí mismos” que “tendrán una influencia cada vez mayor” en una fuerte competencia que vislumbra entre EE UU y China.
Este interesante análisis efectuado a finales del año pasado y concebido con una visión de largo plazo, cabe complementarlo introduciendo el papel que está teniendo Rusia en la configuración del espacio digital. Es evidente que la presencia en ese territorio virtual de las empresas tecnológicas rusas es mucho menor que el de las estadounidenses y las chinas, pero el Gobierno de Moscú está sabiendo utilizarlo en su guerra sorda contra Occidente. No controla la infraestructura digital, pero sabe explotarla en favor de sus intereses. Cuesta dejar fuera a Rusia de cualquier análisis geopolítico en estos momentos de guerra abierta.