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¿Para qué sirve realmente la economía? // La utilidad de la economía

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Enero 2016 / 32

PENSAMIENTO: Una exposición clara de las diferencias entre la Economía Convencional y la Economía Crítica. 

La economía se ha convertido en la asignatura de moda en los últimos años, sobre todo tras el estallido de la crisis financiera. Los ciudadanos se han familiarizado con términos como prima de riesgo, rescate, déficit, deuda, productividad y desempleo. Sin embargo, la circunstancia de que la economía afecte cada vez más a nuestras vidas y utilicemos más estos conceptos no implica que sea fácil discernir si la economía es útil para mejorar las condiciones de vida de la gente.

¿Para qué sirve realmente la economía?
Miren Etxezarreta
Paidós, 2015
251 páginas. Precio: 16 €

Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha asumido con éxito el reto de intentar explicar para qué sirve realmente la economía. Antes de responder a la pregunta, Etxezarreta ha tenido la honestidad de advertir a los lectores de que su análisis no es neutral. Siguiendo el criterio del premio Nobel de Economía sueco Gunnar Myrdal, la autora cree que “se deben explicitar desde el principio las premisas de las que se parte”. 

Etxezarreta considera que existen dos grandes escuelas del pensamiento: la Economía Ortodoxa o Convencional y la Economía Crítica. El libro analiza estas dos líneas de análisis y con su exposición se ve claramente el por qué de su opción por el análisis crítico.

En su opinión “la Economía Convencional pretende ‘demostrar’ que lo que es conveniente para los intereses económicos dominantes es también favorable a los intereses generales de la sociedad”. A su juicio esta es una percepción muy sesgada. Etxezarreta considera que el pensamiento económico convencional “proporciona unas recetas de actuación que convienen al poder económico, al tiempo que se ocupa de mantenerlo, expandirlo y proporcionarle la legitimidad ‘científica’ que necesita”.

Por el contrario, la Economía Crítica propugna una política que mejore la sociedad y la vida de los ciudadanos. Entre las escuelas críticas, la autora destaca por una parte el marxismo que no se plantea “mejorar” el sistema capitalista, sino intentar eliminarlo. Otras escuelas, como los seguidores del italiano Piero Sraffa y los institucionalistas, sostienen propuestas más genéricas. Dentro de este campo, la profesora recoge otras líneas de pensamiento crítico como los poskeynesianos, los regulacionistas y los radicales norteamericanos que “generalmente propugnan el intervencionismo para paliar los peores efectos de los mercados”.

En opinión de Etxezarreta, la diferencia entre ambas escuelas es su actitud ante el capitalismo. La escuela Convencional  disimula la explotación de la inmensa mayoría de la población para beneficio de unos pocos propietarios, mientras que la Crítica trata de desvelar las consecuencias  para las distintas clases. Sin duda, la Economía Crítica aparece como más útil.