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Economia d’una Espanya plurinacional // El federalismo, la forma del gobierno compartido

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Septiembre 2014 / 17

La crisis en las relaciones territoriales que vive España ha puesto de moda el federalismo. Pero la manera súbita en que ha aparecido en escena despierta suspicacias. En todo caso, el federalismo es el gran debate político en España y en Europa.

Economia d’una Espanya plurinacional
F. Trillas, J. M. Vegara, A. Zabalza, M. A. Monés y M. Colldeforns.
Edicions Els Llums, 2014
306 páginas
Precio: 20 €

Cinco destacados economistas reflexionan acerca del federalismo a escala española y europea. El profesor Francesc Trillas, junto con Josep M. Vegara, Antoni Zabalza, Montserrat Colldeforns y Maria Antònia Monés han realizado un trabajo muy esclarecedor para entender por qué esta forma de gobierno es mejor para resolver las necesidades de las sociedades actuales.

Hoy día, como señala el profesor Trillas, coordinador de la obra, la mayor parte de los habitantes del mundo que viven en democracia lo hacen en democracias federales. Y pone los ejemplos de Estados Unidos, India, Canadá, Australia, Brasil, Argentina, México y Alemania.

De hecho, el proyecto de la Unión Europea es una realidad confederal que camina hacia un modelo federal. Trillas propone varias definiciones de federalismo. Quizá la más comprensible es la basada en “la descentralización y la existencia de gobiernos de diferentes niveles, especialmente un segundo nivel por debajo del Gobierno federal con competencias muy importantes”. Estos gobiernos de segundo nivel, que pueden adoptar la forma de Estados, lands como Alemania o provincias como en Canadá, “participan directamente en la toma de decisiones importantes que afectan a la federación”.

En su opinión, el federalismo implica “gobierno compartido”, a diferencia de la confederación, en la que “el Gobierno central rinde cuentas a los Estados”. Trillas reflexiona sobre la realidad europea, inspirándose en la obra de Claudio Magris El Danubio, para afirmar que “es prácticamente imposible identificar un pequeño territorio de Europa donde no coexistan en el mismo diferentes comunidades nacionales”. A su juicio, esta complejidad de las sociedades modernas permite sostener que “una misma persona puede compartir diferentes identidades de tipo nacional”.

El libro incluye varios artículos con un análisis más centrado en la realidad española y el modelo de financiación autonómica. Josep M. Vegara, catedrático de Economía, centra su estudio en la organización de la solidaridad interterritorial y presta especial atención al sistema alemán, que valora por su transparencia. Su propuesta es un sistema de financiación de los servicios básicos aplicando “el criterio de asegurar una cobertura igual, es decir, un nivel común de prestaciones adecuadamente definido”. Este principio lo complementa con la regla de que “quien aporta no ha de quedar en peores condiciones que el que recibe”.

FEDERALISMO COMO PACTO Federalismo viene de foedus (pacto en latín) y se inspira en los principios de fraternidad y concordia entre los individuos y los colectivos

En otro trabajo, los profesores Antoni Zabalza y Francesc Trillas desmenuzan los razonamientos del supuesto expolio fiscal que padece Catalunya y que constituye el gran argumento del movimiento independentista. Los autores rechazan que el déficit fiscal que sufre Catalunya sea del 8% del PIB. En su opinión, las diferencias reales, si se distribuyen los ingresos según la renta y el gasto según la población, oscilan entre el 0,8% y el 1,3% del PIB, lo que a su juicio no justifica la secesión.

La profesora Maria Antònia Monés considera que una de las reformas más importantes del Estado español es la del modelo de financiación. En su opinión, “el modelo actual no se sostiene y provoca toda suerte de rechazos por parte de los diferentes actores de la escena territorial”. Monés critica la indeterminación constitucional en materia de financiación, y cree que uno de los motivos para acabar con esta incertidumbre sería reformar la Constitución.

La economista y ex diputada socialista Montserrat Colldeforns es, por su parte, muy crítica con la práctica de la solidaridad in-terregional. En su opinión, tras los sucesivos cambios introducidos, los resultados no responden a ninguna lógica. Su propuesta es inspirarse en los países de tradición liberal que “han debatido largamente sobre estas cuestiones y han sabido construir consensos estables en el tiempo”.

Monés recuerda que, para la izquierda, las desigualdades personales tienen un origen preponderadamente social y su solución no se puede dejar solo al mercado, por lo que hay que organizar una solidaridad institucional. Desde su punto de vista, en un Estado federal hay que hacer compatibles las políticas públicas con los principios de la estructura federal. Se habla de solidaridad relativa a los riesgos sociales básicos, relacionados con la salud, la vejez, el paro o los servicios sociales esenciales.