Reformas en la Gran Depresión // Las relaciones laborales en la sociedad del riesgo
Durante la crisis, Europa ha sido escenario nada menos que de 90 reformas laborales. De ellas, al menos 55 explicitaban que buscaban una menor protección del asalariado.
Estas reformas se aplicaron entre 2007 y 2014 y se vendieron a la opinión pública de los países europeos como la única respuesta a las supuestas necesidades imperativas de la globalización y la competencia. Han implicado la toma de medidas similares y la foto resultante es parecida. ¿Han logrado su objetivo?
Reformas en la Gran Depresión Varios autores. Coordinan: Santos Miguel Ruesga y José Ignacio Pérez Infante. Tirant Editorial, 2016 231 páginas. Precio: 18,90 € |
El libro Reformas laborales en la Gran Depresión, un compendio de varios trabajos de análisis sobre lo ocurrido en Europa en materia laboral , con especial incidencia en España, responde a esta pregunta.Santos Miguel Ruesga y José Ignacio Pérez Infante, sus coordinadores, coinciden en que sí se ha avanzado hacia una mayor flexibilidad en la contratación, en el abaratamiento de coste de los despidos, en las devaluaciones salariales y en una creciente descentralización de la negociación colectiva.
Sin embargo, este mercado más flexible no ha ido acompañado de la medicina que en teoría receta Bruselas como complemento: la llamada flexiseguridad. El aumento de la flexibilidad no ha ido en absoluto aparejado de garantías de seguridad para el trabajador, ni de formación para que quienes han perdido el trabajo puedan reciclarse y seguir siendo empleables. Tampoco los instrumentos que aseguran un cierto nivel de ingresos han parado el golpe: han sido objeto de revisiones de las condiciones para obtenerlos con el fin de introducir trabas, lo que ha derivado en una menor cobertura. El resumen es un mazazo: estamos ante “la deconstrucción del Estado de bienestar”.
El caso de España es extremo, en especial a resultas de la última reforma de 2012. Los autores constatan que se ha resuelto el problema de la “cantidad” de trabajo a costa de su “calidad”, del empobrecimiento de los trabajadores y de una brecha creciente entre colectivos de empleados.
El libro es un compendio de varios artículos de análisis elaborados por expertos laborales que, desde distintas ópticas, no dejan resquicio para la complacencia.
Fernando Valdés Dia-Ré, catedrático de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad Complutense, reflexiona sobre el activismo normativo producido en España, donde el 70% de las normas han tomado forma de real decreto-ley, previsto para situaciones “de urgente y extraordinaria necesidad”. El autor repasa las principales medidas aprobadas y las razones aducidas para recurrir a este tipo de norma. Concluye tanto que se ha abusado de esta práctica como que se ha fortalecido la posición del empresario en los equilibrios con los trabajadores.
La hipertrofia del sector inmobiliario durante los años del boom, que explica el grueso de los puestos de trabajo generados en España entre 1994 y 2008, es el punto de partida para el análisis que el ex ministro e investigador en el Instituto Universitario Ortega Marañón, Valeriano Gómez ,hace de lo ocurrido tras la entrada en vigor de la última reforma laboral del PP. Gómez rechaza la idea de que una supuesta mayor rigidez del despido en España sea el factor que explique nuestros problemas diferenciales en el ámbito laboral. Para ello, aporta experiencias y datos comparados con Francia, Alemania e Italia. La explicación de la trituradora de empleos durante la crisis fue, según este autor, la persistencia de la política de austeridad a ultranza, unida al corte del crédito a las empresas. La reforma laboral de 2012, además, habría intensificado la destrucción de empleo.
DECEPCIÓN A LA HORA DEL BALANCE Este es un libro muy crítico contra las reformas laborales aplicadas en España, y en especial la que el Gobierno del PP realizó en 2012 sin negociación de por medio. Mucha ‘flexi’
y poca seguridad y poca seguridad
Santos Ruesga, catedrático de Economía Aplicada de la Autónoma de Madrid, incide en la interconexión entre las políticas de austeridad y las reformas laborales y concluye que estas últimas son una especie de complemento perfecto del “discurso de la política económica auspiciada, cuando no impuesta, por los organismos comunitarios a los países deudores, bajo el amparo de los países europeos acreedores”. Es decir, los que mandan más, empezando por Alemania.
Vamos, además, a un mercado laboral con más autónomos sin asalariados, por una parte, y de empresas más pequeñas y bajo valor añadido, sin que se atisbe en el horizonte una estrategia para incrementar la productividad del trabajo.
En definitiva, es un panorama desolador el que describen los autores, que tienen claro que el crecimiento del empleo en España no responde al que se describía en la reforma laboral española: fomentar el empleo “estable y de calidad”. Se ha dado una especie de reparto interno del trabajo, con un desplazamiento de contratos temporales a tiempo parcial por indefinidos con la jornada partida. El 60% de quienes cuentan con un contrato de este tipo confiesan que es lo único que encontraron.