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La factura social del lucro bancario

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Abril 2013 / 2

Suma y sigue. La banca ganó 169.000 millones con el ladrillo, y ha tenido 175.000 millones en ayudas públicas y otros 300.000 en créditos del BCE

 

Beneficios de la banca en los años buenos y ayudas públicas en la crisis. Cuadro comparativo entre los beneficios obtenidos por los bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito durante los años de auge económico (1996 – 2007), que siguieron elevados hasta 2010 a pesar de la crisis y las ayudas obtenidas entre 2009 y 2012. (Cifras en millones de euros) * Sólo los tres primeros trimestres de 2012. Fuente: Banco de España

La crisis económica y social provocada por el estallido de las burbujas crediticia e inmobiliaria se presenta con frecuencia como un fenómeno meteorológico, como la formación de las nubes y tormentas fuera del control humano. Ahora ya se sabe, no obstante, que en España la crisis se ha visto agudizada por  la quiebra de unas temerarias  inversiones en proyectos inmobiliarios, cuyas cuantiosas pérdidas vamos conociendo a medida que las entidades las van aflorando. Unas pérdidas que han enterrado a varias entidades, principalmente cajas de ahorro,  y han originado un recorte drástico del  crédito a la economía productiva que ha agravado  la  recesión.

El fenómeno se generó por el aumento exponencial de los créditos concentrados en  la construcción y las actividades inmobiliarias, que alcanzaron en 2008, el año de su máximo apogeo, 469.880 millones de euros, un volumen que triplicaba la financiación otorgada a la industria. Las inversiones exclusivas en proyectos inmobiliarios, en su mayor parte pura especulación a través de sociedades en las que también han participado los bancos y las cajas, alcanzaron aquel año 318.032 millones. ¡20 veces más que en 1996! En los años del boom, los créditos a estas actividades crecían a un ritmo anual  de hasta el 50%. Y los beneficios bancarios, que no les iban a la zaga, aumentaron el 40% y 30% , en 2006 y 2007, respectivamente. Este último año las ganancias superaron los 25.000 millones. El disparate no ha sido solo por  el desequilibrio entre actividades productivas y especulativas, sino  debido al mayor grado de impagados producidos en estas últimas. Esto pone al descubierto  el carácter temerario de buena parte de las operaciones inmobiliarias. Así, en el tercer trimestre de 2012, los morosos de los créditos a las actividades de la construcción e inmobiliarias ascendieron a 108.132 millones, diez veces más que los de la industria, 10.620 millones. El volumen de créditos impagados  en todos los sectores vinculados a la construcción y vivienda aumenta a un ritmo de unos 30.000 millones de euros anuales. 

LOS DESAHUCIOS INJUSTIFICADOS Una joven se lleva un electrodoméstico de una casa a punto de ser desahuciada. La morosidad en viviendas no llega al 3,5%. FOTO: ANDREA BOSCH

La realidad es que la morosidad real es mucho más elevada aún, como se ha puesto de relieve recientemente con el reconocimiento por parte de la banca de la existencia de una refinanciación de créditos dudosos superior a 150.000 millones de euros.

El profesor José García Montalvo, catedrático de Economía y Empresa de la Universidad Pompeu Fabra, ha señalado: “De forma muy sintética se pueden resumir las causas de la crisis de 2008-2009 en tres: la avaricia, la estupidez y los incentivos perversos  que se extendían por todas las esquinas del proceso de financiación del sector inmobiliario”.

La expansión disparatada del crédito durante los años de expansión y el posterior estallido  de la burbuja inmobiliaria está resultando una catástrofe económica y social sin precedentes,  con un impacto muy desigual entre ganadores y perdedores que se ha visto reflejado en un rápido aumento de la desigualdad. Entre 1996 y 2010, el conjunto de entidades financieras obtuvieron unos beneficios de 169.281 millones de euros, según el Banco de España. Mientras, desde el inicio de la crisis financiera en 2009, los bancos y las cajas españoles han recibido ayudas  por valor de 185.518 millones de euros, de los que 174.000 millones son públicas, aportadas por los contribuyentes españoles y europeos, según el análisis de Antoni Garrido, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona. Garrido subraya la mayor envergadura de esta crisis por la cuantía de los recursos empleados: casi ocho veces  más que  los 22.118 millones de euros que el Fondo de Garantía de Depósitos movilizó en 2011 a raíz de las crisis acaecidas entre 1978 y 2004.

 A estas ayudas hay que añadir los 313.000 millones de euros en créditos blandos al 1% de interés para un plazo de tres años proporcionados por el Banco Central Europeo  (BCE) entre diciembre de 2011 y febrero de 2012, que han sido un verdadero regalo para las entidades. El informe de Estabilidad Financiera del Banco de España de noviembre de 2011 señala: “La moderación de los costes  financieros  se explica en parte porque las entidades aumentaron la financiación procedente del Banco Central Europeo”.  Esta moderación de los costes financieros permitió aumentar  el margen financiero  en un 11,4% entre junio de 2011 y junio de 2012, y alcanzó 34.723 millones, según el citado informe.

Un consejero del Banco de España  conocedor de las tripas de los bancos y las cajas españoles,  que prefiere no ser mencionado, asegura: “Sin la intervención del BCE, todos los bancos y cajas españoles sin excepción se habrían ido a pique”.

Las ayudas públicas han consistido en aportaciones de capital del  Fondo de Reestructuración Bancaria Ordenada (FROB) y las ayudas comunitarias a través del  Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), en una cuantía de 41.025 millones.  El profesor Garrido señala que “el FROB  de hecho ya da por perdida la práctica totalidad  de los 14.500  millones invertidos” en las entidades ayudadas.

García Montalvo, consejero independiente de Catalunya Banc, advierte de todas formas que “hay que ir con cuidado en decir que los bancos han sido los grandes beneficiarios”.  El profesor precisa: “Los accionistas de los bancos como el de Valencia han perdido mucho dinero y los de la antigua Caixa Laietana están en los tribunales”.

De todas formas, hay todavía muchas incógnitas sobre los saneamientos pendientes del sistema financiero español. La agencia de calificación Moody’s habla de 200.000 millones de riesgos inmobiliarios no contabilizados.  Por su parte, el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) del pasado marzo sobre la situación de los bancos españoles  incidía en la misma preocupación al advertir de que “dado que las exposiciones al sector inmobiliario son grandes, existe una elevada probabilidad  de tener que recapitalizar los bancos si  caen los precios”. Y precisaba que “uno de cada cuatro bancos de la muestra del stress test sufriría severas pérdidas de capital”.

Para el Fondo, el sistema financiero español presenta  significativas vulnerabilidades si se produce un deterioro de la crisis de la deuda soberana.  El conjunto de estas dificultades podrían impedir un desendeudamiento ordenado del sector bancario.

En los años del boom los créditos al sector inmobiliario crecian hasta el 50% anual

La morosidad en las promociones del ladrillo era 10 veces mayor que en la industria

Los años del boom crediticio han sido financiados en buena parte con créditos proporcionadaos por la banca europea. El profesor Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona,  ha analizado los flujos financieros entre España y varios países europeos. Sus trabajos reflejan la posición acreedora  de la economía española de la banca internacional. En  su trabajo Competitividad, desapalancamiento en España: los retos pendientes, publicado por Europe G, estima en 778.000 millones de euros en 2007 —el momento de máximo volumen de la burbuja crediticia—, la financiación  recibida por España de los bancos europeos.   Los principales financiadores fueron las entidades de Alemania, con 293.000  millones de euros; Francia, con 204.000 millones, y Bélgica, con 47.000 millones.

Oliver recuerda que desde la óptica del endeudamiento exterior bruto total, las deudas acumuladas por la economía española ascendían en 2008 a 2,2 billones de euros, de los que 1,4 billones corresponden a necesidades internas y los 800.000 millones fueron captados en los mercados internacionales para financiar las inversiones españolas en el extranjero.

El voluminoso flujo de financiación internacional recibida  en buena parte desde Alemania y  Francia ha  proporcionado importantes beneficios a los bancos de estos países, pero ha sido criticado seriamente por los economistas germanos.

El EEAG Report elaborado por el CESifo, que dirige el profesor Hans Wernner-Sinn, lamentaba en su edición de 2011 que los bancos alemanes recogieran el ahorro de sus ciudadanos y lo invirtieran en todo el mundo, incluidos los países del sur de Europa (Grecia, Italia, Portugal y España), Reino Unido y Estados Unidos. En este sentido, el informe señalaba que, entre 2002 y 2009, en Alemania, el ahorro de las familias, las empresas y el Gobierno ascendió a 1,6 billones de  euros. “Mientras que esta era la cantidad de dinero disponible para inversiones netas en bienes de equipo, construcción y otras infraestructuras públicas, en realidad solo un tercio —562 millones de euros— se invirtió en el país. Las dos terceras partes restantes, un billón de euros, se invirtieron en otros países, y cuatro quintas partes de estas exportaciones de capital fueron inversiones financieras”. Para los analistas del CESifo, “estos desequilibrios fueron finalmente excesivos  y condujeron a una amplia mala adjudicación de los  recursos”.

Por otra parte, el grueso de la financiación recibida del exterior eran créditos a corto plazo que, cuando dejaron de fluir a España, dejaron a los bancos y cajas españoles en una situación muy comprometida, especialmente a los que los habían utilizado para préstamos a largo plazo.

Lo cierto es que, entre los propios fallidos y el cierre del grifo exterior, las entidades españolas se han visto obligadas a recortar el crédito tanto de manera forzosa como por las exigencias añadidas de Bruselas. (Véase el artículo ¿Por qué no hay créditos?)

García Montalvo: “La crisis viene de la avaricia, la estupidez y los incentivos inmobiliarios”

Olivé: “En 2008 la deuda exterior acumulada por la economia española ascendía a 2,2 billones”

Lo cierto es que los bancos y las cajas españoles no tan solo no conceden nuevos créditos, sino que en muchas ocasiones no renuevan los de sus clientes. Un ejecutivo barcelonés vinculado a la creación de empresas se lamentaba de las duras condiciones exigidas por la banca a los promotores de nuevas empresas, a veces financiadas con créditos personales “con costes reales superiores al 20% si se tiene en cuenta las comisiones, seguros y demás complementos exigidos”.

La dura realidad es que desde que estalló la crisis el crédito no ha cesado de caer. El volumen total de préstamos concedidos a actividades productivas alcanzó el máximo de un billón de euros en 2008. Desde entonces ha ido descendiendo hasta los 886.962 millones de septiembre de 2012.  Todas  las previsiones apuntan a nuevos recortes.

El profesor José García Montalvo explica que la extraordinaria concesión de créditos por parte de la banca española estaba motivada porque “el diferencial con que trabajan los bancos españoles era mucho menor respecto al de las entidades extranjeras, razón por la cual  tenían que dar muchos créditos para obtener los beneficios que querían sacar”.

En cualquier caso, las secuelas más sangrantes de la paralización del sistema financiero y la contracción del crédito han sido la destrucción de más de 3,5 millones de empleos, que han elevado la cifra de parados hasta los seis millones, y la ejecución de más 400.000 hipotecas que han provocado la expulsión de sus viviendas de decenas de miles de familias, a lo que debe agregarse su ruina financiera por no haber logrado cancelar sus deudas en muchos casos. 

Por otra parte, los créditos concedidos a los compradores de viviendas ascendían a finales de septiembre pasado a  639.000 millones de euros. Hasta el momento, estos préstamos han presentado un problema mínimo con una morosidad de 23.000 millones, lo cual no llega al 3,5% frente al 30% de las inversiones inmobiliarias. 

Varios economistas coinciden en que muchas entidades han optado por renegociar créditos a la vivienda para camuflar la morosidad, cuya tasa real debe estar más próxima al 7%. No obstante, en los casos más difíciles las entidades no han dudado en expulsar directamente a los propietarios que no han podido pagar.

Está claro que los bancos se han visto obligados a ejecutar las hipotecas por cuestión de supervivencia. El verdadero agujero está sobre todo en las actividades inmobiliarias y la construcción, que en su conjunto tienen unos morosos de 108.000 millones.
 

Malestar en la calle La presión ciudadana ha ido creciendo en paralelo al incremento de las ejecuciones hipotecarias en España. Ya van 400.000 FOTO: EDU BAYER.

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-¿Por qué no hay créditos?