Banca Catalana: caso abierto // Una investigación ejemplar
Finanzas: Un libro clave para entender el caso de Banca Catalana.
La investigación escrupulosa que en su día iniciaron los fiscales José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo sobre la quiebra de Banca Catalana, que arruinó a miles de pequeños ahorradores y precisó ayudas públicas por valor de 344.049 millones de pesetas, no prosperó porque la mayoría de jueces rechazaron indagar lo ocurrido. La decisión adoptada en 1986 por la mayor parte de los magistrados de la Audiencia Territorial de Barcelona se amparaba en que las malas prácticas bancarias que condujeron a la debacle de la entidad no encajaban en ninguno de los delitos del Código Penal. Pero nadie desmintió las contundentes pruebas de los informes del Banco de España.
La resolución judicial estuvo fuertemente condicionada por la circunstancia de que el principal promotor del banco, Jordi Pujol, llevaba seis años como presidente de la Generalitat de Catalunya, quien estableció como principal línea de defensa la identificación de su causa con la de Catalunya. La politización del caso protegió a los acusados y sentó un fatídico precedente de impunidad de la delincuencia económica en este país.
Banca Catalana: caso abierto Pere Ríos Editorial Península,2015 271 páginas Precio: 17,90 € |
A pesar del carpetazo al asunto, siempre quedaron numerosos interrogantes en el aire. Pere Ríos, profundo conocedor de los vericuetos del mundo judicial, ha realizado en Banca Catalana: caso abierto una investigación ejemplar, que aporta datos y hechos determinantes sobre una de las primeras crisis financieras de la democracia. El libro es un ejemplo de periodismo riguroso y ecuánime por apoyarse en documentos novedosos, principalmente el sumario, y haber recogido extensamente las opiniones de todas las partes.
El libro realiza importantes aportaciones a la historia de esta crisis. Pero hay tres extraordinariamente relevantes: los fallos que se registraron en la gestación de la decisión judicial, los beneficios económicos obtenidos por Pujol y la falsedad del origen político de la actuación de los fiscales.
En primer lugar resulta impactante conocer que menos de 12 magistrados de los 41 que constituían el pleno de la Audiencia Territorial, leyeron la documentación preparada para el caso. La documentación completa ocupaba miles de folios, pero el ponente redactó un resumen de menos de 80 páginas, que estaba guardado bajo llave, lo cual permitió comprobar que sólo había sido retirado por una docena de jueces. La decisión de procesar a Pujol y demás directivos de Banca Catalana fue solicitada por ocho magistrados, mientras que 31 apoyaron la exculpación.
El segundo dato relevante es que entre 1974 y 1980, “mientras la entidad se hundía, Pujol se embolsó en dividendos ilícitos más de 84 millones de pesetas”. En tercer lugar, rebate la idea de que el Gobierno socialista promovió la querella, cuando la realidad es que respiró tranquilo cuando la acusación no prosperó. La confesión de Pujol sobre su patrimonio oculto ha vuelto a poner los ojos sobre Banca Catalana, un asunto acerca del que este libro aporta mucha luz.