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“El aumento de los seguros privados es un gran problema”

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Mayo 2021 / 91

Entrevista

Beatriz González López-Valcárcel

Catedrática de Economía de la Salud

"El aumento de los seguros privados es un gran problema"

Después de participar en la charla Los efectos de la covid-19. Vacunas, economía y política, organizada por los Amigos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), la catedrática de Economía de la Salud Beatriz González López-Valcárcel conversa con Alternativas Económicas desde su casa en Canarias. Explica en qué situación está la sanidad y qué futuro ve en el horizonte, para bien y para mal.

¿España lo ha hecho bien frente a la pandemia?

Todos los países hemos tenido que ir sobre la marcha. Posiblemente muchas decisiones han sido erróneas. Pero a posteriori es muy fácil juzgar. España tiene un inconveniente que nos ha jugado bastante mala pasada, que es la arquitectura institucional del Sistema Nacional de Salud. Y la bronca política que subyace a todas las decisiones. Visto ahora, es evidente que en la primera oleada a España le fue muy mal. Particularmente en las residencias. 

¿Y Europa ha reaccionado bien?

Lo ha hecho bastante bien. Comparado con la crisis de 2008, cuando Europa reaccionó exigiéndonos que cumplieramos objetivos de déficit. La reacción ahora es justamente la opuesta. El  plan de ayudas  tiene un presupuesto de 140.000 millones de euros.

Por ahora la gente se queja...

Hemos hecho avances muy significativos en España. Por ejemplo, el ingreso mínimo vital, que hubiera sido impensable con otro Gobierno precovid. Se votó prácticamente por unanimidad en el Parlamento, aunque nos falló la forma de implementarlo, el aparato burocrático administrativo.

¿Cuánto le cuesta al Estado el retraso en las vacunas?

Haciendo una cuenta muy por encima, decimos que el PIB cayó en 2020 el 11%. El coste de la covid es más que esto, porque antes la previsión de crecimiento del PIB era del 1,6%. Es decir, que el coste es del 12,6%.  Esto es casi 200.000 millones de dólares. Si tú consigues adelantar un mes la vuelta a la normalidad absoluta económica no vas a recuperar este 12%, pero estamos hablando de miles de millones de euros. La idea es que frente a esta ingente cantidad de dinero, el gasto sanitario con la covid es solo de 7.000 millones de euros. Parece mucho, pero en realidad, comparado con lo otro, es poco.

¿Qué ha pasado entre la sanidad pública y la privada durante la pandemia? 

Al principio hubo hospitales y empresas sanitarias privadas que hicieron ERTE. Porque entre marzo y junio de 2020 solo había covid, como si no se atendiera el resto de problemas de salud. En el sistema sanitario español tenemos los conciertos sanitarios. Según la Ley General de Sanidad, si el sistema público no es capaz de hacer todo lo que tiene que hacer, puede concertarla. Por ejemplo, en Canarias el 10% del gasto sanitario público es en conciertos privados. Durante la covid esto se paralizó. Y los centros privados concertados no recibían pacientes. Además, en España, en torno al 30% del gasto sanitario es privado. Y esto es muy alto. Estamos por encima de la media de los países desarrollados del mundo. Proviene de dos sitios: el  primero, el gasto de bolsillo; es decir, gente que como tiene que esperar mucho en la pública va a un centro privado y se paga la resonancia que le han prescrito. O por una consulta al especialista. Esto es el 24%. El otro 6% son primas de seguros privados. Son una tendencia clarísima en España.

Y durante la pandemia, más, imagino.

Según datos de la patronal de seguros privados, los aseguramientos de los otros ramos (coches, vida, hogar, etc.) bajaron. Pero los seguros de salud subieron en un año más del 4%, lo que es una burrada. Es, en mi opinión, el verdadero problema.

¿Quién es?

Expresidenta de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria y de la Asociación Española de Economía de la Salud, Beatriz  González López-Valcárcel (Vigo, 1957) es catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en cuya Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales imparte clase. Aunque han querido ficharla para puestos políticos, ha preferido quedarse en la docencia y la investigación.

 

¿Por qué?

Porque más allá de la sostenibilidad económica del Sistema Nacional de Salud, que tiene que ver con si podemos seguir pagando la sanidad pública, está la sostenibilidad social. Es decir, si las clases medias dejan de utilizar la sanidad pública deslegitiman la recaudación de impuestos para pagar unos servicios que no usan.  Cada vez va a ser una sanidad pobre para pobres. Ese es el gran problema. En mi opinión, el más importante.

Pero está estimulado desde el mismo Estado: los funcionarios públicos tienen Muface, un sistema de salud privado… ¿No es una contradicción? 

Es un disparate. Son cosas que vienen del franquismo y que, políticamente, quitarlas tiene un coste altísimo. No se atreven. Hay un movimiento de presión por parte de intereses claros privados para que cambie el modelo y todo el mundo tenga Muface, lo que implica elegir entre la pública y la privada. Es decir, financiación pública de provisión privada. De los funcionarios de Muface ahora el 80% elige la privada y el 20% elegimos la pública. Hace 10 años era 85% a 15%. ¿Por qué? Porque los funcionarios están envejeciendo, y tienen claro que cuando necesiten de verdad atención sanitaria para un problema grave, van a la pública.

Pero la gente intenta evitar las listas de espera…

Lo entiendo. Esto es el primer determinante para ir a la privada. La lista de espera es un fenómeno muy complejo, porque tiene mucho que ver con la forma de gestionar los centros, de organizar la atención.

Conozco una ginecóloga que trabaja en la pública y en la privada. Y dice que prefiere la privada por las presiones para que atienda rápido en la pública.

Un médico es un gestionador de recursos. Decide qué necesidad tiene el paciente, cuándo lo atiende y qué tiempo. Y no que el gerente le diga: te doy cinco minutos para todos, tengan lo que tengan. Eso es un problema porque lleva a los pacientes a la privada, y también a los médicos. Están teniendo incentivos fuertes. Y hay una gran cantidad de médicos que simultanean. Y esto es muy malo.

¿Por qué?

En primer lugar, la energía de una persona no es la misma con dos trabajos. Luego también, de alguna manera, un médico que trabaja en la privada se beneficia de que la lista en la pública sea más larga, porque al final tiene más clientes. Hace algunos años estaba lo que se conocía como “peonadas”. El mismo médico, cirujano, por la mañana operaba por la pública, y  por la tarde, en el mismo quirófano, por la privada, y le pagaban por cada intervención. El resultado era que por la mañana, en el mismo tiempo, hacía dos o tres operaciones, y por la tarde, 10. Y, además, las listas de espera no hacían más que aumentar. Ese tipo de conflictos de interés son muy delicados en sanidad. Ahora, afortunadamente, se han superado las peonadas. Pero hay muchos problemas de gestión  que necesitan ser abordados.

 
"La consulta que te ofrecen empresas a través de Zoom es la uberización de la sanidad"

"Muface es un disparate del franquismo que nadie se atreve a tocar"

Sabemos que, comparado con el resto de países de la OCDE, en España hay muchos médicos pero poco personal de enfermería y auxiliares. ¿Por qué?

Esto también nos viene de atrás. En España se accedía a enfermería con la ESO. Ahí entrabas en un hospital donde te formabas tres años más y salías enfermero. Ni siquiera eran diplomados. Hasta la década de 1990 no se ascendió la enfermería a diplomatura universitaria. Y amuchos de  los enfermeros se les hizo una prueba y subieron de escala y ya son diplomados. Ahora se pasó a graduados, pero claro, cuando subes a los enfermeros a graduados, los que están debajo, los auxiliares, quieren subir. En España no hemos sido capaces  de resolver conflictos interprofesionales. Todavía los médicos están muy en contra de la prescripción enfermera, y los enfermeros no han sido capaces de definir bien cuál es su papel como profesionales. En otros países esto lo tienen resuelto. El resultado es que en España, en la atención primaria, la ratio enfermero/médico es de uno a uno, lo cual es un disparate. Y en hospitales es 1,8 a 1 también. En la OCDE hay 2,5 enfermeros por cada médico. Tenemos que mejorarlo.

Y pagarles mejor...

Claro. Esta es otra de las consecuencias que tiene esta distorsión. 

¿Por qué hay un retroceso en la atención primaria?

Tiene muchos factores. Es difícil explicarlo rápidamente. Pero los hospitales son devoradores de fondos, porque las nuevas tecnologías presionan mucho y siempre hay más para hacer. Y la atención primaria no es tan agresiva. Si tú miras los presupuestos, la diferencia de financiación entre atención primaria y hospitales cada vez es mayor. Eso se complementa con que la atención primaria tiene menos prestigio social en la profesión. Los médicos del MIR eligen atención primaria cuando no pueden acceder a una plaza de hospital. Esto es muy malo para el sistema.

¿La covid es una oportunidad?

Se han hecho cosas. Por ejemplo, se va a montar por fin el Centro Estatal de Salud Pública, que era muy necesario. Aparecía en la ley de 2011, pero nunca se  llegó  a crear. Por fin, los Presupuestos ya lo dotan de cinco millones de euros. Para la coordinación de salud pública es muy importante el trabajo en red. En eso se ha avanzado, aunque hay mucha interferencia política.

Hay un nuevo fenómeno, que es el de la medicina digital. Desde Microsoft hasta Movistar, que te ofrece un servicio médico cuando llamas para arreglar un problema de Internet. ¿Hacia dónde nos lleva esto?

La consulta que te ofrecen algunas empresas a  través de Zoom es la uberización de la sanidad. El médico se habrá inscrito en una web y hará esto en sus ratos libres. Es lo mismo que los conductores de Uber. Son autónomos.

Peligroso para la salud del paciente...

Es justamente lo contrario a tu médico de cabecera, que es tu coach de salud, que te conoce desde siempre. Pero esto es solo una pequeña parte de la digitalización. Digitalizar implica también tener grandes bases de datos, conectadas, de las historias clínicas de los pacientes, con datos de texto, imagen y de vídeo, incluso con datos del genoma. Es algo que era impensable hace solo cinco años. Esta información es valiosísima para la empresa privada. Las grandes compañías, como Amazon y Google, tienen una guerra entre ellas para ver cuál se queda con los contratos de los gobiernos. Es un fenómeno relativamente nuevo y que va a cambiar el mundo. Tiene un riesgo enorme, porque la información puede ser mal utilizada, y puede haber fugas. Pero la digitalización tiene, sin duda, grandes ventajas, porque ayuda mucho para el diagnóstico médico. La inteligencia artificial ya consigue diagnosticar mejor que los mejores dermatólogos si una mancha es un melanoma maligno o benigno. Los algoritmos de inteligencia artificial diagnostican el 96% correctamente si un paciente tiene covid o no viendo la radiografía de tórax. Todo eso son grandes avances. 

 

“Si las clases medias dejan de utilizar la sanidad pública deslegitiman la recaudación de impuestos”

Hay quienes piden que se liberen las patentes de covid. ¿Qué opina?

No va a servir de nada para la producción de vacunas del ARN mensajero: ahora mismo las de Pfizer y Moderna, y en el futuro la de Curevac. La producción de estas vacunas es muy especializada. Serviría para las vacunas más tradicionales, como las basadas en adenovirus del chimpancé, como la de AstraZeneca, la vacuna más difundida, hecha por la Universidad de Oxford y una multinacional farmacéutica. Pero ya en el pacto entre ellos, Oxford impuso la obligación de que se vendiera a precio de no beneficio. A nosotros nos cuesta dos euros por dosis, un precio muy bajo. En este caso concreto, los problemas son logísticos y de producción global. Más fábricas produciendo no lo resolverán. Porque uno de los cuellos de botella es que todos los que fabrican vacunas necesitan comprar los mismos elementos biológicos, los mismos sustratos, y de esto hay escasez de en el mundo. Luego hay otro peligro: algunas fábricas que ahora están haciendo vacunas para los países pobres, del sarampión, de rotavirus, etc., empezarán a fabricar vacunas covid. Y podría reducirse el número de vacunas esenciales necesarias para los países pobres. Hay claros y oscuros.

Al final, ¿habrá vacunas para todos?

COVAX, la alianza de las vacunas para los países pobres, conseguiría en el mejor de los casos tener el 20% de población vacunada en 2021. El objetivo es muy poco ambicioso. Hasta 2022 o 2023 no se conseguirá. Pero EE UU compró ocho dosis por habitante. Canadá, lo mismo. Reino Unido, siete. EE UU está terminando de vacunar y va a empezar a exportar vacunas. Y lo mismo otros países que han comprado más de las que necesitaban. Lamentablemente, como en todo, primero se sirven los ricos. El mundo es así de injusto y desigual. Pero, afortunadamente, los ricos se han dado cuenta de que la solidaridad les interesa. Mientras no esté todo el planeta inmunizado puede haber variantes que acaben llegando.