Accede sin límites desde 55 €/año

Suscríbete  o  Inicia sesión

Darwin

Comparte
Pertenece a la revista
Noviembre 2015 / 30

La economía, queridos amigos, tiene una médula darwinista. Como la vida misma. Y no creáis que me refiero solamente al capitalismo, porque las experiencias socialistas conocidas hasta la fecha resultaron de un darwinismo tan áspero como la policía húngara. En el universo económico, como la vida, importa mucho ser fuerte y adaptable. A corto plazo, lo esencial es la fortaleza.

Alemania constituye un buen ejemplo. Ahí está lo de Volkswagen: un fraude masivo a las administraciones, que creían estar subvencionando automóviles poco contaminantes, y a los consumidores, que creían estar comprándose un cochecito limpio y honesto. Volkswagen ya está sufriendo un castigo bursátil y la broma acabará saliéndole muy cara. Pero se habrán fijado dónde se concentra el acongojo por las consecuencias del fraude. En efecto, perspicaces amigos: fuera de Alemania. Si la cosa empeora (el asunto acaba de empezar) serán filiales como Seat en Barcelona o factorías como la de Landaben en Navarra y plantas como las de México o Brasil, las que pagarán el pato. Cualquier hipotético recorte se hará en las ramas, no en el tronco.

Lo mismo puede decirse de una industria más pujante que la del automóvil, la del fútbol. Se sospecha que Alemania compró su Mundial de 2006 con sobornos a los capitostes de la FIFA, eso de lo que siempre se acusa (con razón) a rusos y árabes. Sin embargo, esta cuestión no acarreará, probablemente, grandes consecuencias. En el fútbol, el soborno es como el balón. Sin él no se juega.

En el fútbol, el soborno es como el balón; sin él no se juega

Gracias a los fugitivos sirios, Alemania seguirá siendo fuerte

Las ventajas de la fortaleza se hacen patentes incluso en asuntos que parecen ajenos a la economía. Alemania recibirá este año unos 800.000 refugiados, cosa que honra a Angela Merkel, y los alemanes protestan. Protestan porque se niegan a ver que las incomodidades y problemas a corto plazo se compensarán con el tiempo: Alemania tiene una población vieja y necesita trabajadores que ayuden a pagar las pensiones. El futuro pensionista Heinz cobrará gracias a las cotizaciones del currante Alí. Gracias a los fugitivos sirios, Alemania seguirá siendo fuerte. Lo que iría muy bien, para Alemania y para toda Europa, es que además de fuerte fuera un poco más adaptable.