Menos empleados para más centros
La plantilla de El Corte Inglés tiene 16.578 trabajadores menos que antes de la crisis, pese a la apertura de nuevos grandes almacenes y de hipermercados
PASAR POR CAJA Una empleada de El Corte Inglés, a punto de facturar por la compra de unos pantalones. FOTO: ANDREA BOSCH
Una vida de pie, rodeados de silencio o abrumados por una muchedumbre. Es un pequeño flash del vendedor de El Corte Inglés. O, mejor, vendedora, pues los hombres solo suman el 36% del personal, y debido a una decisión judicial, están ya obligados (jefes incluidos) a vestir uniforme, igual que las mujeres. La expansión del grupo en la primera década del siglo generó empleo hasta plantarse en los 109.800 contratos. Desde 2007, con el hundimiento del consumo que conllevó la crisis, los informes anuales del gigante verde reflejan una luna menguante. En los últimos seis años se han evaporado16.578 puestos de trabajo. Quedan 93.222, el 15% menos que antes de la crisis. En paralelo, se han abierto nuevos centros. Hace seis años, el grupo difundió que tenía 70 grandes almacenes ECI y 36 hípers. En 2013, el total fue de 86 y 42. Resultado: más presión.
Un buen bocado de ese recorte se explica por lo que fuera el pan de cada día en la España prerreforma laboral: en cuanto venían mal dadas, las empresas prescindían de sus trabajadores eventuales. En El Corte Inglés, también. En 2007, el 21% de los contratos eran de menos de un año, y el 46,9%, de menos de cuatro. En 2013, la proporción era del 5,6% y del 16,6%, respectivamente, según la memoria económica.
Pero han ocurrido más cosas. Hace tres lustros, el empleado de El Corte Inglés tenía un caché por encima de la media del sector, además de ese viejo y codiciado destino —un trabajo para toda la vida—, como quien se establecía en una caja de ahorros o en un ministerio. Hoy, un dependiente de una cadena de moda puede cobrar más, y el trato en la casa, cuyos expresidentes lo habían descrito alguna vez “como una familia”, sigue rezumando paternalismo; el de un padre exigente que inculca el sentido del deber a los hijos y que reparte cariñosas palmaditas en la espalda al que, de entre todos, ama al cliente más que a sí mismo.
Con el tiempo —la eclosión de nuevos competidores; experiencias distintas del acto de comprar; el batacazo del consumo—, las condiciones laborales en el grupo han ido empeorando. Aquí no hay excepción en el panorama laboral español.
Fruto de los últimos cambios introducidos en el convenio del sector, las reformas legales en España para introducir flexibilidad laboral en favor de las empresas y algunas decisiones específicas de El Corte Inglés, miles de trabajadores han saltado del barco, sin olvidar las facilidades para la jubilación parcial para quienes tengan cumplidos los 61 años en enero de 2019.
UN MÍNIMO DE VENTA SIN COMISIÓN
Una de las razones más sonadas ha sido el cambio en la manera de calcular los salarios —la empresa habla oficialmente de un sistema retributivo con décadas a sus espaldas que se debía “modernizar” y “flexibilizar”—. Lo aprobaron los sindicatos Fasga, Fetico y UGT. Desde el pasado abril, los dependientes ya no cobran comisiones a partir del primer euro que venden, sino que se les fijan listones mínimos exentos de incentivos, que varían según los productos, el departamento o la ubicación del centro. Quien más venda sacará mayor tajada.
Ya no se cobra ninguna comisión por una parte de las ventas
Trabajar los domingos, y sin cobrarlos, ha sido otro cambio de calado
Los sindicatos mayoritarios aseguran que en los primeros meses de aplicación el incremento de las comisiones por vendedor superó los 80 euros. El cómputo real se verá cuando termine el año. CC OO, sindicato que rechazó el pacto, estima no obstante que, anualmente, los empleados cobrarán una media de 2.000 euros menos, debido a la combinación de la crisis de consumo, el hecho de que la cuantía de ventas exentas de comisiones ronde el 40% del dinero que se percibía antes en comisiones y del establecimiento de listones “casi imposibles” para cobrar los mayores incentivos, según Manel Hernández, responsable de la sección sindical de El Corte Inglés en Catalunya, quien afirma que “no es ninguna leyenda” que en la compañía ”hay miedo a hablar”.
Otro cambio de calado. De la mano de la liberalización creciente del comercio y de la explotación de las zonas turísticas, la apertura en domingos y festivos ha dejado de ser excepcional para volverse frecuente en muchos centros, más allá de Madrid y Valencia. No solo se está obligado a trabajar en domingo, sino que ello ha dejado de remunerarse como festivo.
Por otra parte, la jornada laboral se replanifica cada tres meses, lo que significa dificultades añadidas para organizarse la vida.
Por ello, muchos se han marchado, y a otros se les ha rescindido el contrato supuestamente por no ser lo bastante productivos. Algunos empleados y ex empleados de El Corte Inglés consultados al respecto corroboran que la proporción de ventas depende mucho de los departamentos. En tecnología, muebles o ropa es más fácil facturar más que si se despachan medias u otros productos de mercería.
ZONAS DE MENOR VENTA
“Cuando a uno le trasladan a una zona de menor venta, mala señal”, apunta Eva, que pide que no se publique su nombre real porque acaba de ser despedida. Llevaba casi 15 años trabajando en El Corte Inglés, donde recaló después de haberse formado en secretariado internacional. Tras percibir 150 euros como compensación al sobreesfuerzo de una campaña de promoción navideña, se confesó “engañada” a su jefe. Fue destinada a una zona de poca venta. Y ha terminado sin empleo por no alcanzar el listón. “Es imposible mantener una familia o tener una vida independiente”, afirma Eva, que a los 40 años tiene que compartir piso.
El sueldo mínimo por convenio es de 800 euros —la horquilla es muy variable, y los mandos intermedios que supervisan a los vendedores pueden cobran de 20 a 30 veces más—. Antes, con las comisiones, Eva se llevaba cerca de 1.300 euros por mes. Con la antigüedad, muchos vendedores veteranos podían llegar a 1.600 y hasta más. En los últimos meses, Eva se sacaba 750.
La mayoría de empleados vota a los sindicatos próximos a la empresa, Fasga y Fetico. El más peleón, CC OO, se queja de sufrir “persecución”. Se han dado casos. En Valencia, a Vicente Martínez se le notificó el despido por deficiente atención al cliente. Según CC OO, Martínez llevaba 11 años, y en las últimas evaluaciones internas, obtuvo la máxima puntuación en trabajo en equipo, surtido y atención al cliente.