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AVE: LECCIONES PARA LA IZQUIERDA

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Julio 2013 / 5

Lo del AVE en España ha trascendido fronteras. La Comisión Europea no pudo seguir mirando hacia otra parte, y en la página 38 de su Evaluación del Programa Nacional de Reformas y del Programa de Estabilidad de España para 2013, de 29 de mayo, se lee: “Hay que analizar con más rigor la relación coste-beneficios de los proyectos propuestos a fin de evitar nuevas sobreinversiones y optimizar la infraestructura existente”. 

El PNR 2013 expone algunos objetivos contradictorios para la política de transporte, como reducir los costes de explotación de la red y seguir construyendo líneas ferroviarias de alta velocidad. En la Comisión saben bien que el AVE en España ni siquiera recupera costes de explotación (olvídense de la infraestructura), y que cada nueva inversión agrava el problema.  

Los estudios oficiales (pagados con fondos públicos) de impacto económico son delirantes. En un artículo publicado tras la inauguración de la línea Madrid-Valencia se muestra que la estimación de impacto presentada por el ministro José Blanco multiplicaba por más de 16 veces la real. Eso aceptando las previsiones de tráfico del Gobierno, que la realidad ha revelado como muy optimistas, como siempre.

Sobre el AVE en España se pueden decir muchas cosas (por otra parte, ya escritas en España, capital París, Destino, 2012), pero ahora quiero centrarme en algunas lecciones para la izquierda. 

Los recursos públicos nunca son infinitos, como llegó a creerse en la década maravillosa y todavía parecen creer algunos. Siempre tienen un coste de oportunidad: políticas en que no van a ser empleados. Es normal (no lógico) que la obsesión por el gasto en AVE haya marginado la inversión en ferrocarril de mercancías y metropolitano (esto último en unos sitios más que en otros), aun siendo estas las inversiones ferroviarias con más rentabilidad social. También que haya degradado los servicios regionales, aunque estos vertebran mucho más que cualquier AVE. Lo que el AVE hace mejor es dar un enorme subsidio a sus usuarios, bien regresivo según el perfil personal y profesional del usuario tipo. 

El PSOE fue a las elecciones de 2004 con un programa que incluía la racionalización del disparatado plan de AVE para todos (a Madrid) de José María Aznar. Pero gobernó bajo la divisa “y dos huevos duros”, añadiendo 1.000 kilómetros a los heredados. Será recordada por tiempo la frase de la ministra Magdalena Álvarez: “Estamos cosiendo España con cables de acero”. Nacionalismo banal en estado puro, bajo la bendición del presidente que quería tener la red más larga del mundo. ¡Y vaya si se ha logrado! Ni la de China es comparable por población y superficie. Pero la contribución de la izquierda española a ese logro no es motivo de orgullo, sino de vergüenza, y también reflejo de su impotencia ideológica. Lecciones para no olvidar.
 

 

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