Te quedan 2 artículos gratuitos este mes.

Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

La fruta, por las nubes

Comparte
Pertenece a la revista
Julio 2020 / 82

La cesta de la compra subió de precio durante los meses de confinamiento, al tiempo que caían los de la mayoría del resto de productos.

Quienes hagan la compra  habitualmente habrán notado un sensible incremento de los precios de los alimentos desde la irrupción del coronavirus. La fruta ha sido, de lejos, el producto que más ha subido no solo durante el confinamiento, sino en los últimos 12 meses. Esta alza contrasta con la congelación experimentada por el índice de precios de consumo (IPC) coincidiendo con la práctica paralización de la actividad económica.

La fruta subió el 7,9% en mayo y registra ya incrementos del 9,2% en lo que va de año y del 16,3% en la tasa interanual, mientras que los alimentos frescos en general acumulan una subida del 2,5% en lo que llevamos de 2020 y del 5,4% en los últimos 12 meses. En el otro extremo, los precios del transporte, la vivienda, el ocio y el vestido son los capítulos que más han retrocedido y los que más han contribuido a mantener la inflación en territorio negativo: el IPC general ha caído el 1,2% desde enero y el 0,9% desde mayo de 2019.

Tras la fruta, los otros alimentos frescos que más han subido con la pandemia son las legumbres y las hortalizas, cuyo precio cayó en mayo el 6,7% tras haberse disparado el 11,3% en abril. Ambos productos acumulan una subida del 3,9% en lo que va de año y del 4,5% en 12 meses. Los consumidores también han tenido que pagar más por las patatas, el azúcar, los cereales y el café durante los meses de confinamiento. No todos los alimentos han subido de precio: la carne de cordero y el pescado experimentaron ligeras caídas.

Varios factores, casi todos relacionados con las medidas para frenar la expansión del virus, han contribuido a la subida de los precios de la fruta y del resto de los productos agrícolas. Juan Carlos Gázquez, profesor colaborador de la UOC y experto en consumo, explica que mientras la demanda permanecía estable o incluso aumentaba (quizás por un deseo de comer sano durante el encierro), la oferta retrocedía sensiblemente. 

En muchas fincas ha faltado mano de obra, pues los temporeros que habitualmente vienen de otros países para recoger la fruta no han podido hacerlo este año por el cierre de las fronteras. La necesidad de adoptar medidas de seguridad (distanciamiento en el  trabajo, en el transporte y en el alojamiento, obligación de usar geles y mascarillas, etc.) ha disparado al alza los costes de producción, apunta Gázquez. A todo ello hay que añadir las dificultades experimentadas por los transportistas, los distribuidores y los mercados mayoristas durante los meses de marzo, abril y mayo para ejercer su actividad con cierta normalidad.

La demanda de alimentos frescos se incrementó, mientras bajaba la oferta

Los productores apuntan a otros motivos. Según la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), algunas cadenas de hipermercados han llevado a cabo una “subida artificial de precios a los consumidores”, mientras daban prioridad a fruta importada sobre las variedades nacionales y presionaban a otros actores de la cadena de suministro para que los agricultores recibieran "el precio más bajo posible". 

El encarecimiento de frutas, verduras y hortalizas coincide con los serios problemas que atraviesan numerosas familias para llegar a fin de mes. Desde el comienzo del confinamiento, muchas han tenido que recurrir a bancos de alimentos para poder subsistir. La falta de una alimentación saludable priva a los niños de vitaminas necesarias para su desarrollo y de la hidratación esencial en verano. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha anunciado que el Gobierno investigará la evolución de los precios en supermercados de algunos productos de primera necesidad durante la pandemia.

Carlos Gásquez pronostica que la “nueva normalidad” llegará también a los productos agroalimentarios. En su opinión, no habrá una bajada apreciable de precios porque los costes de producción seguirán siendo más altos de lo habitual, ya que habrá que seguir limitando el  aforo en los puntos de venta y cumpliendo las medidas de seguridad en los lugares de trabajo.