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El dilema de España // Modernidad o atraso, he aquí la cuestión

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Febrero 2014 / 11

LA ECONOMÍA ESPAÑOLA: El país debe cambiar, sostiene el autor, como lo hizo la Alemania de la posguerra.

No es normal que un libro de economía aparezca en las listas de los más vendidos, pero estos no son tiempos normales. La ciudadanía tiene ansia de comprender qué nos ha pasado y, sobre todo, de saber cómo vamos a salir de esta. Además, El dilema de España no es solo un libro económico, y su publicación ha ido acompañada de una campaña de promoción más típica de una estrella del rock and roll que de un economista. Conocido por los no iniciados por sus frecuentes colaboraciones en la prensa, Luis Garicano da en su libro algunas claves de por dónde, a su juicio, deben ir las cosas.

El dilema de España
Luis Garicano
Península, 2013
192 páginas. Precio: 17,90 €

Garicano aboga por un cambio económico e institucional de calado similar al de la Alemania de la posguerra. España, sostiene, debe optar ya por convertirse en una economía moderna y productiva o resignarse al atraso. En palabras del propio autor, elegir entre ser “la Dinamarca del sur o la Venezuela de Europa”. Para Garicano, el crecimiento económico, y con él la calidad de vida de los españoles, va a depender de dos factores: la formación del capital humano y la calidad de sus instituciones.

Como ya hiciera César Molinas en Qué hacer con España (Destino), Garicano reserva sus dardos más afilados para los políticos. Critica su tolerancia con la corrupción, sus apaños con el poder económico y su inmovilismo. Sin embargo, deja muchos otros títeres con cabeza. De su pluma afilada se salvan, por ejemplo, los bancos y las grandes empresas, no menos culpables que los políticos de nuestras actuales desdichas.

Doctor en Economía por la Universidad de Chicago, catedrático de la London School of Economics y consejero de Liberbank, Garicano no es ningún radical. Es un economista que aspira a reformar el sistema desde dentro con algunas medidas ortodoxas desde el punto de vista liberal y otras de puro sentido común. El dilema de España llama a las cosas por su nombre y parece salido al mismo tiempo de la cabeza, el corazón y el estómago del autor. Es la obra de un español sobradamente preparado, con años de exilio profesional a sus espaldas y preocupado por el futuro de su país. Sus más de 20 años en el extranjero le otorgan, sin duda, un punto de observación privilegiado, pero hay algo de elitista y petulante en su manera de expresarse que en ocasiones resta fuerza a sus argumentos.