Hacia una sanidad mejor
Para tener un sistema de salud a la altura de las expectativas de la ciudadanía es imprescindible pagar mejor a los profesionales, reforzar la atención primaria y aumentar la coordinación entre las autonomías.
El sistema sanitario español sale muy tocado de la pandemia, que ha puesto al descubierto los estragos causados por una década de recortes tras la crisis financiera de 2008. El coste ha sido enorme: centenares (quizás miles) de enfermos fallecidos sin haber recibido asistencia, decenas de profesionales muertos por no contar con suficientes equipos de protección y otros muchos sanitarios de baja por estrés y depresión. Aún es pronto para hacer un balance de daños definitivo, pero está claro que es necesario tomar medidas para evitar una tragedia similar y contar con un sistema de salud a la altura de las demandas de la ciudadanía.
Profesionales del sistema nacional de salud:
Medicina: 149.000
Enfermería: 186.000
Otros: 331.000
El barómetro del CIS del mes de diciembre pone de manifiesto que la inmensa mayoría de los españoles (el 84,3%) quiere cambios en el sistema sanitario tras los meses vividos con el coronavirus. Las reformas que suscitan más respaldo son destinar más recursos económicos y aumentar las plantillas (ambas con el 80,4%), y mejorar la coordinación entre las comunidades autónomas (75,8%). El 50,47% de los encuestados cree que hay que abordar los cambios “con mucha urgencia” y el 25,6% “con bastante urgencia”.
¿Qué modelo sanitario queremos? ¿Están los contribuyentes dispuestos a pagar más impuestos para financiarlo? ¿Es mejor la medicina pública, la privada o una combinación de las dos? Son preguntas que inevitablemente deberemos contestar conforme quede atrás la pesadilla y el país vaya recobrando la normalidad. Estas son algunas cuestiones para el debate:
RECURSOS HUMANOS
A medida que aumenta la esperanza de vida y la generación del baby boom se acerca a la edad de jubilación, el sistema sanitario va a necesitar más recursos materiales y humanos. Hacen falta más médicos y, sobre todo, más enfermeros. Carlos Humet, ex director médico del Hospital de Barcelona, pone de relieve que España gasta menos dinero en dar un servicio similar al de otros países europeos a costa de pagar menos a sus profesionales. “Hay que aumentar los recursos, y buena parte de ellos deben destinarse a pagar mejores salarios y contratar más personal de enfermería”, afirma.
Con 5,9 enfermeros por cada 1.000 habitantes, España tiene una de las ratios más bajas de la Unión Europea (8,2 de media). Con mucha frecuencia, el personal de enfermería trabaja con contratos temporales que apenas duran unos días o unas semanas. María Labrador, portavoz del sindicato de enfermería SATSE, apunta que 8.000 enfermeros españoles se han marchado a otros países desde comienzos de siglo en busca de mejores salarios y condiciones de trabajo, principalmente a Reino Unido, Alemania y Francia.
En los últimos años también han emigrado casi 4.600 médicos, según datos de la Organización Médica Colegial. La gran mayoría de ellos tiene menos de 35 años y no ha abandonado España por falta de trabajo, sino para buscar mejores oportunidades profesionales y mejores retribuciones. Según la web especializada Medscape, el salario medio de un médico en España es de 53.000 euros brutos anuales incluyendo complementos, trienios y otros conceptos, trabaje en la sanidad pública o en la privada. Es la mitad de lo que gana un médico británico (129.500) o alemán (125.000) y la cuarta parte del salario de un estadounidense (250.000). Si el médico es menor de 45 años, su retribución anual baja de 40.000 euros, y si es residente (tras seis años de carrera y un examen para especializarse en un hospital) ronda los 1.100 euros mensuales netos. El sueldo base de una enfermera, por su parte, supera ligeramente los 1.000 euros netos, aunque puede acercarse a los 2.000 si se le suman complementos.
ATENCIÓN PRIMARIA
La covid-19 ha desvelado que la atención primaria es uno de los eslabones más débiles del sistema. La Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid-Marea Blanca denuncia que la primera línea en la asistencia sanitaria ha sido especialmente castigada por los recortes presupuestarios y que muchos de sus trabajadores trabajan en condiciones precarias. Los ambulatorios y centros de salud ya venían soportando una carga de trabajo excesiva antes del estallido de la pandemia. Algunas instalaciones llevan mucho tiempo sin ser renovadas y su aspecto recuerda más a los años sesenta del siglo pasado que al siglo XXI. “Para los políticos queda mucho más bonito inaugurar un hospital que mejorar la asistencia primaria, que es un eslabón básico para la salud de la población”, apunta Humet.
El 84,3% de los españoles quiere una reforma de la sanidad tras sufrir la pandemia, según el CIS.
La gran mayoría opina que los cambios son urgentes
Un reciente informe del Círculo de Economía de Barcelona, en cuya redacción han participado médicos, economistas, empresarios y especialistas en tecnología, subraya: “Lo que hasta ahora se percibía como una fachada perimetral del sistema, la atención primaria y comunitaria, debe desplazarse hacia su centro, a la vez que debe estar mucho más presente en el sector sociosanitario y residencial”. En la misma dirección apunta la portavoz de SATSE, quien considera esencial acabar con la visión “hospitalocentrista” vigente para prestar a los pacientes una atención continua en la que intervengan de manera coordinada centros de salud, residencias de mayores, especialistas en asistencia domiciliaria o enfermeras escolares.
RESIDENCIAS
La opinión de los profesionales también es prácticamente unánime sobre la necesidad de mejorar la asistencia médica a los residentes de los centros de mayores, donde han fallecido casi 25.000 personas desde el comienzo de la pandemia, según cifras ofrecidas por el Gobierno a finales de noviembre. “Las residencias se han convertido en un aparcadero de viejos mal cuidados desde el punto de vista sanitario”, señala Humet. El ex director del Hospital de Barcelona opina que, además de los servicios habituales, los centros de mayores deberían contar con la tutela de un hospital cercano para realizar un seguimiento del estado de salud de los residentes.
Nº de centros de atención primaria: 13.000
Nº de hospitales: 468
Camas de hospital: 112.000
Puestos de hospital de día: 19.000
El sector de las residencias va a experimentar un crecimiento sustancial en las próximas décadas para responder al aumento en la esperanza de vida y a las demandas de los nacidos en los años sesenta y setenta del siglo pasado. A los centros tradicionales de titularidad pública o privada han comenzado a sumarse modelos alternativos gestionados por los propios residentes, tomando como referencia experiencias de éxito en países del norte de Europa, donde los mayores reciben una asistencia integral al tiempo que disfrutan de autonomía en la organización de sus vidas.
ORGANIZACIÓN
Mejorar la colaboración entre el Gobierno central y las comunidades autónomas es otro de los aspectos que concita mayores adhesiones entre los especialistas en salud pública. “No se puede repetir el espectáculo de descoordinación que hemos visto en las 17 comunidades; ha sido lamentable”, opina Humet, quien se muestra partidario de cierta recentralización de las políticas generales de salud para no repetir los errores cometidos durante la pandemia.
El informe del Círculo de Economía titulado La recuperación post covid-19 apunta a la conveniencia de que la gestión del sistema nacional de salud se rija por una “cooperación leal” entre el Gobierno central, las autonomías y los ayuntamientos, y también entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Para los autores del documento, también es fundamental que la información se comparta de manera eficiente, asegurando la compatibilidad entre los sistemas informáticos de los distintos territorios.
¿PÚBLICA O PRIVADA?
Todo indica que en los próximos años seguirán conviviendo los dos modelos. El privado ha experimentado un fuerte crecimiento en lo que va de siglo y actualmente atiende a entre el 25% y el 30% de la población española. La cuestión fundamental es cómo se organiza la convivencia entre ambos sistemas y cómo se garantiza que ninguna persona deje de recibir la mejor asistencia posible sin importar de qué recursos económicos dispone.
Para la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública de Madrid-Marea Blanca, la universalidad de la sanidad pública es la mejor garantía de la salud individual y colectiva. La organización sostiene que el proceso de privatización del sector se enmarca en un contexto de cambio de modelo social que desde la década de 1980 está llevando a cabo el neoliberalismo dominante, paralelo al desmantelamiento del estado de bienestar. No se trata, en su opinión, de un fenómeno motivado por las necesidades de austeridad o ahorro impuestas por la coyuntura económica, sino de la aplicación “de un programa ideológico marcado por las instancias supranacionales del capitalismo”. Exige, por ello, el cese del “desmantelamiento” de la sanidad pública y del desvío de recursos y servicios hacia la sanidad privada.
El informe del Círculo de Economía apunta a que el hecho de que el sistema nacional de salud sea de responsabilidad pública, y en gran medida de financiación pública, no significa necesariamente que este deba ser de ejecución pública o de gestión directa por parte de la Administración. “Los conciertos sanitarios son parte integral del sistema nacional de salud”, señala. “Que sea así no es simplemente aceptable; es conveniente y útil, además de eficiente en términos económicos y de salud pública”.
Gasto sanitario en España por año:
Público: 6,4% del PIB. 1.656 €/habitante
Privado: 2,7% del PIB. 694 €/habitante
Carlos Humet, que estuvo al frente del Hospital de Barcelona (gestionado por una cooperativa de médicos y pacientes), pide que no se “demonice” al sector privado sanitario. “Mientras esté bien regulado y se impida la entrada de buitres”, afirma, “es una buena solución a los problemas que se nos presentan”. ¿Seguirá creciendo el sector privado en los próximos años? Humet piensa que todo depende de si mejora el sistema público: “Si no se arreglan los problemas, el sector privado seguirá creciendo. El futuro [de la sanidad pública] está en sus propias manos”.
ASISTENCIA AL PACIENTE
La población española ha envejecido rápidamente y, como consecuencia de ello, condiciones como la diabetes, la hipertensión y la artritis se han cronificado. Las enfermedades crónicas se relacionan ya con el 60% de las muertes en todo el mundo. En ese contexto, la mayoría de los especialistas coincide en que es imprescindible que la medicina sea cada vez más preventiva y menos reactiva. SATSE hace hincapié en los beneficios de promover hábitos saludables entre la población, de proporcionar información completa a los pacientes y de mejorar la asistencia domiciliaria para no tener que ir tanto al hospital. “Hay que acabar con la actitud paternalista hacia el paciente para convertirlo en agente activo en el manejo de su propia salud”, apunta la portavoz del sindicato, María Labrador.
El Círculo de Economía recalca que en cuestión de años se va a duplicar el número de personas “en situación compleja de salud”, es decir, con necesidades cambiantes que hacen necesarias evaluaciones continuas y más coordinación entre los distintos niveles asistenciales. “El paradigma de una frontera nítida entre lo que es sistema de salud y lo que debe sustituirse por uno de frontera borrosa o, mejor aún, de no frontera, donde la atención sanitaria (y muy en particular la atención primaria [...]) permea, con diferentes intensidades y características, todas las políticas públicas”, sostienen los autores del informe. “Los hospitales de agudos han de redefinirse. Deben estar más abocados a la intervención y a la cirugía. El paciente no debe permanecer en ellos más tiempo del estrictamente necesario. Es preciso crear alternativas a la hospitalización convencional, fomentando los hospitales de día o la hospitalización domiciliaria”. En un futuro próximo, la digitalización, la robótica y la telemedicina harán posible una atención menos invasiva y simplificarán los procesos y actuaciones asistenciales.
Mejorar la asistencia y acercar España a la media europea en gasto sanitario pasa inevitablemente
por un aumento de la presión fiscal
FINANCIACIÓN
El sistema nacional de salud seguirá financiándose con los impuestos que pagamos todos, y sus principales características seguirán siendo la descentralización por comunidades, la cobertura universal y el acceso libre. Si queremos un sistema mejor, inevitablemente habrá que aumentar el gasto en salud, situado en el 8,9% del PIB, en línea con la media de la UE. El documento del Círculo de Economía, coordinado por el ex conseller de Economía de la Generalitat de Catalunya Andreu Mas-Colell, prevé un aumento gradual de la presión fiscal para aproximarnos a Francia y Alemania, donde el dinero dedicado a la sanidad supera el 11% de la riqueza nacional. Ese incremento del gasto debería destinarse, en buena parte, a mejorar la retribución de los sanitarios, fundamental para evitar más fugas de talento. El Círculo de Economía también apunta a la conveniencia de potenciar un sector básico de la economía como la industria de la salud, integrado por farmacéuticas, biotecnológicas, digitales, empresas de servicios, etc.
Por último, es imprescindible que la sociedad valore el sistema sanitario y a sus profesionales y que conozca su complejidad y su coste económico. Solo así estará dispuesta a dedicarle los recursos necesarios para su modernización.
La revista médica The Lancet destacaba recientemente en un editorial que la covid-19 había sacudido los pilares del modelo sanitario español, pero concluía que aún hay motivos para el optimismo. “Indicadores de salud como la esperanza de vida sugieren que España obtiene mejores resultados de los que le corresponderían en funcción de sus datos sociodemográficos”, señalaba el artículo. Y añadía: “Si los dirigentes políticos españoles aprenden la lección de su deficiente repuesta a la covid-19, el país estará muy bien posicionado para ofrecer a su población un futuro prometedor y saludable”.
Ilustraciones: Lola Fernández