Un activismo aún marginal
Tendencia. Crecen las actividades colectivas, pero la mayoría vive la crisis a solas.
La crisis ha hecho que aumente la protesta y las actividades económicas alternativas. Pero estos brotes no definen una tendencia que haya llegado para quedarse.
Respecto de hace diez años, las iniciativas ciudadanas están en ebullición. Surgen proyectos de pueblos con presupuesto participativo, intercambios sin dinero, huertos urbanos, fábricas recuperadas en cooperativas… y un largo etcétera. Muchas asociaciones ciudadanas buscan encontrar salidas a la crisis. Pero a pesar de esto, según las encuestas del CIS, la mayoría de la sociedad vive la crisis a solas y en silencio. El asociacionismo ha ido creciendo, aunque todavía no representa a más del 25% de la sociedad.
La sociología no se pone de acuerdo respecto a si estas actividades colectivas, alternativas al sistema tradicional, se consolidarán con el tiempo y formarán otro modelo de sociedad.
Los analistas no concuerdan sobre si el asociacionismo llevará a un cambio social
La economista Miren Etxezarreta es optimista: “Es distinto que en otras épocas de la historia reciente. No se busca el poder político, sino cambiar las pequeñas cosas”. Pero hay quienes no están nada de acuerdo. “Ya nadie se acuerda del 15-M”, rebate el sociólogo Javier Elzo, autor del libro Un individualismo placentero y protegido, que es el análisis de la Encuesta Europea de Valores. ”La gente se refugia en las familias”.
El sociólogo José Ignacio Sánchez Cuenca no ve factible un cambio duradero. “Hay un espíritu solidario muy fuerte, pero las políticas que vienen desde Bruselas fuerzan a cada uno a una salida individual”, comenta. “En la medida en que se desmonta el Estado de bienestar, cada uno tiene que buscarse la vida”.