Vivir, sí, ¿pero dónde?
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Estoy mirando un anuncio inmobiliario. Se trata de un piso “maravilloso” y “exclusivo” (eso dice el anunciante) con una extensión de 58 metrazos, vistas a un muro y con medios de transporte muy cercanos: está entre las vías del tren y una carretera, en las afueras de una gran ciudad. El alquiler cuesta 960 euros. Una ganga. Teniendo en cuenta que el salario medio en España es de 1.700 euros brutos mensuales, el ciudadano medio puede permitirse tranquilamente residir en ese piso “maravilloso” y “exclusivo” y, además, comer pan y fideos hasta hartarse.
Uno entiende que a la gente le preocupe el desempleo, la marcha de la economía y ahora, con la pandemia, la cuestión sanitaria. Eso dicen los sondeos. Hasta ahí, normal. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, también preocupa mucho el “mal comportamiento” de los políticos. Vale, se comprende. ¿Y la vivienda? Supongo que, como la proverbial rana que hierve poco a poco sin darse cuenta, nos...
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