Hacia una Unión Europea de la Salud
Bruselas pone los cimientos de un sistema sanitario integrado para mejorar la respuesta a futuras crisis.
Cuando comenzó la pandemia, los y las líderes de la Unión Europea se toparon no solo con un tremendo caos, sino también con una situación que rayaba el ridículo: tenían más información de cuántas granjas de animales cumplían con los requisitos de metros cuadrados obligatorios que de cuántas unidades de cuidados intensivos (UCI) había en cada uno de sus 27 miembros.
Tampoco tenían ninguna competencia a nivel nacional, y destinaban poco dinero al ámbito sanitario europeo.
Dentro de la gravedad de las circunstancias, la pandemia cayó en buen momento, justo cuando se estaban negociando los presupuestos para el septenio que ahora comienza. Y las prioridades cambiaron por completo: el dinero destinado a salud se incrementó en un 2.000%.
Las lecciones de la crisis están aprendidas. Por eso, ahora la Comisión Europea está planificando la próxima Unión Europea de la Salud, en la que se reforzarán los organismos comunitarios existentes y se crearán nuevos.
Cuidados de alta calidad
El objetivo, explicado por la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es “proteger a los ciudadanos con unos cuidados de alta calidad durante una crisis y equipar a la Unión y a sus Estados miembros para prevenir y gestionar las emergencias sanitarias que afectan a toda Europa”.
Un objetivo es tener información sobre el estado de la salud en todos los países miembros
Desde la Comisión explican que se está replanteando el marco jurídico vigente “para abordar las amenazas transfronterizas graves para la salud”. También se trabaja en el refuerzo de la preparación frente a las crisis y la capacidad de respuesta de las principales agencias de la UE, tales como el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
En el nuevo marco se elaborarán planes y recomendaciones de preparación ante crisis sanitarias y pandemias para adoptar planes a nivel nacional, junto con marcos globales y transparentes para la presentación de informes y auditorías.
Vigilancia epidemiológica
Los planes serán auditados y sometidos a pruebas de resistencia por parte de la Comisión y las agencias de la UE. Además, se creará un sistema de vigilancia reforzado, utilizando inteligencia artificial y otros medios tecnológicos, y se pedirá a los Estados que intensifiquen la notificación de los indicadores de sus respectivos sistemas sanitarios. Por ejemplo, los países deberán describir la disponibilidad de camas hospitalarias, la capacidad de tratamiento especializado y de cuidados intensivos, la cantidad de personal con formación médica, etc.
La próxima vez que se declare una situación de emergencia en la Unión Europea podría coordinarse mejor la ayuda, el almacenamiento y la adquisición de productos necesarios. Se reforzarán principalmente el ECDC y la EMA, que han estado haciendo frente a la covid-19 desde el inicio de la pandemia.
Las autoridades europeas podrán llevar a cabo una mejor vigilancia epidemiológica a través de sistemas de información integrados. Además, entre otras cosas, crearán una red de laboratorios de referencia de la UE y una red para la gestión de sustancias de origen humano.
La EMA será la encargada de facilitar una respuesta coordinada ante las crisis sanitarias. Se espera así poder mitigar el riesgo de escasez de medicamentos y productos sanitarios fundamentales, algo que ha faltado al inicio de la pandemia, durante la primavera. Además, los responsables de la EMA proporcionarán asesoramiento científico sobre medicamentos y coordinarán los estudios de control de la eficacia y seguridad de las vacunas.
También está prevista la creación de la Autoridad para la Respuesta Sanitaria de Emergencia (ARSE) antes de que concluya 2021.