Economía 22
La sátira más feroz contra la guerra fue publicada por Joseph Heller en 1961. Se trata de una novela llamada Catch 22, o Trampa 22. La trampa que da nombre al libro es la siguiente: hay que estar loco para realizar misiones aéreas porque las defensas enemigas derriban muchos aviones, pero cuando un piloto pide una revisión psicológica demuestra, justamente porque la pide, que no está loco y, por tanto, no merece la baja; el resultado es que nadie, cuerdo o loco, se libra de combatir.
Ahora consideremos lo que dicen instituciones como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Dicen que para salvaguardar el Estado de bienestar y asegurar las pensiones más allá de 2025, las economías europeas deben funcionar a pleno rendimiento y alcanzar el pleno empleo, o casi. El mensaje es duro. Conseguir el objetivo parece realmente difícil. Pero, considerando la continua prolongación de la expectativa de vida y la competencia comercial de otros continentes, suena hasta cierto punto razonable. Bien. ¿Qué hay que hacer, según esas mismas instituciones, para que la economía funcione al máximo y el desempleo llegue al mínimo? Pues desmantelar el Estado de bienestar y reducir las pensiones. O sea, que para proteger el elemento distintivo de las sociedades europeas, la viga maestra que les confiere estabilidad, hay que destruirlo primero. ¿Qué les parece? Es una auténtica trampa lógica. Podríamos llamarla Economía 22.
En España tenemos ya experiencia en la Economía 22. Llevamos, por ejemplo, toda una legislatura de recortes en el gasto público y, sin embargo, la deuda pública ha subido desde los 649.000 millones de 2010 a más de un billón en la actualidad. También nos aseguran que el Gobierno ha logrado reducir el paro. Pero la población activa (la gente en disposición de trabajar) era en 2010 de 23,2 millones de personas, y ahora es de 22,8. Eso significa que el paro se reduce con emigración y jubilaciones. Maravillas de la Economía 22.
