El director // ¿Cuarto poder o extensión del poder?
El exdirector de El Mundo aporta pruebas sobre la decadencia de los medios cuando dependen del poder.
El director David Jiménez Libros del K.O., 2019 296 páginas. Precio: 18,90 |
Los medios de comunicación tradicionales, y muy particularmente la prensa escrita, se vieron atrapados hace una década en la tormenta perfecta: sobreendeudados en la mayor crisis económica mundial en 80 años, con el modelo de negocio destruido por la irrupción de las redes sociales y el cambio de hábitos de sus lectores y con el sector financiero sentado en el consejo de administración, lo que necesariamente supone un lastre añadido para su credibilidad. Este ha sido el marco general en todo el mundo, pero en España habría que añadirle los estragos causados por un puñado de directivos que han ido encadenando errores garrafales de cosecha propia, con consecuencias demoledoras para el periodismo, al mismo tiempo que aumentaban los bonus que se iban embolsando.
Se ha hablado ya mucho de Prisa, el grupo de comunicación de referencia en España, pero no tanto de Unidad Editorial -El Mundo, Expansión, Marca -, que pese al hundimiento sigue pilotado por el mismo CEO, como si la hecatombe de la casa no fuera con él. Por esto se agradece especialmente este valiosísimo libro de David Jiménez, que fue director de El Mundo apenas un año: aporta multitud de vivencias de primera mano, que no suelen salir de los despachos, y pistas que ayudan a entender mejor las causas del batacazo del segundo diario de España y en realidad del conjunto del sector, aquejado de males parecidos como consecuencia del hundimiento de las cuentas: a más debilidad económica, mayor dependencia del poder (político y, sobre todo, económico).
OTRAS GUERRAS: David Jiménez es un reputado periodista con más de dos décadas de experiencia como corresponsal internacional y de guerra. Pero a veces la experiencia en la guerra real sirve de poco ante las guerras en la redacción.
El libro de Jiménez, que se lee como si fuera un thriller, aporta muchos detalles de las guerras intestinas en la redacción. Es su versión y tenía derecho a contarla, pese a ser consciente de que se ha metido en un auténtico jardín. Pero lo de verdad interesante es la visión de insider sobre los intereses económicos y políticos de la empresa, a menudo incompatibles con el periodismo. Cualquier director/a los ha sufrido, pero este combate desigual es cada vez más imposible para el periodismo.
Si la empresa arropa a la redacción, la visión liberal del periodismo como cuarto poder, garante de la democracia, podría aún sostenerse. Pero si a la empresa no le salen las cuentas y sus gestores entran en la cocina de la redacción para proteger sus intereses, es el fin. El cuarto poder no puede serlo si está controlado por el poder. Lo sabíamos, pero ahora tenemos pruebas, irrefutables. La paradoja es que, sin embargo, el periodismo sigue vivo: este libro lo demuestra.