“Las personas jóvenes se están quedando fuera de las ayudas sociales”
Elena Ruiz Cebrián
Presidenta del Consejo de la Juventud de España
“Las personas jóvenes se están quedando fuera de las ayudas sociales”
El Consejo de la Juventud de España nació en 1983 con el propósito de fomentar la participación de las personas jóvenes en el desarrollo político, social, económico y cultural del país. Cuatro décadas después, la plataforma aglutina a 60 entidades tan diversas como ramas juveniles de partidos políticos y sindicatos, asociaciones estudiantiles y religiosas, voluntarios de Cruz Roja o grupos scout. Financiado con fondos procedentes de los Presupuestos Generales del Estado, publica periódicamente informes como el Plan de Formación y el Observatorio de la Emancipación. La extremeña Elena Ruiz Cebrián fue elegida en septiembre pasado para pilotar el organismo durante dos años.
Se habla de una generación perdida de la covid-19. ¿Es tan grave la situación?
La situación es muy grave. Si está perdida o no va a depender de lo que seamos capaces de hacer en los próximos meses y años, del apoyo y la protección que se preste a los más vulnerables. En cuanto dejemos atrás la prioridad sanitaria, las políticas públicas deberían ir dirigidas a proteger y a apoyar a estos colectivos. La situación no es solo grave para la generación más joven, sino para nuestro modelo de país. Si las nuevas generaciones no pueden incorporarse con normalidad al mercado laboral y contribuir a financiar los servicios públicos, el sistema se desmorona tal como lo conocemos.
Se oye con frecuencia, hasta el punto de haberse convertido en un lugar común, que la actual generación de jóvenes es la primera que va a vivir peor que la de sus padres. ¿Es eso cierto?
No solo estamos de acuerdo, sino que tenemos cifras que así lo indican. Sabemos, por ejemplo, que una persona joven cobra hoy de media menos que hace casi 30 años. Poquito a poco, la juventud, igual que otros grupos de edad, había ido consiguiendo tener unas condiciones más dignas en el trabajo, pero con las dos crisis que hemos vivido en lo que va de siglo la situación ha empeorado. Cuando la juventud todavía no se había recuperado de la primera, llegó la segunda. ¿Vamos a vivir peor que las generaciones anteriores? Es muy posible.
Algunos expertos advierten de que se está abriendo una brecha generacional de graves consecuencias. ¿Está de acuerdo?
Hablemos de las pensiones. Las generaciones adultas han podido disfrutar de una pensión más o menos digna, pero seguramente nuestra generación tenga dificultades para tener una. Estamos viendo que las personas jóvenes, en comparación con otras épocas, tienen una serie de complicaciones que antes no se tenían: no ser capaces de encontrar un puesto de trabajo o tener que presentarse a un trabajo para el que se está sobrecualificado. La juventud está ahora más sensibilizada con cuestiones como el feminismo y el medio ambiente. El modelo de consumo y de producción en el que estamos instalados empieza a rechinar entre las personas jóvenes con un poco más de conciencia o un poco más de conocimiento, o de ambas cosas. Todas estas cuestiones marcan claramente una brecha.
¿Qué impacto está teniendo la crisis económica derivada de la covid-19 en las personas más jóvenes?
Una de las consecuencias más graves es la destrucción del empleo temporal, que es al que accede la mayoría de las personas más jóvenes. Con los ERTE se ha conseguido mantener algunos puestos de trabajo, pero los empleos temporales que deberían haberse generado en verano, en Navidad o en los puentes en la hostelería y el comercio no se han creado porque no estábamos para ello. Otra consecuencia ha sido la vuelta al hogar familiar de personas jóvenes que al perder su trabajo o al cobrar una ayuda inferior a la que cobraban han tenido que cambiar de vida. En los próximos meses, para muchas personas jóvenes va a ser muy difícil desarrollar un proyecto vital.
¿Quién es? |
Elena Ruiz Cebrián (Badajoz, 1991) participa en movimientos juveniles desde los 13 años. Estudió Ciencias del Deporte en la Universidad de Extremadura y trabajó de monitora deportiva en un pequeño pueblo de su comunidad. En el Consejo de la Juventud representa a los Scout de España, su entidad de base. Entre sus aficiones prepandémicas estaban viajar y compartir momentos con amistades y familia. También le gusta practicar deporte, especialmente en la naturaleza. FOTO: Andrea Comas |
Ante la situación de precariedad y de bajos salarios, muchas personas jóvenes parecen haber renunciado a buscar trabajo para volver a estudiar... ¿es así?
En otras crisis de empleo sí ha ocurrido, pero en esta no tanto. Los datos del INE, del SEPE y de otros organismos muestran que ha despuntado el porcentaje de personas jóvenes que se han quedado en casa para encargarse de los cuidados del hogar y asumir responsabilidades familiares. Muchísimas personas jóvenes sin trabajo están cuidando de personas mayores o de hermanos pequeños porque su padre o su madre tienen que salir a trabajar.
¿Corremos el riesgo de que se produzca un nuevo éxodo de jóvenes con talento hacia otros países, como ya ocurrió en la crisis anterior?
Esta crisis no es solo económica, y no afecta solo a nuestro país; es también una crisis sanitaria, humanitaria y social que está afectando a todo el mundo. Un éxodo temprano es complicado que se produzca por la propia situación que vivimos. Más adelante es posible que volvamos a verlo. Al no tener oportunidades de trabajo cualificado en España, la gente con estudios va a intentar trabajar en lo suyo.
La edad media de emancipación en España supera los 29 años, una de las más altas de la Unión Europea. Además, tenemos una de las tasas de natalidad de más bajas del mundo. ¿Por qué?
Se dice con frecuencia que no nos vamos de la casa de nuestros padres porque no nos da la gana o porque estamos muy a gustito, pero la realidad de las personas jóvenes y el por qué nos emancipamos tan tarde tiene dos motivos principales: la precariedad laboral que hay en España y el altísimo precio de los alquileres, que se ha disparado en los últimos años y hace imposible emanciparse hasta que no se tenga un salario lo bastante digno. Quienes se emancipan antes de los 29 años lo hacen casi siempre en compañía, no pueden hacerlo en solitario. Si es con su pareja, es difícil tener hijos o hijas sin apoyo económico. Y cuando vives en un piso compartido con personas que no son tu pareja es prácticamente imposible crear una familia. Está todo muy relacionado.
Algunos estudios muestran que los bajos salarios y los altos precios de la vivienda no son los únicos factores de la baja natalidad, sino que hay entre muchos jóvenes un deseo de mantener su independencia y sus oportunidades de ocio.
Quizás sea cierto que han cambiado la filosofía o los ideales de proyecto de vida. Es posible que hace 50 años el proyecto de vida mayoritario fuese tener un trabajo y tener hijos y que ahora mismo haya un abanico bastante más amplio de posibilidades. Puedes tener un desarrollo profesional incompatible con la conciliación familiar, viajar, seguir estudiando porque necesitas formarte para conseguir determinado objetivo...
"Si las personas jóvenes no se incorporan al mercado laboral,
el sistema se desmorona". FOTO: Andrea Comas
¿Qué pueden hacer las administraciones para ayudar a los jóvenes a emanciparse y formar una familia?
Vivimos en un mercado libre y es complicado regular estas situaciones. Por un lado, las ayudas a la emancipación no han sido lo efectivas que deberían haber sido y, por otro, se podrían controlar los precios de los alquileres en las zonas más tensionadas o ampliar el parque de vivienda para las personas jóvenes. Si el libre mercado tiene unos precios altísimos y el salario de las personas jóvenes es el que es, o les damos ayudas económicas o les ponemos viviendas más baratas. Es así de sencillo.
¿Qué balance hace del primer año de Gobierno de coalición en materia de juventud?
Aunque se ha visto un avance en derechos sociales, en materia de juventud creemos que ha suspendido. Somos conscientes de que este año político ha estado marcado por la crisis sanitaria, social y económica causada por el coronavirus, pero muchas de las medidas sociales que se están tomando para respaldar a los colectivos más vulnerables están dejando de lado a las personas jóvenes. Probablemente, no sea algo consciente y voluntario, pero muy pocas personas jóvenes tienen un acceso real al ingreso mínimo vital o las ayudas a la emancipación. Los requisitos para acceder a políticas sociales que podrían ser muy beneficiosas para todos están discriminando a las personas jóvenes.
Las encuestas del CIS muestran que a los jóvenes cada vez les interesa menos la política y que no votan tanto como las generaciones anteriores. ¿Por qué?
Cuando se hace una encuesta, tan importante es la pregunta como la respuesta. Hay que tener mucho cuidado con cómo se formulan las preguntas, porque la juventud ha sufrido mediáticamente muchísima discriminación y muchísima criminalización. No creemos que la juventud tenga cada vez menos interés en la política. La juventud ha estado en primera línea de muchas de las luchas por ampliar los derechos sociales. ¿Qué ocurre? Que la juventud es uno de los colectivos con mayor riesgo de pobreza y exclusión, y si no tienes tus necesidades básicas cubiertas, es bastante complicado preocuparte por lo externo. También hay que asumir que las formas de participación están cambiando. En las redes sociales y el mundo online la participación queda más difusa. Ya no vemos tanta presencia en la calle, pero hay mucha gente educando sobre derechos sociales e inspirando a otras personas jóvenes online.
"Las nuevas generaciones van a tener difícil desarrollar un proyecto vital"
"El Gobierno de coalición suspende en materia de juventud"
¿A qué se refiere cuando habla de la discriminación y criminalización mediática de la gente joven?
La criminalización mediática de las personas jóvenes ha existido siempre. Hace unos años era por los ninis o los botellones y ahora es por el virus. Durante el verano pasado, de repente, todas las noticias de contagios eran de brotes entre personas jóvenes, cuando estaba demostrado que la mayoría de los contagios se producían en reuniones familiares, hubiera o no jóvenes. Todas las administraciones pusieron el foco en las personas jóvenes de manera muy negativa, con una connotación muy agresiva, como si los jóvenes tuviéramos la culpa del coronavirus y estuviéramos matando a nuestros familiares y a las personas mayores. Esperamos de los medios de comunicación un poco de colaboración para cambiar este mensaje.
Un estudio de la Universidad de Cambridge muestra que las nuevas generaciones están más insatisfechas con el sistema democrático que las anteriores y que ello puede provocar un aumento de las simpatías por movimientos extremistas. ¿Cree que es así?
Insisto: hay que tener un poco de cuidado con las encuestas. Es cierto que entre personas jóvenes está habiendo captación por parte de la extrema derecha en los países europeos donde está en auge. Esto no es nuevo: es fácil coger a una persona joven y meterle determinadas ideas en la cabeza. Pero eso no significa necesariamente que las personas jóvenes se estén polarizando. Las personas de 14, 15 o 16 años ven ahora un sistema muy diferente que cuando yo tenía esa edad. Entonces había solo dos partidos y la sensación era que iban rotando en el poder y que nada cambiaba. Ahora la realidad política ha cambiado, las elecciones están más repartidas y hay más posibilidades de identificarte y de ver que se pueden cambiar un poco las cosas.
¿Qué aspectos positivos tiene ser joven hoy en España?
Somos unos privilegiados y unas privilegiadas por haber nacido en un país donde se tienen muchísimos derechos sociales. Aunque siempre estamos luchando por mejorar su calidad, tenemos una educación pública bastante igualitaria y un buen sistema sanitario. Queda bastante por hacer en la lucha feminista, aunque las chicas tenemos los mismos derechos que los chicos jóvenes. En general, España es un buen país para nacer y para vivir. Cuando decimos que estamos mal es porque no queremos estar peor y porque creemos que estamos a tiempo de cambiar las cosas. España ha luchado mucho por sus derechos sociales. Queda mucho por hacer, pero es un país que nos da muchas oportunidades.
¿Son menos machistas las nuevas generaciones que las anteriores?
Hace poco alguien me dijo que entre las personas jóvenes había más machismo que entre las adultas. Yo le respondí que no es que haya más machismo, es que somos más conscientes y lo detectamos en seguida. En una pareja joven, cuando un chico tiene una actitud machista, la chica se da cuenta y lo manifiesta rápidamente. Creo que la gente joven es menos machista, entre otras cosas porque tiene más educación en este sentido que la que tuvieron generaciones anteriores. Eso, al final, cala. Igual que una persona de 14 años ve el reciclaje como algo supernormal, cuando hace años lo de los tres contenedores no nos lo podíamos ni imaginar. Todos acabamos reproduciendo lo que hemos aprendido, hacemos de espejo de lo que hemos visto. Hay cuestiones que están muy arraigadas en nuestra cultura y que tenemos que ir eliminando poco a poco, pero, sin duda, ahora se tiene más conocimiento y más conciencia.