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El trabajo ya no es lo que era // Y el trabajo dejó de ser un lugar

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Diciembre 2020 / 86

"Cada vez es más difícil contestar a la pregunta: ¿Dónde trabajas?", escribe Albert Cañigueral en El trabajo ya no es lo que era. Se trata de un libro que se adentra en las transformaciones del mundo laboral de la mano de la tecnología, que reivindica la diversidad de modelos de trabajar (y de vida) existentes y que reclama una mirada pública, política y mediática, que reconozca e interiorice, guste o no guste, esa nueva realidad.

El trabajo ya no es lo que era
Albert Cañigueral, 
Conecta, 2020
Páginas: 288
Precio: 18,9 €

El autor estima que el 40% de la fuerza laboral en España no se ajusta al ensalzado modelo del "trabajo para toda la vida". Y es cierto que, para un número creciente de personas, resulta más y más complicado definir su identidad laboral en un entorno marcado por la fragmentación y la atomización de las relaciones. Más del 90% de los nuevos contratos que se firman son temporales. Ganan peso los parciales, se abren paso los freelancers en sectores profesionales, prolifera el trabajo por bolos o bajo demanda, los servicios se externalizan y las colaboraciones se expanden de la mano de las plataformas digitales que ya casan oferta y demanda en casi todas las actividades. Y cada vez es más habitual encontrar a personas que se multiplican en varios proyectos a la vez para llegar a final de mes, o en algunos casos por gusto. 

Aburrido por los debates enquistados en si los trabajadores de plataforma —que, insiste, no responden a un único perfil ni por intereses ni por condiciones— son autónomos o asalariados, y enojado por la reducción del universo de las plataformas digitales al fenómeno riders (repartidores), este ingeniero de formación se adentra en las transformaciones del trabajo en calidad de "explorador" bajo la confesada convicción de que la tecnología brinda la posibilidad de replantearse el concepto de trabajo en sí mismo. Identificado con la definición del trabajo del sociólogo Esko Kilpi —resolver problemas de otras personas—, sus ideas engarzan con los sectores partidarios de la máxima flexibilidad, porque vamos a un mundo con más trabajo y también a un mundo de empleo decreciente. Pero dicha flexibilidad, a juicio del autor, debe acompasarse con la necesidad de garantizar un sistema de protección social distinto para el conjunto de la ciudadanía.

En el futuro del trabajo, y en sus utopías personales, Cañigueral reserva un lugar destacado a los colectivos de trabajadores independientes para pelearse con los algoritmos y para unir sus intereses, porque el aislamiento hace estragos y cada freelancer busca su tribu. La del autor es Ouishare. 

Encajar, ¿por qué? Cañigueral defiende la normalización de tener múltiples identidades laborales al mismo tiempo

Otra de las utopías destacadas de El trabajo ya no es lo que era, que no entra en la carga ideológica de las transformaciones que describe, descansa sobre datos puestos al servicio del bien común, en lugar de estar en manos de organizaciones privadas.

El libro es un útil marco de debate para todo interesado en las transformaciones del trabajo. Revisa la evolución histórica del concepto, se detiene en el impacto de la pandemia y ahonda en las repercusiones de la automatización y la inteligencia artificial. Algunos estudios apuntan a que más de la mitad de los empleos que habrá en 2030 todavía no existen hoy. El suelo se mueve bajo nuestros pies.