Hijos del carbón // Crónica de un mundo que desaparece
Con el cierre de las minas de carbón no solo se acaba una actividad que hizo posible el desarrollo industrial de España; también se va para siempre una fuente de riqueza que modeló la economía, la sociedad y el entorno de decenas de comarcas repartidas por todo el país.
Hijos del carbón Noemí Sabugal Alfaguara, 2020 Páginas: 334 Precio: 18,90 euros |
Así lo cuenta la periodista leonesa Noemí Sabugal, hija y nieta de mineros, autora de un magnífico trabajo que es a la vez reportaje periodístico, libro de viajes y repaso histórico de la minería del carbón en España. Junto a ella recorremos las cuencas mineras de Asturias, León, A Coruña, Palencia, Teruel, Zaragoza, Barcelona, Lleida, Tarragona, Sevilla, Córdoba y Ciudad Real, todas las provincias en las que en algún momento se extrajo de la tierra este combustible fósil. La autora conversa en ellas con mineros jubilados, esposas y viudas de trabajadores y otras personas que tratan de revitalizar los pueblos afectados por el cierre de las minas.
Bien documentado y con abundantes referencias literarias, el libro relata los cambios que trajo consigo la sustitución de la actividad agrícola y ganadera por la minería, la época de esplendor de las zonas mineras a mediados del siglo XX y su posterior declive. En la narración queda patente cómo la despoblación es la consecuencia más triste del adiós al carbón. Un ejemplo: Asturias ha perdido casi 50.000 habitantes desde principios de este siglo, tres de cada cuatro de ellos en las cuencas mineras.
El fin de la minería también supone el cierre de las centrales térmicas que usan el mineral para generar electricidad, actividad que figura entre las causantes del calentamiento global. Ha sido precisamente la necesidad de reducir la contaminación, junto con el desarrollo de fuentes de energía limpias, la que ha dado la puntilla al carbón.
Tributo merecido: La autora rinde homenaje a las gentes de las cuencas mineras de toda España
Todas las zonas mineras siguen teniendo una cosa en común: la dificultad para transformar sus economías y encontrar nuevas fuentes de empleo. Sabugal relata cómo, en la mayoría de los casos, los intentos de desarrollar alternativas no se han materializado a pesar de contar con el apoyo de abundantes fondos públicos. La mala gestión, el fraude y la corrupción han echado por tierra decenas de proyectos.
Resulta emocionante la lectura de las páginas dedicadas a los numerosos accidentes que han jalonado la historia de la minería en España. El último ocurrió hace solo siete años en Pola de Gordón (León), con seis muertos. Solo en Asturias se calcula que entre 4.000 y 5.000 mineros se han dejado la vida en el interior de las explotaciones, sin contar con las decenas de miles fallecidos anticipadamente a causa de la silicosis, enfermedad pulmonar muy frecuente entre los trabajadores de la mina.
Además de haber sido fuente de riqueza, la minería del carbón ocupa un lugar de honor en la historia del movimiento obrero en España. Las huelgas de principios del siglo XX contribuyeron a mejorar las condiciones de trabajo, y los mineros fueron los grandes protagonistas de la Revolución de Asturias de 1934. La huelga minera de 1962 avivó la lucha contra la dictadura franquista, que la reprimió con extrema dureza.