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Una lección olvidada // Paisajes de las tragedias y maravillas de Europa

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Noviembre 2018 / 64

Un viaje por los distintos episodios dramáticos de Europa en busca de su pasado.

Aparenta ser un libro de viajes, pero en realidad es un gran texto de ideas. De profundas ideas sobre la realidad y el futuro de Europa. Quizá los 20 relatos que ha escrito Guillermo Altares, desde su perspectiva como mochilero, turista o periodista, no son más que un recurso literario para realizar un exhaustivo examen de las tragedias y maravillas que ha vivido Europa durante el siglo XX. Son vivencias personales muy bien escritas que arrastran al lector en la búsqueda de las raíces de nuestra historia.

Una lección olvidada.  Viajes por la historia de Europa.
Guillermo Altares
Tusquets Editores
478  páginas. Precio: 22,90 euros

El autor nos advierte de entrada de los condicionantes del momento histórico que han influido en sus reflexiones y escritura. Sostiene que nuestra visión del pasado de Europa “siempre ha sido “mucho más imprevisible que su presente, y, desde luego, que su futuro”. El pasado “cambia porque el presente que muta constantemente condiciona la mirada”. Y en este sentido reconoce que la gran crisis económica que arrancó en 2008 ha marcado sus crónicas. Observa que la confianza en Europa se ha transformado muchas veces en pesimismo y expresa su preocupación por el ascenso del autoritarismo y de los partidos que niegan los principios elementales como la libertad de expresión o coquetean con el racismo.

Los acontecimientos, paisajes y episodios que describe el viajero adquieren el registro de un riguroso ensayo por la extraordinaria documentación que fundamenta sus análisis. La personalización de las historias con destacados intelectuales y protagonistas de las mismas facilita la comprensión de los acontecimientos. Hay un gran esfuerzo de contextualización histórica, con profusión de citas bibliográficas, de autores de referencia como los historiadores Jacques Le Goff y Antony Beevor que proporcionan una visión más densa de los personajes, paisajes, monumentos y obras de arte que aparecen en las crónicas.

Desde el primer relato que arranca en las pinturas más antiguas de la humanidad descubiertas en 1994 en la cueva de Chauvet en Francia de hace 36.000 años, hasta las recientes guerras de la antigua Yugoeslavia, que el autor cubrió en numerosas ocasiones como periodista de El País, el texto rezuma humanismo y obsesión por la repetición de las tragedias. Destaca la relevancia de los descubrimientos de las pinturas prehistóricas porque “transformó nuestra visión de lo que somos a través del conocimiento del pasado”.

El libro tiene grandes momentos de emoción como la entrevista a la pensadora húngara Ágnes Heller, discípula de György Lukács que para el autor resume el temperamento trágico del siglo XX. Tras sobrevivir al Holocausto cuando era adolescente, sufrió el asesinado de su padre en Auschwitz, y pasó por dos largos exilios en Melbourne y Nueva York. Heller confesó al autor que a pesar de que había visto “cómo en nombre de la razón se mataba a millones de personas”, afirmó sonriendo “las personas buenas existen, siempre han existido y siempre existirán. Y sé quiénes son las buenas personas”. 

LOS ESTRATOS DEL PASADO: El objetivo del libro es recorrer diferentes espacios de Europa en busca de los estratos de su pasado, desde una cueva que pintaron los primeros homo sapiens hasta las guerras de los Balcanes

Hay impresionantes historias como las carnicerías en batalla del Somme en 1916 en la Primer Guerra Mundial y la batalla de Madrid en 1936, cuando era el lugar donde se jugaba el futuro del mundo según su admirado reportero de The New York Times Herbert L. Matthews. En el libro hay muchas batallas desde Grecia, Roma, la Edad Media, las guerras mundiales. Es una historia que define a Europa como una infinita acumulación de batallas, un palimpsesto de horrores”.

La lectura absorbe porque transpira autenticidad, “soy un defensor de la Transición, porque soy un producto de ella”. Y del compromiso: “la mayoría de españoles de mi generación pensamos que la Unión Europea mejoró nuestras vidas, una idea contestada, de manera preocupante, por europeos de otras generaciones y otros países”.

Altares acaba su historia con la esperanza de extraer una lección de la historia de Europa: “Deberíamos aprender a vivir con el pasado”, afirma,” para que nos ayude a comprender el presente pero sin contaminarlo con sus fantasma y sin pensar que nos pertenece”. En síntesis, “tenemos que construir sobre ese pasado no desde ese pasado”. Y advierte sensatamente: “no vamos a encontrar ninguna respuesta en el pasado”. “Nuestros problemas son otros”. Añade y menciona el cambio climático, la despoblación de las zonas rurales, la desigualdad, la incapacidad para acabar con la pobreza, la contaminación la desaparición de los insectos y las sequías.