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La década prodigiosa

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Octubre 2017 / 51

Hace ya diez años que lo descubrimos: vivíamos, gastábamos y nos tocábamos las narices muy por encima de nuestras posibilidades. Hemos pagado aquella juerga inenarrable (que a mí se me pasó trabajando, pero que ustedes seguramente disfrutaron mucho) con una devaluación salarial y una precariedad que nos teníamos bien merecida. Confiemos en haber aprendido la lección: nadie debe vivir por encima de sus posibilidades. Salvo los bancos, que para eso están. Y también algunos políticos. Y los del fútbol. Y ya está, nadie más.

“...Y nos tocábamos las narices por encima de nuestras posibilidades”

“Desde que el país ‘ha hecho los deberes’ esto va como un tiro”

Han sido diez años que nos han enseñado muchas cosas. No confiábamos demasiado en Mariano Rajoy; sin embargo, ha logrado crear muchísimo empleo estable y de calidad, gracias al cual se podrá pagar la factura del rescate bancario sin que apenas lo sintamos, y ha ayudado a encauzar la cosa de Cataluña por el sendero del entendimiento y la alegría. También ha hecho mucho por la vivienda: como los pisos ahora tienen precios accesibles, ya no nos hace falta endeudarnos hasta las cejas para comprarlos o, si somos de natural caprichoso, alquilarlos. Eso es bueno: endeudarse hasta las cejas está por encima de nuestras posibilidades.

Qué década tan provechosa, amigos míos. Algún rato malo hemos pasado, cierto, pero ha valido la pena. Desde que el país “ha hecho los deberes” (que es como Rajoy llama a decir sí a lo que mande Angela Merkel y pasarle los problemas políticos al Tribunal Constitucional), esto va como un tiro. ¡Recuperación! ¡Relanzamiento! ¡Optimismo! ¡Cómo han mejorado las cosas desde 2007! Todos hemos notado una mejor redistribución de la riqueza, unos servicios públicos más eficientes, el apuntalamiento del sistema de pensiones y, en fin, un bienestar tan generalizado que casi parece, ay, por encima de nuestras posibilidades.

Doy gracias a quienes han hecho posible tanta felicidad y les dejo, que se me acaba el espacio y tengo que tomarme la pastilla.