73. — RECOPILACIÓN // Día 25
Al empezar el confinamiento comencé a escribir este comentario diario, como forma de terapia. Mañana pasamos a fase 1: es el momento de acabar esta especie de cuaderno de confinamiento.
Mi pesimismo nunca quiere ser derrotista. Aunque las cosas estén mal siempre hay que tratar de enfrentarse a ellas. Aceptar la derrota de antemano tiene una cierta belleza estética, pero siempre he preferido a los personajes que tratan de no rendirse aunque saben que tienen las que perder. Seguro que tiene que ver con mucho del cine que vi de niño y adolescente, en el que salía gente de este tipo (me viene a la memoria el Robert Mitchum de Río sin retorno). Y la única forma de hacer frente a lo que está viniendo es que nos empeñemos en explicar, combatir y desarrollar las mejores cosas que hemos visto en estos días dramáticos.
Este virus nos ha dado una lección de universalismo: nos ha señalado lo ineficaz de las fronteras y, en muchos casos, su peligrosidad.
Y hemos visto lo ineficiente y absurda que es nuestra organización social.
La importancia de un sistema público de sanidad, que a pesar de lo mucho que ha sido debilitado ha mostrado su capacidad de resistencia y la importancia de reforzarlo. La actuación de algunos servidores públicos, que dentro de sus limitaciones han tratado de paliar lo peor. La importancia de mucha gente corriente, que con menos reconocimiento social y protección que los sanitarios ha garantizado las condiciones de vida básicas. Mucha gente haciendo cosas muy diversas: en residencias, en servicios a domicilio, en transportes, en supermercados, en limpieza... La importancia de la cooperación por encima de una competencia que no desempeña ningún papel en dar respuestas serias. La movilización de gente en muchas redes motivada por un sentimiento altruista sin el cual las cosas no pueden funcionar.
Este virus, además, nos ha dado una lección de universalismo: nos ha señalado lo ineficaz de las fronteras, y en muchos casos su peligrosidad. Y hemos visto lo ineficiente y absurda que es nuestra organización social.
Todos estos aprendizajes deben convertirse en respuestas, nunca satisfactorias al 100%. Pero todos los progresos humanos funcionan así, con pasos grandes y pequeños, con contradicciones y vuelta a empezar. Estoy convencido de que hay una masa social, muy diversa en su composición, que ha visto reforzado su convencimiento en lo público, lo cosmopolita, lo solidario, lo cooperativo. Ahora es el momento de convertir estos aprendizajes en propuestas y acciones para que de esta crisis sanitaria podamos sacar algún avance civilizatorio, por modesto que sea.