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10 Mol Matric // Matriz de máquinas y de mucho más

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Mayo 2017 / 5

Una de las primeras empresas recuperadas en España supo sobrevivir y consolidarse gracias al apoyo mutuo, la democracia interna y la solidaridad. Con una gestión impecable, pero también original y atenta a los cambios.

La matriz, el molde con el que se producen otras cosas; eso es para la economía social, Mol Matric, la empresa recuperada a inicios de los años ochenta que dio cabida, inicio y seguimiento no sólo a la reconversión de empresas en España, sino también al espíritu de la solidaridad, del trabajo en equipo, del apoyo mutuo, del cooperativismo de trabajo asociado y del apoyo a la financiación de la economía social en su conjunto.

Mol Matric es una de las primera empresas recuperadas españolas desde que existe registro.  Su historia es ejemplar, y sobre todo ha demostrado, en más de veinticinco años de trabajo, que juntos somos muchos más.

La cooperativa, responsable de construir, entre otras tantas cosas, los chasis del metro de Barcelona, maquinaria para General Motors, para energías renovables, para empresas como Alstom, Vossloh, Caf, Goss Nantes Systemes y para muchas otras, nació a partir de una historia no especialmente tranquila. 

Mol Matric es fruto de la reconversión de la antigua fábrica de matrices Talleres Alá, cuyo dueño dejó de pagar a los obreros y fue sacando la maquinaria de la fábrica (aunque él continuaba teniendo una gran fortuna con su segunda mansión en Cadaqués, sus coches último modelo, sus otras fábricas...). Corría 1980, cuando los obreros dijeron “¡basta!”. Hacía meses que no cobraban la nómina y un buen día se pararon en la puerta, instalaron allí un coche, y no dejaron que entrara ni saliera nada ni nadie. 

El dueño no aparecía y los obreros siguieron trabajando. Eran unas 50 personas, pero fueron quedando menos porque la situación era difícil e inicialmente no cobraban ningún salario y trabajaban en la más completa ilegalidad. Finalmente, 22 obreros formaron la cooperativa, que ha evolucionado hasta contar hoy con 70 personas.

 

UNA EMPRESA TOMADA

El caso de Mol Matric es la típica historia de una empresa tomada, al estilo de las argentinas, que allí por 2001 recorrieron los titulares del mundo de la mano de la escritora y documentalista canadiense Naomi Klein. El dueño no paga las nóminas ni la seguridad social, ni a los proveedores, va poco a poco vaciando la empresa, desaparece debiendo mucho dinero pero, como la sociedad es de responsabilidad limitada, no pierde su fortuna personal… incluso invierte todo ese dinero —en verdad robado a los obreros y a los proveedores— en otra empresa de su propiedad. 

Los trabajadores se plantaron y evitaron que el dueño vaciara la empresa

El propietario no pagaba  las nóminas, pero seguía viviendo como los ricos

Los obreros tenían poco que perder: no existía ni Fogasa ni el paro de hoy

Lo que entonces hicieron los obreros de Mol Matric es hoy casi imposible. En esa época, en plena transición, la situación era distinta de la que es hoy. Se atrincheraron, y no los sacaba de allí nadie, ni la policía. Se quedaron a dormir en la fábrica para que nadie entrara, mientras otros, y sus familias, recorrían las calles y escrachaban al dueño en su mansión familiar… No le dejaron tranquilo. Llegaron incluso a retener durante unas horas al propio hijo del dueño. No pensaban aflojar hasta llegar a un acuerdo que dignificara a los trabajadores y les devolviera al menos el dinero que se les debía —además de pagar por las angustias y los malos ratos—. Hoy eso es difícil porque, entre otras cosas, existen herramientas que antes no existían, como el paro o el Fondo de Garantía Estatal, Fogasa, que  se hace cargo de una parte de la deuda de una empresa quebrada. Entonces no había nada que perder. Todo estaba ya perdido. 


AÑOS DUROS

Ahora —sin embargo—, según los mismos que entonces formaron la cooperativa, Salvador Bolancer, Máximo Vilafranca y Fernando Cid (que se sumó a inicios de los años noventa), las leyes son peores que antes para los trabajadores. Estos pioneros consideran que hay una cierta “pasividad” de los trabajadores frente a esos otros tiempos, y que falta luchar más por los derechos que se han ido perdiendo. Si no hay más empresas recuperadas, cuando las estafas de los dueños a sus trabajadores y al Estado mismo son evidentes, es porque la gente se echa atrás antes de comenzar a luchar.

A ellos nadie les dijo que iba a ser fácil. Los primeros años fueron, de hecho, muy duros. Las familias no llegaban a fin de mes, y entre esos 22 obreros decidieron repartir lo que entraba según las necesidades: los que tenían niños y eran más pobres fueron los primeros en percibir dinero.

El traspaso tardó un tiempo y trabajaban completamente en negro, cobrando en efectivo. Si pudieron seguir produciendo fue en parte gracias a la buena suerte: a que una multinacional les fue pagando, aún en negro, para que terminaran el trabajo que habían comenzando cuando la empresa se llamaba todavía Talleres Alá.

Para afrontar la crisis se creó un “banco del tiempo” para posponer el trabajo

Una de las claves fue dotar con los beneficios el fondo de reserva

Sin cohesión interna habría sido imposible resistir

Sin embargo, el factor determinante de la experiencia de Mol Matric, lo que les hizo sobrevivir, crecer, mejorar y superar las adversidades, fue la cohesión del grupo y la solidaridad.

Las familias de los obreros se conocían desde hacía mucho tiempo. Más allá de las asambleas, que podían ser complicadas, con muchas contradicciones, diferencias e incluso peleas, la amistad que tenían fuera de la empresa les mantenía en pie y les permitía capear los temporales, además de ayudar a que las mismas familias apoyaran todo el proceso. Aquellos obreros cuyas familias no les estuvieron apoyando terminaron desligándose de la iniciativa. Los que quedaban organizaban paseos y salidas, y en cuanto el viento sopló a favor y lograron estabilizarse no sólo legalizaron toda su situación, sino que llegaron incluso a comprar una masía con un enorme terreno, donde pasaban fines de semana y vacaciones compartidas, con niños y adultos, como en un casal de veraneo comunitario.

Pero la solidaridad y la construcción de amistad no se quedó en el marco de la cooperativa. Los socios de Mol Matric, algunos de ellos muy ligados a las asociaciones cristianas de base de Barcelona, llevaron a cabo un trabajo de colaboración no sólo con el resto de la economía social, sino a escala internacional, con proyectos de cooperación en el Sahara y en Nicaragua.


COMPROMISO

Líderes de Mol Matric, de la mano de los abogados laboralistas que les ayudaron en la reconversión, del Col·lectiu Ronda, impulsaron una  federación de cooperativas de trabajo asociado, que presidió Bolancer y que acabó fusionándose con la otra, dando lugar a la actual, unificada.  También ayudaron en varias reconversiones de empresas, que vinieron luego, a quienes les llegaron incluso a pasar clientes y a compartir trabajos, para ayudarles a salir a flote. También colocaron parte del dinero que iban consiguiendo para la construcción de los fondos para la economía social y solidaria, en Coop 57 y otros. Pero no lo dejaron todo. Otra clave del éxito de Mol Matric fue justamente guardar dinero para los momentos difíciles que llegarían luego. 

Las crisis económicas en España afectaron a muchas cooperativas, y si Mol Matric y otras empresas lograron salir adelante fue en parte gracias a que, cuando hubo beneficios, siempre se guardó el 90% como fondo de reserva. Esa austeridad también sirvió en el seno de la cooperativa para preservar la unidad. Decidiendo en asamblea, como una democracia directa, la brecha entre el que menos cobraba y el que más no superaba el 2-1. Además,  siempre fueron conscientes de la importancia de hacer participar a los nuevos en la toma de decisiones. Aunque existen muchas cooperativas en donde hay más empleados que socios, en Mol Matric tenían claro que la fuerza de las empresas cooperativas radica especialmente en destacar los valores del cooperativismo (democracia, solidaridad, apoyo mutuo, cuidado del entorno, independencia...). Esos valores son justamente la clave del éxito empresarial.

Gracias a ello pudieron incluso sobrevivir a la última crisis económica, de la que están empezando a salir ahora. Parte del dinero recaudado durante los años de mayor beneficio sirvió para reconvertirse cuando hizo falta, sin endeudarse. Compraron, por ejemplo, una inmensa máquina con la que se producen herramientas para energía eólica, un sector en el que comenzaron a trabajar hace unos años.

En 2010, para conseguir no despedir a nadie, en Mol Matric llegaron a hacer un ERE de horas compartidas, al que le llamaron “banco de horas”. En ese sistema, la cooperativa paga el mismo salario, aunque no haya nada que hacer y los obreros se queden en casa. Pero saben que habrá otros momentos en los que, en cambio, el trabajo será desbordante. Entonces los socios trabajan devolviendo esas horas a la empresa, sin que se vean como horas extra, sino como horas ya cobradas. 

En Mol Matric ya no sólo han salido del ERE, sino que han contratado más personal (pasaron de 50 trabajadores a 70), y se dedican a destajo, devolviendo las horas del ERE.


NUEVA NAVE INDUSTRIAL

Hoy la empresa tiene beneficios. Acaban de comprar una nueva nave que costó 1,5 millones de euros, y —como han hecho siempre— se están adaptando a la nueva realidad: un mundo globalizado en el que es imprescindible saber idiomas y reforzarse en temas relacionados con la informática. 

El apoyo de las familias ha sido fundamental para la fortaleza de la empresa

Ahora mismo actúan igual que siempre: se adelantan a los cambios

Se han tenido que reinventar varias veces para adaptarse al mercado

Los proyectos de cooperación se dirigen a los desfavorecidos por la crisis

Como apunta hoy Fernando Cid —el último de la generación anterior, que entró como empleado de limpieza y llegó a ser presidente de la cooperativa, además de jefe de área—, “estamos en el primer años de la planificación 2017-2019 para adaptarnos al futuro. “Hacemos lo que hemos hecho toda la vida;  estar preparados para los tiempos que vendrán, para momentos que serán muy exigentes, donde todo hay que acabarlo de forma mucho más rápida. Lo que sabemos hacer: prever lo que va a pasar, prepararnos y actuar”.

La nueva etapa de Mol Matric empieza en los tiempos de la globalización informática. La plantilla ha cambiado casi en su totalidad, desde los inicios, y la nueva etapa incluye inversiones en Brasil, Portugal, Polonia y otros países. También incluye la venta de la masía comunitaria, que tiene ahora poco uso. Y la desvinculación de la militancia asociativa, que ya está bien consolidada en la Red de Economía Solidaria y en la Federació de Cooperatives de Treball (FCTC), a pesar de que continúan los proyectos de cooperación internacional, específicamente en el Sahara. 

 

ADN DE LA EMPRESA

El foco está puesto, sin embargo, en la producción y en la adaptación a la rapidez del cambio tecnológico. Pero la estructura sigue siendo la misma de siempre, y los valores continúan, porque está en la genética misma de la empresa. De hecho, han ayudado también en India y en estos momentos están estudiando cuál es la mejor forma de ayudar a las personas más desfavorecidas por la crisis en España. Pronto se conocerán nuevos proyectos de cooperación y colaboración con el entorno más cercano.

 

MÁS INFO

AÑO DE CREACIÓN: 1981 
NÚMERO DE TRABAJADORES: 70
SOCIOS: 50
FACTURACIÓN ANUAL: 8 millones de euros
DIRECCIÓN: c/ Can Magí, 14, 08210 Barberà del Vallès
TELÉFONO: 93 719 27 10