Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo // Se fue Trump, pero siguen algunas causas
Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo Anne Case y Angus Deaton Deusto, 2020 Páginas: 384 Precio: 19,95 € |
El alivio por la salida de Donald Trump de la Casa Blanca puede llevar a la tentación de tirar del refranero popular: “muerto el perro, se acabó la rabia”. Sería un error. Por demagogo y disparatado que sea Trump, ha sabido explotar un sentimiento real de abandono y falta de horizontes en franjas importantes de la clase obrera, que de pronto quedaron rezagadas como meros daños colaterales de la modernidad. Trump ya no está, pero las causas que lo propulsaron permanecen y es imperativo abordarlas.
Quien tenga alguna duda, o crea que no hay para tanto, debería leer el estremecedor libro de Anne Case, catedrática emérita de Economía en Princeton, y su colega de departamento Angus Deaton. Son dos autoridades de la economía oficial y ortodoxa, el último incluso premio Nobel, que se definen como partidarios del capitalismo y de la economía de mercado. Y, sin embargo, su radiografía del disfuncional sistema económico estadounidense y de sus trágicas consecuencias, incluso criminales, ayuda a entender por qué Trump ha podido capitalizar a su favor el drama de extensas capas populares, básicamente blancos sin estudios universitarios. Seguro que hay otros colectivos que están todavía peor, pero nadie ha vivido un retroceso tan brutal en tan poco tiempo en todos los indicadores, económicos y sociales, coincidiendo con el gran salto de la globalización neoliberal, que hizo desaparecer las industrias sobre las que sostenían su vida.
No se trata solo de una cuestión de paro, desigualdad, ingresos o dificultades para llegar a fin de mes, que también. El problema, que se expone con la precisión de un cirujano, va mucho más allá: es de falta de horizonte, de destrucción de la comunidad y de mucho de lo que daba sentido a las vidas de mucha gente.
Disfunción: Radiografía del sistema económico estadounidense y sus trágicas consecuencias a cargo de dos profesores de Princeton
El hilo conductor de este desastre en la mayor potencia económica del mundo es la tragedia de muertes por desesperación, que engloba suicidios, alcohol y drogas, legales o ilegales, que han servido de escapismo y han adquirido una magnitud de auténtica epidemia entre la clase trabajadora blanca sin estudios hasta el punto de que se ha reducido incluso su esperanza de vida. Las drogas legales, a partir de opiáceos con receta médica que han provocado decenas de miles de muertes, son a la vez síntoma de las causas y consecuencias de esta tragedia: mala praxis generalizada en una sanidad privada ávida de beneficios, tomada por el lobby farmacéutico y encima brutalmente cara: ningún país destina un porcentaje tan alto del PIB a la salud (ya se acerca al 20%) ni de forma tan ineficiente. Hasta el punto de que Case y Deaton consideran que el excesivo peso del sector sanitario es ya el principal asfixiante de la economía estadounidense.
El gran salto de la globalización neoliberal y también la posterior prescripción masiva de opiáceos para mitigar la desesperación coincidieron con presidencias demócratas. En lugar de tratar de locos a los votantes de Trump: ¿les prestarán ahora atención?