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Excesos // Mordeduras de los mercados

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Febrero 2020 / 77

ECONOMÍA: En los últimos 30 años el capitalismo se ha desmadrado. El libro disecciona estos excesos y propone alternativas.

Excesos
Emilio Ontiveros
Planeta
Páginas: 317
Precio: 18,90 euros

El profesor Emilio Ontiveros ha realizado en Excesos. Amenazas a la prosperidad global una síntesis esclarecedora de las principales distorsiones que ha provocado el capitalismo en la tercera fase de la globalización que empezó tras la caída del muro de Berlín en 1989. El  autor es muy crítico con las tres últimas décadas, caracterizadas por el dominio de las políticas liberalizadoras y desreguladoras, que han provocado serios excesos que culminaron en 2008 con la crisis financiera más grave de la historia.

La realidad es que la globalización está ampliamente cuestionada. Aunque tras la crisis la mayoría de las economías han crecido, mucha gente no percibe que hayan mejorado sus condiciones de vida. El catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid, con una larga lista de libros y trabajos académicos, censura esta globalización.  “A los mercados no se les puede dejar solos”, sentencia.

¿A qué excesos se refiere el autor? Destaca los problemas derivados la llamada “financiarización de la economía” que supone la hegemonía de objetivos estrictamente financieros en la economía y su creciente poder para intimidar a los gobiernos. Otro exceso deriva de la intensa concentración empresarial, con los consiguientes efectos monopolistas, que se ha traducido en una menor participación de las rentas del trabajo en el total de las generadas. En su opinión “una de las lecciones más elementales de estos años de excesos es la obligación de repensar el papel de los mercados, el fundamentalismo en torno a sus ventajas”. 

La concentración empresarial ha propiciado que las empresas multinacionales cuenten con las mayores posibilidades de minimizar sus contribuciones fiscales. En este sentido, recuerda que el 40% de los beneficios de las multinacionales se dirigió a paraísos fiscales buscando reducir sus impuestos.

Los excesos se manifiestan también en el auge del proteccionismo promovido por Estados Unidos, las guerras comerciales y, de manera especialmente preocupante, por el deterioro de las condiciones de habitabilidad del planeta. Para corregir estos excesos, estas “mordeduras”, el autor propugna una regeneración del capitalismo que implica que las empresas “asuman un papel activo no solo cumpliendo las leyes y las regulaciones, sino adecuando sus comportamientos a las nuevas exigencias sociales”.

Aunque el autor no oculta las deficiencias de las políticas europeas en la gestión de la crisis, se muestra convencido de que Europa “sigue siendo la región donde con más empeño se defienden los derechos humanos y el estado de bienestar”. Y subraya que “la Unión Europea mantiene posiciones avanzadas en la vigilancia de la competencia”.  Pero cree que “para sobrevivir ha de poner en primer plano los problemas de distribución de la renta”.