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Salchichas titulizadas

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Octubre 2016 / 40

La palabra titulización es cada vez más frecuente en la jerga financiera. Y tal vez quede alguien que no haya pillado aún el concepto. Intentaremos explicar en qué consiste la titulización y para qué sirve, porque la información es útil: el banco nos va a engañar de todas formas, pero al menos sabremos por dónde nos la han metido.

Supongamos que tiene usted en casa, querido lector, unas cuantas carcasas de pollo y pavo, unos huesos de cerdo con hermosos cartílagos, un poco de amoníaco, unos frascos de colorantes y antioxidantes, fécula y un pellizco de estabilizador. Le gustaría vender esos productos inútiles, pero no hay quien se los compre. ¿Cómo sacar dinero de ese montón de residuos? Muy fácil, dilecto amigo: aplique un sencillo proceso de separación mecánica sobre los huesos y carcasas, mezcle la pasta resultante con los productos químicos y le saldrán unas estupendas salchichas de frankfurt. La venta está asegurada. Felicidades.

La titulización de activos es algo muy parecido a la fabricación de salchichas. El banco tiene, supongamos, un montón de hipotecas concedidas, de las cuales unas cuantas son de cobro más que dudoso. Quiere sacárselas de encima, pero ¿quién va a comprar esas hipotecas chungas? Nadie. Lo que hace el banco, entonces, es trocear finamente las hipotecas, mezclar las buenas con las malas, moldear y empaquetar las salchichas en forma de título hipotecario (cédulas, bonos, etc.), que, a través de una sociedad intermediaria, la clientela comprará con entusiasmo. El riesgo de las hipotecas, como las carcasas de pollo, se transforma, se diluye y acaba en manos de terceros. Y el banco recupera el dinero que prestó.

Un banco puede vender hipotecas de cobro difícil si las mezcla bien

El problema radica en que es difícil distinguir lo sano de lo venenoso

Por supuesto, no todas las cosas titulizadas son tóxicas o de mala calidad. David Bowie, sin ir más lejos, titulizó los derechos de autor de sus canciones y traspasó al público el riesgo de que nadie quisiera escucharlas en el futuro, cosa poco probable. También hay salchichas de frankfurt de buena calidad. El problema, tanto en las salchichas como en las titulizaciones, radica en que es difícil distinguir lo sano de lo venenoso.