Otra economía es posible //Manuel Castells, la economía alternativa
‘Otra economía es posible’ es una colección de artículos con tres niveles de lectura.
El libro anterior de Manuel Castells sobre la crisis de 2007-2008 (Después de la crisis, Alianza 2013) se centró en el análisis de las culturas que hicieron posible esa catástrofe global de consecuencias conocidas. Edita ahora un nuevo volumen (Otra economía es posible, Alianza 2017), poniendo esta vez el foco en culturas cuya aspiración es crear una economía alternativa.
Otra economía es posible Manuel Castells Oliván Alianza Editorial, 2017 296 páginas 19,50 € |
Se trata de una colección de artículos con tres niveles de lectura. El primero arranca de las convicciones de Castells sobre la sociedad informacional y las relaciones de poder que se tejen sobre las redes de comunicación global. Cito del capítulo de conclusiones: “Sabemos — al menos yo sé— que la modalidad actual del capitalismo informacional global sin restricciones es insostenible económica, social y ecológicamente”.
En paralelo, y ello constituye el segundo nivel del libro, se argumenta la justificación de que otra economía es posible. El objetivo de las actividades económicas es la generación y apropiación de valor. Una larga tradición académica, iniciada a la estela de anteriores crisis, muestra que la definición de valor en cada entorno social depende de lo que los grupos sociales, incluyendo las instituciones y las normas que de ellas emanan, consideran como valioso. De este modo, el concepto de economía y el modo de organización de las actividades económicas es una invención social, por tanto contingente, y que admite tantas alternativas como el propio concepto ideal de sociedad. Porque, tomando prestadas palabras de Zygmunt Bauman, “todas las sociedades son fábricas de significados, […] semilleros de la vida con sentido”.
Entendida en su sentido sistémico, lo que constituye la economía es el conjunto de procesos de distribución y gasto de los excedentes generados por multitud de actividades económicas. La historia muestra que la definición de esos procesos depende de los valores que guían el comportamiento de los agentes económicos. En este sentido, cuando la cultura se entiende como un conjunto de códigos de pensamiento y comportamiento socialmente aceptados, la economía es un producto cultural, y por tanto mutable.
Los comportamientos individuales están también condicionados por las instituciones y las relaciones de poder que las han conformado. El modo en que se conforma la organización económica está, pues, mediatizado por procesos políticos. En este sentido, la economía es, inevitablemente, también política y sujeta a políticas.
Desde esta doble óptica cultural y política, los ejemplos tratados en el libro incluyen las perspectivas de una economía que dará prioridad a la sostenibilidad en lugar de al crecimiento, o de una que valorará los cuidados domésticos que se llevan a cabo mayoritariamente fuera del mercado.
LITERATURA DE NEGOCIOS: Los ejemplos expuestos en el libro incluyen las perspectivas de una economía que da prioridad a la sostenibilidad en lugar de al crecimiento o de una que valora los cuidados domésticos fuera del mercado
En lo que constituye su tercer nivel de contenido, el libro analiza también algunas prácticas económicas alternativas que han aparecido en Grecia y España a raíz de las crisis social y política en que se ha metastatizado la crisis financiera global. De modo coherente con la fidelidad al rigor académico que Manuel Castells se exige a sí mismo y a sus colaboradores, esos experimentos se analizan de forma cualitativa y cuantitativa a partir de los resultados de una observación empírica llevada a cabo por investigadores durante un período de varios meses.
Aparte de los datos numéricos, más orientados a académicos o investigadores, me ha parecido de especial interés el análisis desde la óptica del procomún de las alternativas económicas surgidas en Grecia. Una de sus características es la de la liminalidad; las personas que se asocian para colaborar en una iniciativa de economía alternativa no lo hacen, como mínimo en una primera fase, en función de su identidad o adscripción a una identidad o una ideología, sino en función de los resultados prácticos perseguidos. Son de este modo transversales e inclusivas, pero también provisionales y apenas están estructuradas formalmente. Una segunda característica es que estas iniciativas se expanden poco a poco en forma de un movimiento rizomático, que no comienza ni termina en un punto específico y en que los conceptos de centro y periferia carecen de relevancia.
Se constata finalmente que, pese a su rápido crecimiento inicial, la escala de las alternativas estudiadas sigue siendo pequeña en el contexto de la economía convencional. Utilizando la terminología de la literatura de negocios, transformar la economía dominante exige innovaciones disruptivas, como lo son sin duda las consideradas. Pero, como esa misma literatura pone de manifiesto, puede que acaben por desplazar a las de las organizaciones económicas convencionales, pero también que éstas se apropien de los marcos mentales y el lenguaje de esas iniciativas para consolidarse. Los claroscuros de la llamada “economía colaborativa” serían un precedente. Fieles a su enfoque académico, los autores no hacen predicciones de futuro ni apuntan propuestas culturales y políticas que pudieran decantar el futuro en uno u otro sentido. Queda pendiente.