La catedral de Turing // Del primer ‘bit’ al futuro digital
TECNOLOGIA: La catedral de Turing relata, sí, los orígenes de la computadora, la máquina universal. Pero casi tanto como en el pasado sondea en el futuro digital.
Estamos, por encima de todo, ante un homenaje a un puñado de científicos de verdad, de esos que funden trabajo, pasión y vida hasta que logran abrir nuevos caminos en los progresos de la humanidad. El grupo se mueve en un entorno específico creado ad hoc para generar conocimiento: el Instituto de Estudios Avanzados (IAS) de la Universidad de Princeton.
La categral de Turing
George Dyson
Debate, 2015
556 páginas. Precio: 28,41€ (12,34€ versión Kindle)
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Entre todas las almas entregadas a la investigación que desfilan por el libro —y especialmente durante la convulsa década de los cuarenta, marcados por la Segunda Guerra Mundial— destacan dos. En primer lugar, Alan Turing, el lógico, matemático y criptógrafo de origen británico que descubrió la vida digital y que se atormentó preguntándose hasta qué punto las máquinas podían llegar a pensar y reproducirse. Y seguidamente, John von Newman, el matemático de origen húngaro —por otra parte, visceral anticomunista— que lideró la construcción de un ordenador que hiciera realidad la visión de Turing.
La historia de Von Newman, del que se ignora si mantuvo colaboración directa con Turing, tiene mucho que ver con las bombas nucleares que estallaron sobre Hiroshima y Nagasaki, y también con el perfeccionamiento de los misiles balísticos intercontinentales. En realidad, una de las cuestiones que el libro ayuda a comprender es hasta qué punto el relato sobre los ordenadores y los mejores cerebros científicos — en especial, matemáticos e ingenieros, a menudo a la greña entre sí— se mezcla con la historia militar.
El alcance real del trabajo sobre armamento que se llevaba a cabo en el Instituto IAS se mantenía en secreto, pero el vaivén de personal militar y el trabajo que desarrollaban los matemáticos permitía adivinarlo. La catedral de Turing refleja también, sin embargo, cómo muchos científicos estaban en contra del trabajo bélico, empezando por el nobel Albert Einstein, coetáneo de los protagonistas y que temía como a la peste las llamadas “guerras preventivas”.
En ese contexto se enraízan la informática de los 60 años posteriores, y numerosas pistas sobre el mundo futuro de los bits y la inteligencia artificial. He aquí un (inquietante) botón de muestra de las reflexiones del libro: “Quienes habían tratado de utilizar los poderes de los ordenadores con fines destructivos descubrieron que uno de tales poderes era la capacidad de reemplazar a los seres humanos por algo distinto”.
Sí busca rastros del guión de Imitation Game en el libro de George Dyson, historiador de la tecnología e hijo del destacado físico y matemático Freeman J. Dyson, que también formó parte del clan investigador del IAS, mejor disfrute del cine.