Nos enfrentamos a una crisis global que es a la vez democrática, socioeconómica y ecológica. De ahí que cualquier herramienta comercial que negocie la Unión Europea tendría que mejorar la calidad democrática de nuestra sociedad, disminuir la desigualdad y la brecha entre los más enriquecidos y más empobrecidos, y combatir de forma eficiente el cambio climático.
El crecimiento de la década de los noventa y dos mil era insostenible. Tanto que, tras estallar la burbuja inmobiliaria, España tiene la segunda tasa de paro más alta de la UE (solo después de Grecia) y vive como si tuviera a su disposición más de tres (...)
Por Florent Marcellesi
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