El delito de ser pobre // Los pobres ya son también sospechosos
En el nuevo modelo de gestión de la marginalidad, los pobres son potenciales delincuentes.
El delito de ser pobre
Albert Sales i Campos
Icaria Editorial, 2014. 76 páginas.
Precio: 7,5€
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Esta es la conclución a la que ha llegado el politólogo y sociólogo Albert Sales tras analizar los efectos que la recesión económica está teniendo en este campo.
Desarrolla esta idea, con datos y ejemplos, en un corto pero demoledor alegato que responsabiliza a la política de austeridad impuesta desde Bruselas y aceptada por los gobiernos central y autonómicos españoles del deterioro social que sufrimos. Las sucesivas reformas laborales que se han ido aprobando en los últimos años tienen, también, su parte de responsabilidad en que, hoy, el 12% de la población española viva en hogares por debajo del umbral de la pobreza y que el hecho de tener trabajo no garantice que se supere ese umbral.
En Albacete, Alicante, Alcalá de Henares y Ciudad Real, según recuerda el autor, se han aprobado medidas similares. Barcelona intentó sancionar a la gente que dormía en la calle, pero tuvo que renunciar a ello por lo absurdo de la misma.
No es, pues, con sanciones ni con la criminalización de la pobreza como se debe afrontar ese problema, concluye Albert Sales, sino con otro modelo de gestión de la sociedad y, más en concreto, de la marginalidad.